Roland Penrose: "El surrealismo de Picasso fue m¨¢s po¨¦tico que pict¨®rico
El cr¨ªtico ingl¨¦s presenta su biograf¨ªa del pintor
Ayer tarde, en la madrile?a galer¨ªa Juana Mord¨®, sir Roland Penrose asisti¨® a la presentaci¨®n del libro Picasso: su vida y su obra, del que es autor, editado en Espa?a por Argos Vergara. Actu¨® como presentador el catedr¨¢tico Antonio Bonet Correa. Penrose retrata en su obra a Picasso como el genio art¨ªstico m¨¢s sobresaliente de nuestro siglo: ?En las medidas. de mis posibilidades he intentado esbozar concisamente, las caracter¨ªsticas fundamentales de su vida y sus amores, as¨ª como sus magistrales logros, sin pretender que mi relato sea completo?. Amigo fiel del surrealismo, Roland Penrose matiza: ?El surrealismo de Pablo Picasso estuvo, m¨¢s ligado a la poes¨ªa que a la pintura?.Sir Roland Penrose no niega que el pretexto de su actual visita a Madrid es la presentaci¨®n de su biograf¨ªa de Picasso. Pero hace m¨¢s hincapi¨¦ en otros dos motivos: ?Contemplar la exposici¨®n de Henry Moore y volver a recorrer el Museo del Prado?. Subraya el gran cambio que ha observado en Espa?a durante los ¨²ltimos a?os: ?La gente habla con mayor libertad y tiene m¨¢s esperanzas en el porvenir?. En una mesa cercana est¨¢ Rafael Alberti, amigo de Penrose.
Este hombre amable y sonriente, nacido en 1900, vivi¨® en Francia de 1922 a 1934, estrechamente unido al movimiento surrealista. De regreso en Londres, organiza la c¨¦lebre Exposici¨®n Internacional Surrealista (1936). Fue fundador del Instituto of Contemporary Art. Miembro de prestigiosas academias y c¨ªrculos de arte, fue asesor de la rato Gallery.
En el escal¨®n ritual de divulgar el esqueleto de su libro, Roland Penrose exhibe una educada resistencia.
Pregunta. ?Puede acaso desentra?ar, cara al gran p¨²blico, la manera de articular su biograf¨ªa, el m¨¦todo empleado, las obsesiones clavos?
Respuesta. Mi libro ha de ser visto en su conjunto. Soy un p¨¦simo divulgador, porque ignoro las artes de preguntar y responder a bocajarro. Recuerdo que una vez, estanto en Cannes, Jaqueline me se?al¨® que era el momento ideal para que interrogase a Picasso a fondo, para que le planteara todo tipo de preguntas. Est¨¢bamos los tres s¨®los. Yo, tras titubear un poco, le indiqu¨¦ que esa disponibilidad repentina iba a obligarme a plantear falsas preguntas. Picasso a?adi¨®: ?En ese caso yo responder¨ªa falsamente?.
P. A m¨ª no me importa que usted me d¨¦ respuestas falsas. No hay mentira colmada. Adem¨¢s, yo conf¨ªo en su manera de formularla.
R. (Pausa). Picasso y yo nos conocimos en 1935. Nos present¨® el poeta Paul Eluard, que era amigo de ambos. Despu¨¦s de esa fecha, nuestros encuentros fueron numerosos. Yo observaba ¨¢ ese artista extraordinario. Y nunca le planteaba preguntas directas. As¨ª aprend¨ª a conocerle. Y de ese conocimiento fue surgiendo el libro.
P. Usted, surrealista hasta la m¨¦dula, ?piensa que Picasso tuvo afinidad real con el surrealismo?
R. Cuanto hizo Picasso no estuvo jam¨¢s en la l¨ªnea propugnada por los manifiestos surrealistas. Picasso no era un hombre pol¨ªtico. Pero, aunque ajeno a la moral surrealista y a las t¨¦cnicas pict¨®ricas de ese movimiento, se hallaba pr¨®ximo a los poetas pertenecientes al surrealismo.
P. Acerca del pol¨¦mico retorno del Guernica a Espa?a, ?qu¨¦ opina usted?
R. Ese asunto les corresponde a ustedes, los espa?oles. Yo jam¨¢s me atrever¨ªa a darles, consejo alguno. Pero mi opini¨®n particular es que se trata de una obra que debe regresar a su origen, pues esa era la intenci¨®n de su creador.
P. Usted la vio pintar, ?no es as¨ª?
R. En efecto. Un d¨ªa fui a verle en compa?¨ªa de Henry Moore, mientras pintaba ese cuadro. Recuerdo que estuvimos hablando de la realidad en la pintura. Picasso ensayaba colores, dudaba de si deb¨ªa incluirlos en el cuadro.
P. ?Piensa que existe un surrealismo espec¨ªficamente espa?ol?
R. No. Pero pienso que algunos espa?oles han contribuido de manera esencial al esplendor del surrealismo. Es el caso de Mir¨® y Dal¨ª. A T¨¢pies tambi¨¦n le otorgar¨ªa un especial lugar, incluso a pesar suyo.
P. Ha citado a Dal¨ª. ?Por qu¨¦ aparece tan poco en lo que usted escribe?
R. De joven era un pintor extraordinario y un personaje formidable. Con el tiempo, ha buscado desmedidamente la publicidad.
P. Pero mientras lo escandaloso del surrealismo se ha marchitado, Dal¨ª sigue causando esc¨¢ndalo.
R. Sus esc¨¢ndalos son triviales.
P. ?Por qu¨¦ anunciar chocolate ser¨ªa menos escandaloso que escupir sobre un escritor muerto?
R. Ya vivimos en otra ¨¦poca. Lo que hace Dal¨ª me parece pueril. La libertad de que gozamos tiene ese lado peligroso, que consiste en disminuir las posibilidades de rebeli¨®n. Eso no significa que yo desprecie la libertad. Al rev¨¦s.
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