La inmunolog¨ªa es, actualmente, la ciencia biom¨¦dica m¨¢s prometedora
El inmun¨®logo argentino C¨¦sar Milstein, descubridor junto con el brit¨¢nico K?hler de los hibridomas productores de anticuerpo monoclonales (v¨¦ase EL PAIS de 19 de diciembre de 1980), ha estado en Madrid en estos d¨ªas, con motivo de la 13? Lecci¨®n Conmemorativa Jim¨¦nez D¨ªaz y del Simposio sobre Actualidades en Inmunolog¨ªa. EL PAIS tuvo la oportunidad de dialogar con el doctor Milstein acerca de la trascendencia de su descubrimiento y sobre la importancia de la inmunolog¨ªa en las ciencias biom¨¦dicas.
C¨¦sar Milstein es actualmente jefe de la divisi¨®n de Qu¨ªmica de Prote¨ªnas y Acidos Nucleicos del Laboratorio de Biolog¨ªa Molecular del Medical Research Council de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, y en los medios especializados est¨¢ considerado como un serio candidato al Premio Nobel de Medicina.Pregunta. Doctor Milstein, las revistas cient¨ªficas y, de forma muy aislada, la Prensa no especializada se han hecho eco del descubrimiento de los hibridomas, se?alando incluso que ello podr¨ªa llevar a la curaci¨®n del c¨¢ncer. ?Podr¨ªa usted situamos en su justa medida el valor de dicho descubrimiento?
Respuesta. De inmediato, es evidente que los anticuerpos monoclonales no van a tener aplicaciones cl¨ªnicas espectaculares, ni menos servir¨¢n para curar el c¨¢ncer. Sin embargo, hay que destacar, eso si, su importancia de cara al diagn¨®stico, como reactivo, sin descartar, por supuesto, que la puerta abierta nos conduzca, en un plazo m¨¢s o menos largo, a cuestiones que hoy ni siquiera se sospechan, como muy bien podr¨ªa ser la curaci¨®n del c¨¢ncer. De todos modos, en la actualidad los anticuerpos monoclonales tienen ya una importancia muy grande para reconocer y diagnosticar m¨¢s espec¨ªficamente, por ejemplo en el caso del c¨¢ncer, para el diagn¨®stico precoz de ciertos tumores o tambi¨¦n de algunas enfermedades virales, pudi¨¦ndose caracterizar los agentes con precisi¨®n. En el campo de la identificaci¨®n, por ejemplo, para aclarar el origen de ciertas enfermedades con subdivisi¨®n de c¨¦lulas, para la distinci¨®n entre los distintos linfocitos, que son morfol¨®gicamente iguales, pero que tienen funciones muy diferentes (por ejemplo los linfocitos T y B), para la distinci¨®n entre las c¨¦lulas cerebrales y sus conexiones; en todos estos procesos, los anticuerpos monoclonales sustituyen con enorme ventaja a otros m¨¦todos tradicionales, y pueden suponer nuevos caminos metodol¨®gicos que nos conduzcan a metas por ahora insospechadas.
P. ?Y de cara al tratamiento, no ofrecen estos anticuerpos producidos por los hibridomas posibilidades reales de curaci¨®n en la actualidad?
R. Todav¨ªa se est¨¢ investigando, estamos, al principio. Sin embargo, es posible imaginar, por ejemplo la posibilidad real, que ya existe en la actualidad, de ?marcar? elementos caracter¨ªsticos mediante los anticuerpos; por ejemplo una c¨¦lula tumoral, asoci¨¢ndole al anticuerpo una toxina. Se podr¨ªa as¨ª, al ?marcar? la c¨¦lula, matarla mediante la toxina. Los anticuerpos, por emplear un s¨ªmil, ser¨ªan los portadores del arma destructiva; el anticuerpo ?reconoce? a enemigo, y su carga (la toxina) le destruye. Pero, en cualquier caso lo m¨¢s importante, en mi opini¨®n es que estamos ante nuevos caminos hasta ahora inexplorados, tenemos una nueva arma que todav¨ªa no sabemos c¨®mo utilizar a pleno rendimiento, pero sus aplicaciones vendr¨¢n poco a poco. Sin ir m¨¢s lejos, para obtener reactivos muy purificados, gracias a los anticuerpos monoclonales, as¨ª, el interfer¨®n o la insulina, que ahora pueden obtenerse por medio de la ingenier¨ªa gen¨¦tica, a partir de bacterias, necesitan una purificaci¨®n muy acentuada, y para ello los anticuerpos monoclonales no tienen igual. Esta es una aplicaci¨®n inmediata aparentemente no espectacular, pero realmente muy importante.
P. ?El hecho de que los m¨¢s recientes premios Nobel de Medicina hayan sido inmun¨®logos significa, acaso, que esta rama de las ciencias biom¨¦dicas es en la actualidad la m¨¢s importante?
R. Desde luego, la opini¨®n p¨²blica seguramente no se da cuenta, pero la inmunolog¨ªa est¨¢ teniendo un crecimiento enorme, y lo m¨¢s curioso es que cuanto m¨¢s crece, m¨¢s acelera su crecimiento, lo que no deja de sorprendernos incluso a los que nos dedicamos de forma: plena a esta rama de la investigaci¨®n. Y es que, al margen de la ciencia b¨¢sica, cuyos avances propician otros m¨¢s pr¨¢cticos, aunque probablemente menos importantes, aparecen cada vez m¨¢s enfermedades que est¨¢n directamente ligadas a problemas inmunol¨®gicos. No s¨®lo las infecciosas o quiz¨¢ el c¨¢ncer mismo, sino que nos estamos dando cuenta de que cada vez son m¨¢s frecuentes las enfermedades de autoinmunizaci¨®n, que son desarreglos tales que el organismo lucha contra s¨ª mismo. En realidad, y volviendo a los anticuerpos monoclonales, no cabe duda de que con ellos la inmunolog¨ªa va a cobrar una importancia al menos tan grande como la que puede tener actualmente la ingenier¨ªa gen¨¦tica.
P. Por lo que usted ya sab¨ªa, y por sus contactos de estos d¨ªas en Madrid, ?c¨®mo ve usted a la inmunolog¨ªa espa?ola?
R. A mi entender, existen numerosos n¨²cleos de j¨®venes investigadores tremendamente entusiastas, pero el nivel es inferior, por ejemplo, al que se da en Inglaterra o Estados Unidos; la inmunolog¨ªa espa?ola no tiene mucha tradici¨®n, pero creo que ha empezado muy fuerte y en poco tiempo va a ofrecer no s¨®lo buenos resultados, sino incluso resultados espectaculares. Quiero destacar la tremenda importancia del apoyo econ¨®mico a estas investigaciones. Si no se apoya a la ciencia, ¨¦sta no puede progresar, a pesar del entusiasmo de los investigadores.
P. Su respuesta me sugiere una pregunta, y le ruego me excuse si es demasiado personal. ?El hecho de que usted investigue en Inglaterra y no en su pa¨ªs se debe a razones puramente cient¨ªficas?
R. No. Se debe a razones extracient¨ªficas.
P. ?Puede detallarnos cu¨¢les?
R. Mi respuesta tiene mucho que ver con lo que anteriormente le dec¨ªa. Lo cierto es que los pol¨ªticos tienen que apoyar a la ciencia, pero no entremeterse en su actividad por causas extracient¨ªficas. Yo estaba muy contento en Argentina, era jefe de divisi¨®n y realizaba un trabajo cient¨ªficamente muy satisfactorio. Sin embargo, por razones extracient¨ªficas, fundamentalmente sindicales y pol¨ªticas, cuatro de mis mejores colaboradores fueron expulsados, sin consultarme, y adem¨¢s con excusas falsas, acus¨¢ndoles de incompetencia. Y entonces yo no pude aceptar esto y present¨¦ la dimisi¨®n al ministro responsable de aquella situaci¨®n. Es absolutamente lamentable que la pol¨ªtica se mezcle con la ciencia. La intromisi¨®n de la pol¨ªtica destruye a la ciencia; un Gobierno que act¨²a as¨ª en el fondo se est¨¢ autodestruyendo. Y eso es inadmisible.
P. ?Quiz¨¢ muchos problemas cient¨ªficos que tiene actualmente Espa?a sean la consecuencia de etapas pol¨ªticas anteriores en las que al cient¨ªfico tambi¨¦n se le miraba la filiaci¨®n pol¨ªtica, lo que propici¨® el que muchos espa?oles tuvieran que . investigar en el extranjero?
R. No puedo opinar, pero afirmo que toda injerencia pol¨ªtica en la ciencia es un error. Yo no soy propiamente un exiliado pol¨ªtico, pero en la pr¨¢ctica, desde el punto de vista de mi trabajo, es claro que estoy como si lo fuera.
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