La falta de una infraestructura adecuada dificulta el desarrollo del gas
Espa?a comenz¨® a gasificarse en 1976, aunque la presencia del gas natural en suelo hispano, procedente de Argelia, se remonta a algunos a?os antes, cuando el arque¨®logo catal¨¢n Pedro Dur¨¢n Farell consigui¨® el primer acuerdo con los argelinos para la empresa Gas Natural, SA. Desde entonces, el gas natural ha crecido, quiz¨¢ no tanto como hubiera sido de desear, gracias a la creaci¨®n de Enag¨¢s (Empresa Nacional del Gas) en 1972. Sobre el papel existen hoy proyectos muy ambiciosos para extender el gas en nuestro pa¨ªs, tanto para su uso m¨¢s conveniente (dom¨¦stico y comercial) como para su aprovechamiento inmediato en la industria.
Una mezcla de metano y otros hidrocarburos gaseosos, el gas natural ofrece la proverbial ventaja sobre otros combustibles de ser limpio y escasamente contaminante. Los expertos, como el director general de Enag¨¢s, El¨ªas Velasco, le atribuyen un papel preponderante como generador de energ¨ªa para ciertos consumos, tales como el dom¨¦stico y el comercial, al tiempo que reconocen que, en un per¨ªodo de adaptaci¨®n, el uso es extensible a otros fines industriales menos nobles.Competidor directo en el hogar con la energ¨ªa el¨¦ctrica, su aprovechamiento en Espa?a est¨¢ condicionado por la escasa infraestructura existente para su distribuci¨®n y llegada al consumidor. Hoy por hoy es pr¨¢cticamente llegar a las unidades dom¨¦sticas en Espa?a, con excepci¨®n tan s¨®lo de ciudades como Barcelona, Vitoria, Zaragoza o Valencia. donde el gas natural ha comenzado a ser una realidad desde hace muy poco tiempo.
C¨¦sar Gonz¨¢lez Zamora, coordinador del ¨¢rea t¨¦cnica de la empresa nacional, se?ala que las aplicaciones dom¨¦sticas v comerciales del gas natural en Espa?a a medio plazo (horizonte 1990) est¨¢n limitadas a un m¨¢ximo del 15% de su futuro uso, mientras que la industria y la producci¨®n de otras energ¨ªas se llevar¨¢ el resto. Esta estructura energ¨¦tica del gas es muy diferente a la europea, donde el gas natural llega a distribuirse en una relaci¨®n del 40/60% entre el hogar y comercio, por un lado, y la industria, por otro.
Las razones objetivas en favor del gas natural van en funci¨®n de su enorme poder calor¨ªfico, superior al de los derivados del crudo; su f¨¢cil y, econ¨®mico transporte, su densidad y ausencia de toxicidad, etc¨¦tera. Ha ayudado asimismo a desarrollar algunos tipos de industria anteriormente inexistentes, tales como la cer¨¢mica fina; ha abaratado y facilitado procesos sider¨²rgicos concretos, en la industria del vidrio y en la alimentaci¨®n y, sobre todo, en la qu¨ªmica.
El equivalente a cinco centrales nucleares
Algunos t¨¦cnicos de Enag¨¢s, en una imagen gr¨¢fica de lo que puede representar esta fuente energ¨¦tica, gustan comparar el tama?o patrimonial de su empresa con lo que supone financiar la construcci¨®n en Espa?a de una central nuclear. Aunque ambas energ¨ªas son com plementarias, especialmente en la segunda crisis del petr¨®leo en que vivimos, el pasivo de la Empresa Nacional del Gas asciende a algo m¨¢s de 70.000 millones de pesetas, es decir, un tercio m¨¢s de lo que cuesta un grupo de una central nuclear de 950 megavatios. Pero mientras ¨¦sta genera una energ¨ªa equivalente a 650.000 toneladas de petr¨®leo, la producida por el gas natural en Espa?a totaliza cinco veces m¨¢s.
No obstante la simplificaci¨®n evidente de estos planteamientos, todos los expertos consultados por este peri¨®dico coinciden en que el gas natural tiene limitada su expansi¨®n en un plazo de, por lo menos, diez a?os.
Actualmente, la red nacional de gasoductos se compone de un eje central y ¨²nico que une Barcelona con el Pa¨ªs Vasco, por un lado, y la ciudad catalana con Valencia, por otro. Un circuito de una longitud de algo m¨¢s de mil kil¨®metros, cuya funci¨®n principal es hacer llegar a dos centros comerciales e industriales importantes (Pa¨ªses Vasco y Valenciano) el gas descargado en la unidad de almacenamiento y regasificaci¨®n de la Zona Franca del puerto de Barcelona.
Esta arteria central del gasoducto nacional est¨¢ a¨²n por completar y falta todav¨ªa hacer llegar el gas a Bilbao y San Sebasti¨¢n, una vez que fuera concluido el tramo de uni¨®n de Vergara con Vitoria. En el otro extremo tambi¨¦n se ha completado la uni¨®n con Valencia y muy pronto esta zona podr¨¢ recibir, a trav¨¦s del gasoducto que la une con Barcelona, gas para usos comerciales o industriales.
La aparici¨®n en la provincia de Huesca ha acelerado, por otro lado, el proyecto de unir Zaragoza con la zona, con vistas a una eventual vinculaci¨®n posterior con la red de gasoductos europeos. Al margen de los serios problemas t¨¦cnicos y pol¨ªticos que esta uni¨®n plantea por el momento (Par¨ªs exige un contrato de suministro previo, lo que no parece estar dispuesto a conceder), la construcci¨®n de este nuevo trayecto ser¨ªa un hecho si se confirman las previsiones favorables sobre la existencia de gas en Serrablo.
Otra extensi¨®n ya autorizada es la uni¨®n de Vitoria con Burgos y, posteriormente, con Madrid. La llegada del gas a la capital de Espana, aunque es algo que no suceder¨¢ a corto plazo, tambi¨¦n implicar¨¢ su extensi¨®n por Burgos y Valladolid, dos ciudades con polos de desarrollo industrial que podr¨ªan verse relanzados con la aparici¨®n, a mediados de la d¨¦cada, de esta nueva fuente energ¨¦tica.
Por el Sur, y mientras que para el interrogante del gas de C¨¢diz se buscan alternativas pr¨®ximas que rentabilicen al m¨¢ximo sus desconocidas posibilidades, el gasoducto de Valencia podr¨ªa, te¨®ricamente, experimentar una prolongaci¨®n por el Sur hasta Almer¨ªa.
El objetivo evidente es empalmar la red nacional de gasoductos con el proyecto Segamo. Este proyecto, que se encuentra en fase de estudio t¨¦cnico, necesita una colaboraci¨®n hispano-argelina y, como tal, est¨¢ sujeto a veces a los vaivenes que experimentan las relaciones pol¨ªticas bilaterales.
En una fase final, los expertos consideran realizable una uni¨®n de los tres centros potenciales de producci¨®n de gas nacional, siempre y cuando el aprovechamiento de los mismos sea rentable, algo que hoy por hoy, como el desarrollo del gas natural en Espa?a, est¨¢ por ver y sobre todo, a nivel oficial, por desear.
Inversiones y empleo
Uno de los obst¨¢culos que encuentra en su camino la posible materializaci¨®n de estos proyectos es, como explic¨¢bamos en un art¨ªculo previo, la ausencia de una pol¨ªtica definida sobre el sistema de concesiones de estos proyectos y de las subsiguientes redes coniplenientarias ele distribuci¨®n.
Mientras que, como mal menor, el PSOE defiende la tesis, expresada por el experto de su grupo parlamentario, Enrique Bar¨®n, de un reparto de los intereses entre Enag¨¢s y la iniciativa privada, con la garant¨ªa de que la Empresa Nacional se quede con una mayor¨ªa, la asociaci¨®n de distribuidores de gas y ciertas empresas privadas, as¨ª como los entes locales y auton¨®micos, desean que en el reparto del pastel del gas todos sean consultados y tenidos en cuenta.
La raz¨®n de esta actitud hay que buscarla en el fabuloso monto de las inversiones requeridas, que, por lo dem¨¢s. ser¨¢n repartidas por toda la geograf¨ªa nacional. La generaci¨®n de empleo, la obtenci¨®n de una fuente alternativa de energ¨ªa y el control de la misma enfrenta ya a este cesto de interesados todav¨ªa agazapados pero esperando.
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