Los ni?os
All¨¢ por los cuarenta, los rojillos que quedaban, aunque en realidad no quedaba ninguno, nos informaban a los ni?os de derechas de que la Banca Morgan, donde ten¨ªa su cuenta corriente el Vaticano, estaba financiando en Hollywood, por iniciativa de P¨ªo XII, algunas pel¨ªculas destinadas a hacer moderno y marchoso el catolicismo: Las campanas de Santa Mar¨ªa, con Ingrid Bergman y Spencer Tracy; Siguiendo mi camino, con Bing Crosby, y as¨ª. En algo tiene que dar un rojillo que ha perdido la guerra y espera todas las ma?anas el recado de Franco con lo de ?garrote y Prensa?. Pero lo cierto es que luego he encontrado el dato en algunas historias del cine y, por supuesto, vi aquellas pel¨ªculas, que corresponde a una corrupci¨®n blanca de la juventud como la que luego se ha ensayado sobre/contra los hippies y pasotas con Jesucristo Superstar o Go¨¢spell. No est¨¢ claro si USA ha perdido imagen en el mundo cuando Hollywood cerr¨® el local ?por no poderlo atender? o si Hollywood cerr¨® la tienda porque ya no hab¨ªa una imagen/USA que vender al mundo, y entonces pos ha vendido ballenatos malos, tiburones que se comen suculentos muslos de se?orita y kriptonitas que parecen terroristas palestinos con alas. En cualquier caso, Hollywood se recupera con la involuci¨®n Johnson /Nixon / Ford/Carter/Reagan (cada d¨ªa van a m¨¢s estos muchachos), y ahora, frente a la ola de divorcio que nos invade y el nuevo puritanismo yanqui, que consiste en divorciarse menos a condici¨®n de pagar menos impuestos (nueva moral que parad¨®jicamente difunde un presidente divorciado), ya est¨¢ aqu¨ª, a tope, el nuevo cine de ni?os, un cine algo mocoso, pero preferimos los mocos de un ni?o a los de un kriptonita.Kramer contra Kramer, Tributo-, ,Gente corriente y m¨¢s material. Gente corriente, del tan aseado Robert Redford, ha obtenido una gavilla de Oscars, premio sociol¨®gico/comercial, como todos los premios, que ahora conviene dar a las pel¨ªculas de ni?os respingonamente solitarios entre un padre ejecutiv¨ªsimo y una madre que quiere realizarse, o a la viceversa. Premios, en fin, a pel¨ªculas antidivorcio. No s¨¦ en Estados Unidos, pero aqu¨ª nos llega esta ofensiva escolar/ infantil, desvalido/ matrimonial, cuando se est¨¢ poniendo en marcha una ley de divorcio que Estados Unidos practica hace much¨ªsimos a?os y kil¨®metros de celuloide rancio. De modo que el efecto sociol¨®gico puede ser desertizante. He visto alguno de estos filmes en cines de barrio, e incluso de pueblo, y siempre hay muchos ni?os en la sala, que, a m¨¢s de comprender que sus padres no son tan muy mal¨ªsimos como los de la pel¨ªcula y no se van a separar nunca, encima les comprar¨¢n un crocanti a la salida. Madres, cu?adas, abuelas y t¨ªas/abuelas, por supuesto, se suenan much¨ªsimo el catarro sentimental que les produce el rollo afgano. Se trata, en fin, del viejo truco reaccionario de utilizar al ni?o como reh¨¦n pues nadie abandona a un hijo que ama y, sobre todo, procura no hacerle heredero de sus traumas, cahizas y rulos matrimoniales. Esos ni?os redichos del cine yanqui, que son como un C¨®digo Civil con pecas, por lo mucho que saben del tema (aleccionan siempre a Dustin Hoffman), van a ser, a la vuelta -de cuatro o cinco a?os, adolescentes que piden una moto, mucho dinero, libertad de reloj, y que no piden (pero consumen) sexo, porro, violencia, calle, mientras los padres, yanquis o nacionales, les suponen (es m¨¢s c¨®modo) jugando a la peonza en la esquina.
En vez de una profunda sociolog¨ªa del ni?o (que ha pasado de la v¨ªctima de Truffaut al redicho tiranoide de los Kramer), esta utilizaci¨®n inmoral del ni?o como reh¨¦n, mediante un sentimentalismo catarroso de narices desmaquilladas. No s¨¦ en USA, ya digo, pero, en Espa?a, este cine dirigido y reaccionario est¨¢ haciendo mucho da?o. Casi prefiero los kriptonitas.
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