La Copa de Espa?a mover¨¢ 14 millones de pesetas
El tiro de pich¨®n, sin ser un deporte profesional, se desarrolla como tal. Tiene un circuito nacional, con tiradas reguladas por la Federaci¨®n, que comienzan en enero y terminan con el a?o; en total, viene a conceder por encima de los cien millones de pesetas. Y precisamente comienzan hoy las tiradas m¨¢s atractivas de la temporada, las, de la Copa de Espa?a, donde se mover¨¢n hasta catorce millones de pesetas, y un pich¨®n, a trav¨¦s de las apuestas, decidir¨¢ la suerte de 300.000 pesetas.
La Copa de Espa?a es la tirada m¨¢s popular del a?o. Competir¨¢n por ella casi un millar de tiradores, muchos de ellos simples cazadores, que son atra¨ªdos por los importantes premios. Se pagan 2.000 pesetas de inscripci¨®n, y si se gana, el premio puede alcanzar un valor muy superior al mill¨®n. En met¨¢lico se percibe el 70% de las inscripciones, y luego el club a que se representa da al tirador, como prima, medio mill¨®n de pesetas o un coche.Todos los participantes representan a alg¨²n club en la Copa de Espa?a. El ganador recibe los premios y una reproducci¨®n del trofeo, y el club, el soberano trofeo durante un a?o y el derecho a organizar, de nuevo, la Copa de Espa?a. Para un club es cuesti¨®n de prestigio celebrar en sus instalaciones esta tirada.
El club madrile?o Canto Blanco organiza por quinta vez consecutiva la Copa de Espa?a. Este es un caso pr¨¢cticamente in¨¦dito en la historia del tiro de pich¨®n y m¨¢xime que los ganadores hayan sido en este lustro miembros de una misma familia, los L¨®pez Bret¨®n. Esta repetici¨®n es muy dif¨ªcil que se d¨¦, por cuanto el tiro de pich¨®n es una actividad en la que influye de manera notable la suerte; de ah¨ª que en la Copa de Espa?a cualquiera intente la victoria. Todos los tiradores van disparando y cuando se produce el primer fallo quedan eliminados; al final s¨®lo quedan dos tiradores, que siguen sin fallar, y gana el que mantenga sus aciertos hasta el n¨²mero de pichones que hagan falta.
La Copa de Espa?a es una sola tirada, pero encuadrada en las pruebas que correspondan organizar a Canto Blanco, iniciadas hoy -la tirada por la Copa comenzar¨¢ ma?ana-, y cuyo movimiento econ¨®mico alcanza los catorce millones de pesetas. En esta cantidad se engloba el dinero que ocasionan las apuestas: desde una tribuna, los propios tiradores lanzan vaticinios sobre si va a matar el pich¨®n o no al que corresponda tirar en ese momento; en ocasiones, las apuestas totalizan 300.000 pesetas. Y cada vez que va a salir un pich¨®n de las cinco jaulas que hay en cada cancha, vuelven a cruzarse las apuestas. Pero esta imagen corresponde ya al mundo casi elitista del tiro de pich¨®n, formado por un centenar de personas, asiduos a todas las tiradas, bien por sus disponibilidades econ¨®micas o bien porque al final del a?o el tiro de pich¨®n le haya reportado m¨¢s ingresos que gastos.
De cualquier manera, el dinero suele estar muy repartido y las ganacias no convierten en profesional a nadie, por cuanto el tirador tiene que hacer frente a sus propios gastos de inscripciones, desplazamientos, alojamientos, armas y cartuchos. El tiro de pich¨®n, que tiene una subvenci¨®n m¨¢s bien simb¨®lica del Consejo Superior de Deportes, viene a tener pr¨¢cticamente m¨¢s aficionados que el propio billar y, por supuesto, que cualquiera de los deportes ol¨ªmpicos en donde no se permite oficialmente el profesionalismo.
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