El primer Pont¨ªfice con servicios de seguridad especiales
El 9 de diciembre de 1978, el reci¨¦n elegido papa Juan Pablo II quiso subir por una escalera de bomberos para colocar un ramo de flores cerca de la cara de una estatua de la Virgen, de la que es especialmente devoto, colocada en la Piazza Spagna, de Roma. Los servicios de seguridad italianos se lo prohibieron de manera en¨¦rgica y le hicieron ver los peligros que una acci¨®n de este tipo supon¨ªa.Los argumentos fueron los suficientemente expresivos para que el Papa polaco decidiera que su personalidad necesitaba, como cualquier otro jefe de Estado, de protecci¨®n especial.
Esa convicci¨®n dio origen al Servicio Secreto de Su Santidad (SSSS), cuerpo integrado por ex miembros de la Guardia Suiza papal y antiguos carabinieri, expertos en artes marciales y tiradores de excepci¨®n.
Los agentes del reci¨¦n creado SSSS est¨¢n junto al Papa en todas sus apariciones p¨²blicas, pulcramente vestidos de azul marino o negro. Han asimilado a la perfecci¨®n, despu¨¦s de un largo per¨ªodo de entrenamiento, los m¨¢s sofisticados sistemas de protecci¨®n personal, impartidos por directos colaboradores del general Della Chiesa, responsable m¨¢ximo de la lucha antiterrorista en Italia.
Se sabe que cinco de esos agentes especiales son los que forman permanentemente el cintur¨®n de seguridad m¨¢s pr¨®ximo a la figura del Papa. Adem¨¢s, hay otros veinte polic¨ªas que se mezclan entre la multitud, como unos espectadores m¨¢s, constituyendo un segundo c¨ªrculo de protecci¨®n.
Desde que Karol Wojtyla fue llamado por el resto de los cardenales de la Iglesia cat¨®lica para ocupar la sede papal, fueron numerosos los comentarios acerca de su especial vulnerabilidad.
A mediados de 1979, los servicios secretos del Vaticano detectaron el intento de infiltraci¨®n, en el territorio papal, de un sofisticado equipo electr¨®nico capaz de interceptar hasta la m¨¢s queda conversaci¨®n en las habitaciones privadas de Juan Pablo II.
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