Las fuerzas armadas francesas acogen sin comentarios el triunfo de Mitterrand
El Ej¨¦rcito franc¨¦s no se ha inmutado ante la elecci¨®n de Fran?ois Mitterrand como presidente de la Rep¨²blica. En estos medios no se hizo comentario alguno durante los ¨²ltimos d¨ªas y ¨²nicamente se record¨® que ?el Ej¨¦rcito franc¨¦s es profundamente legalista?. Lo que ahora se espera es el nombre del futuro ministro y su pol¨ªtica. La gran mayor¨ªa del Ej¨¦rcito galo, seg¨²n sondeos realizados re cientemente, vot¨® el domingo ¨²ltimo por Val¨¦ry Giscard d'Estaing.
Entre un 15% y un 20% se supone que colabor¨® en la elecci¨®n de Mitterrand. Ante el resultado del escrutinio, los jefes y oficiales de los tres ej¨¦rcitos, de los que Mitterrand es el jefe supremo, seg¨²n lo estipula la Constituci¨®n, de entrada no se manifiestan en ning¨²n sentido. Por otra parte, nadie imagina en este pa¨ªs que los militares puedan obstaculizar en lo m¨¢s m¨ªnimo la preeminencia del poder civil. Su ¨²ltima aventura, durante la guerra de Argelia, parece ser que sirvi¨® de modelo para no repetir.
Tres puntos de la posible pol¨ªtica de Mitterrand preocupan al Ej¨¦rcito galo. En los tres casos, como ocurre con el resto de lo que fue su programa electoral, se conocen las opciones o sugerencias de Mitterrand, pero no con precisi¨®n la normativa aplicable en la pr¨¢ctica.
Mitterrand es partidario de reducir la duraci¨®n del servicio militar a seis meses y, en segundo lugar, los diversos programas socialistas hablan del derecho de los soldados ?a la libertad de reuni¨®n y de asociaci¨®n?, de igual manera que ?la objeci¨®n de conciencia ser¨¢ respetada conforme a la ley vigente?. Ya se ver¨¢ en qu¨¦ t¨¦rminos se traducen esos principios socialistas, pero los militares, que no tienen nada en contra de la libertad de expresi¨®n, no son favorables a una eventual sindicalizaci¨®n de los soldados.
Por fin, el nuevo ministro de la Defensa, que podr¨ªa ser Charles Hernu, experto socialista en temas militares desde hace a?os, tendr¨¢ que tomar medidas inmediatas concernientes al desarrollo de las fuerzas de disuasi¨®n at¨®mica.
Se tratar¨ªa de programar la construcci¨®n de uno o dos submarinos at¨®micos m¨¢s (actualmente existen seis), y ello es importante cara a la orientaci¨®n de esa defensa at¨®mica. En el cap¨ªtulo militar, ayer se consum¨® la dimisi¨®n del general Alain de Boissieu, en tanto que gran canciller de la Orden de la Legi¨®n de Honor y, ello, para no tener que imponer las insignias de la Orden a Mitterrand, como le obliga su funci¨®n de canciller. El general De Boissieu est¨¢ casado con una hija del general Charles de Gaulle. Por esto ¨²ltimo ha dimitido, ya que no deseaba imponerle las insignias de la Legi¨®n de Honor ?a un hombre que insult¨® a De Gaulle?. El gesto ha sido vivamente criticado y, durante los ¨²ltimos d¨ªas, dio lugar a una pol¨¦mica p¨²blica protagonizada, en gran parte, por colegas suyos del Ej¨¦rcito y por condecorados con la Legi¨®n de Honor, que no se explican ?las mezclas? pol¨ªtico-sentimentales del general De Boissieu.
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