El sexo es una actitud
Interpretar como protagonista, a los 88 a?os una comedia en la que el sexo se halla omnipresente, no es haza?a com¨²n ni desde?able, aunque tampoco rara si se tiene en cuenta la carrera de esta famosa Mae West, m¨¢s conocida por el nombre que por su cine entre nosotros. Y, sin embargo, aun perdidas sus formas, a pesar de su sofisticado guardarropa, vacilante monumento de carne ahora tan s¨®lo generosa, supuso en su d¨ªa, tal como afirman los manuales, nada menos que el sue?o prohibido de un p¨²blico que en su mayor parte pas¨® de espectador a un sue?o m¨¢s definitivo.Autora de sus propias obras, como en esta ocasi¨®n, escritas en todo punto a su medida, se enfrent¨® a la censura m¨¢s de una vez, desde pantallas y escenarios, convirti¨¦ndose en hero¨ªna frente a una moral que no dud¨® en empularla hasta la c¨¢rcel, quiz¨¢ para borrar sus fustraciones. ?El sexo es una actitud?, sol¨ªa decir siempre enfundada en sus vestidos espectaculares, a la espera de que los hombres descubrieran su cuerpo en el rec¨®ndito interior de su cabeza Con sus pies desnudos Y su escote opulento, con cierto toque maternal hacia el que los varones americanos siempre se sintieron atra¨ªdos, fuera y dentro del mundo de la escena, hizo olvidar grandes desastres econ¨®micos, crisis mundiales y suicidios colectivos como el que amenazaba a su hasta entonces poderosa productora.
Sextette
Gui¨®n y di¨¢logos de Mae West. Direcci¨®n: Ken Hughes. Int¨¦rpretes: Mae West, Timothy Dalton, Ringo Starr, George Hamilton, Keith Moon, Alice Cooper, Tony Curtis y Don de Lou¨ªse. Colaboraciones de George Raft y Walter Pidgeon. Color. Versi¨®n original. Comedia musical. En el cine Alexandra.
Los a?os de una Am¨¦rica rugiente
Todo aquello pas¨®; sus d¨ªas mejores fueron los a?os treinta de una Am¨¦rica rugiente que a tantos alz¨® Para olvidarlos luego, hasta borrarlos de la Prensa de los corazones. Ahora, en un canto de cisne sepulcral parecido al que adorna su lecho nupcial, vuelve a la pantalla como resucitada por un taxidermista de Hollywood, con su presencia toda sonrisa y voz inconfundible, rodeada de compa?eros y alg¨²n que otro representante de las generaciones musicales j¨®venes.La historia es, por supuesto, una comedia de enredo con noche de bodas y conferencia internacional, con seis maridos diferentes y equ¨ªvocos que ya hicieron las delicias de los asiduos a las viejas revistas teatrales. Es dif¨ªcil adivinar si dir¨¢ algo a los espectadores de hoy. De todos modos, por encima de situaciones conocidas, viejas canciones y algo de carne joven, hay algo de pat¨¦tico en ella ese asirse a la imagen de un cuerpo cuando el cuerpo ya no existe, ni siquiera en el mundo de la fantas¨ªa o en la escala infinita de una actitud o un sue?o.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.