Reconversi¨®n industrial y pol¨ªticas de oferta
La tesis b¨¢sica de este art¨ªculo es que el decreto-ley sobre reconversi¨®n industrial implica un enfoque adecuado al marcar un mayor protagonismo de las pol¨ªticas de oferta, que son las m¨¢s necesarias ante esta crisis. No se entra aqu¨ª a analizar si los apoyos concretos que contiene son los m¨¢s eficaces o si los sectores que se elegir¨¢n ser¨¢n los m¨¢s convenientes, sino en la defensa del principio de la utilidad de las pol¨ªticas de oferta, entre ellas las de reconversaci¨®n sectorial.Caracter¨ªsticas de la crisis actual
La crisis de los treinta fue una crisis de demanda. Ante ella es coherente que la Administraci¨®n, de manera aut¨®noma, busque incrementar la demanda agregada. Ahora bien, las crisis de los setenta son b¨¢sicamente de oferta y de precios relativos, lo que exige una pol¨ªtica diferente.
Un componente b¨¢sico -aunque no ¨²nico- de la crisis actual es la brutal elevaci¨®n de los precios del petr¨®leo,en un 1.800% desde 1973 a la actualidad. Los cuatro efectos b¨¢sicos de esta subida han sido los siguientes:
1. Es inflacionista desde la oferta, desde los costes, y lo es de manera multiplicada. En primer lugar, por los efectos directos e indirectos sobre los productos relacionados con el petr¨®leo; adem¨¢s, porque los otros sectores y factores productivos de la sociedad, al ver sus rentas reales disminuidas por la inflaci¨®n, elevan tambi¨¦n los precios de los productos o servicios que ofrecen; procurando recuperar su situaci¨®n aniericir, lo que consiguen en distinto grado seg¨²n su capacidad de negociaci¨®n y de influencia en el mercado.
2. Es depresiva desde la demanda y esta es la diferencia mayor con la inflaci¨®n desde los costes por elevaciones aut¨®nomas de los salarios, En el caso del petr¨®leo el incremento de los precios implica una salida de rentas fuera de Espa?a sin contrapartida: una parte del pastel se transfiere a los pa¨ªses exportadores de petr¨®leo de forma parecida a los antiguos ?impuestos de guerra?. El efecto es depresivo y afecta directamente al paro por disminuci¨®n de la demanda.
3. Afecta negativamente a la balanza de pagos, por la transferencia externa de rentas a causa de la elevaci¨®n de los precios de productos importados.
4. Repercute de manera fundamental en la estructura de precios relativos. El efecto inflaci¨®n antes comentado afecta de manera muy diversa a los distintos productos y servicios, por lo que se pasa a una nueva estructura de precios muy distinta a la anterior.
Ante esta situaci¨®n no parece adecuado actuar ¨²nicamente con pol¨ªticas de demanda agregada. Si tiramos de la demanda sin haber ajustado previamente las funciones de producci¨®n a los nuevos precios relativos, la oferta no responde al tir¨®n con incrementos de producci¨®n y absorci¨®n de recursos en paro, sino con, elevaciones de precios, porque no se puede seguir produciendo lo mismo y con las mismas t¨¦cnicas ante los cambios brutales en los precios relativos.
La pol¨ªtica de manejo o conducci¨®n de la demanda agregada resulta necesaria, especialmente para no incrementar los problemas existentes con un exceso de inflaci¨®n -sin apenas repercusiones en el paro- o con un exceso de deflaci¨®n, por querer frenar ¨²nicamente desde la demanda una inflaci¨®n que proviene de los costes. Ahora bien, con todo ello se conseguir¨¢ que la situaci¨®n no empeore, pero no es la aut¨¦ntica forma de enfrentarse con las causas de la crisis por la que estamos pasando.
Ante una crisis de desajustes en los precios relativos, el mercado tiene mucho que hacer en la labor de ajuste. En este sentido, creo que en Espa?a hay que profundizar en el uso del mercado, que se, deben eliminar aquellos intervencionismos que dificultan el ajuste v¨ªa mercado o los que se basaban en una situaci¨®n anterior precrisis, adecuados posiblemente para aquella ¨¦poca, o precios relativos, pero ineficaces tras los efectos terrem¨®ticos sobre los precios relativos de la crisis.
Ahora bien, el problema es que en la Espa?a de aqu¨ª y de ahora los mercados no funcionan adecuadamente. La estructura del mercado de trabajo est¨¢ creando m¨¢s paro del correspondiente a nuestro grado de crisis, y la estructura del mercado del dinero encarece este recurso para el empresario. A¨²n m¨¢s, la reasignaci¨®n de recursos que implica el ajuste y la necesaria reconversi¨®n y reestructuraci¨®n inidustrial tendr¨¢n lugar con muchas mayores fricciones y dificultades si no se las apoya. Todo ello lleva a la necesidad de una pol¨ªtica activa para impulsar lo que har¨ªa el mercado si funcionase adecuadamente, para transformar los mercados que estructuralmente funcionan mal y para que la reconversi¨®n y la reestructuraci¨®n industrial se consiga en un per¨ªodo de tiempo menor y con costos sociopol¨ªticos m¨¢s reducidos.
En definitiva, desde el terreno de los principios y a la vista del tipo de crisis por la que estamos pasando, parece adecuada una pol¨ªtica activa de reconversi¨®n sectorial.
Hace unos d¨ªas se reuni¨® en Valencia la gran mayor¨ªa de los catedr¨¢ticos, agregados y adjuntos numerarios y un elevado n¨²mero de profesores no numerarios de Pol¨ªtica Econ¨®mica de toda Espa?a. En el documento que aprobaron -que aprobarnos- se destaca que las pol¨ªticas de demanda agregada -las pol¨ªticas keynesianas t¨ªpicas- no son suficientes para enfrentarse con esta crisis econ¨®mica, por lo que se recuerda la necesidad de complementarlas con pol¨ªticas de oferta. A¨²n m¨¢s: despu¨¦s se hace constar la importancia tanto de la macro como de la microeconom¨ªa aplicadas, como partes esenciales de la pol¨ªtica econ¨®mica. Ambos datos son complementarios, porque implican la creencia de que hace falta complementar la tradicional pol¨ªtica de demanda agregada, no s¨®lo con pol¨ªticas macroecon¨®micas de oferta, sino tambi¨¦n con pol¨ªticas microecon¨®micas de oferta y demanda, entre ellas las pol¨ªticas sectoriales.
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