La Magistratura italiana juzgar¨¢ al agresor de Juan Pablo II

El hecho de que el atentado contra Juan Pablo II se haya producido dentro del territorio del Estado Vaticano plantea una cuesti¨®n jur¨ªdica sobre qui¨¦n debe juzgar al joven turco que atent¨® contra el Papa. Seg¨²n el tratado entre Italia y la Santa Sede, Pactos de Letr¨¢n de 1929, corresponde a la magistratura italiana juzgar a Mehemet Ali Agca. Incluso existen precedentes en este sentido.Sin embargo, resulta m¨¢s problem¨¢tico el asunto, que cae dentro de lo posible, de que el terrorista turco sea perdonado por el Papa, problema al que hay que a?adir la existencia de la petici¨®n de extradici¨®n planteada por Turqu¨ªa, donde el frustrado magnicida hab¨ªa sido condenado a muerte.

Los citados Pactos de Letr¨¢n reconocen la plena propiedad y soberan¨ªa, incluso judicial, de la Santa Sede sobre su territorio, pero estipulan que la plaza de San Pedro (donde se cometi¨® el atentado) sigue abierta al p¨²blico y sujeta a los poderes policiales de las autoridades italianas.

Por otro lado, el art¨ªculo 8 se?ala que ?ltalia considera sagrada e inviolable la persona del Sumo Pont¨ªfice y declara punible atentar contra ella o la provocaci¨®n para una acci¨®n tal?, con las mismas condenas establecidas para el caso de que el sujeto de la acci¨®n sea el jefe del Estado italiano.

La condena que establece el C¨®digo Penal italiano para este caso es de cadena perpetua. Precisamente, uno de los referendos del pr¨®ximo domingo plantea, a petici¨®n del Partido Radical, la supresi¨®n de este tipo de pena perpetua.

Aunque en los ¨²ltimos a?os no se han planteado casos de graves delitos cometidos en la plaza de San Pedro, conviene recordar que el escultor h¨²ngaro Lazlo Toth caus¨®, a martillazos, graves da?os en la estatua La Piet¨¢, de Miguel Angel, situada dentro de la bas¨ªlica. El autor de la acci¨®n fue entregado por la seguridad del Vaticano a la polic¨ªa italiana.

Otra cuesti¨®n es la posibilidad de un perd¨®n por parte de Juan Pablo II. El secretario de Estado del Vaticano, Agostino Cassaroli, lo ha adelantado a su regreso de Nueva York. Cuando el 27 d¨¦ noviembre de 1970 un boliviano vestido de sacerdote intent¨® apu?alar a Pablo VI, en Manila, fue detenido y condenado a muerte por los tribunales filipinos. La sentencia no se cumpli¨® gracias al perd¨®n del Papa, y el autor, calificado de demente, fue puesto en libertad hace algunos a?os.

Ahora bien, en el caso del atentado del mi¨¦rcoles, los efectos de un eventual perd¨®n del Pont¨ªfice resultan m¨¢s problem¨¢ticos, ya que, en primer lugar, existe una condena de muerte en Turqu¨ªa contra Mehemet Ali Agca y una petici¨®n de extradici¨®n por parte de las autoridades de Ankara.