Wyszynski
CARDENAL DE hierro del temple de los Richelieu o los Cisneros, el polaco Wyszyriski ha podido contemplar en su lecho de muerte la culminaci¨®n de la obra temporal de su vida: un Papa polaco, hecho a su imagen de entereza e intransigencia para con los principios esenciales, y el mordisco m¨¢s profundo y sangrante al comunismo, con la ?disidencia? polaca. Una herencia que progresa y que puede ayudar a cambiar al mundo, al mismo tiempo que acent¨²a la vieja lucha del nacionalcatolicismo polaco contra el tradicional enemigo exterior, que puede cambiar de nombre -Rusia o la URSS-, pero que siempre es el mismo.Wyszynski realiz¨® algunos gestos espectaculares en su vida: la celebraci¨®n del milenario de Polonia (1966), en la que un¨ªa la gloria de la conversi¨®n al cristianismo del pa¨ªs y su sumisi¨®n a la Santa Sede con la lucha por la independencia frente a la Rusia de Kiev, todo ello cargado de intenciones y subentendidos en el momento de la celebraci¨®n; la absoluci¨®n de los alemas¨ªes por las culpas de la ocupaci¨®n brutal, lo cual supon¨ªa una forma de ¨¢proximaci¨®n a la Rep¨²blica Federal de Alemania que el Gobierno polaco -y Mosc¨²- denegaban; o la definici¨®n y consigna de ?La Iglesia en peligro?, que a partir de 1968 colgaba cada mes bajo el signo de la lucha contra una amenaza definida contra la Iglesia, y es obvio decir que, cada una de esas amenazas estaban relacionadas con la actividad del Gobierno y de la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Pero estas formas espectaculares -y desafiantes de la actividad del primado -promovido por P¨ªo XII, y ejemplo de la l¨ªnea militante de aquel Papa no son m¨¢s que aspectos deliberadamente visibles de una labor incesante de fortalecimiento del clero y de los laicos en esa l¨ªnea continua -milenaria, evidentemente- del catolicismo polaco en circunstancias dif¨ªciles. Una gran parte de su vida ha estado dedicada a la ense?anza -era doctor en Ciencias Sociales-, incluso durante los tiempos de la clandestinidad por la ocupaci¨®n alemana o del apartamiento y la prisi¨®n por el triunfo del comunismo: lo que ha dado de s¨ª esa ense?anza se refleja claramente en personajes como Wojtyla y Walesa, estrechamente unidos en un mismo af¨¢n religioso y pol¨ªtico. En ellos est¨¢ impreso el gen de hierro, pero tambi¨¦n el de la negociaci¨®n cuando es necesaria, el conocimiento de la relaci¨®n de fuerzas, la Aceptaci¨®n de condiciones que no se pueden rebatir a cambio de otras que podr¨ªa no haber obtenido: es decir, una sabidur¨ªa pol¨ªtica y diplom¨¢tica. Paralelo del h¨²ngaro Mindszenty, no cay¨®, sin embargo, en las utop¨ªas de Budapest, en los movimientos prematuros que condujeron a una insurrecci¨®n que fue al mismo tiempo sangrienta y ahogada en sangre. Wyszynski, fuera Cual fuera su impaciencia, supo esperar el momento oportuno. Y, dentro de ¨¦l, maniobrar con la audaz prudencia -si vale la aparente contradicci¨®n- que se est¨¢ viendo en el movimiento polaco.
El tiempo dir¨¢ si el fuerte conservadurismo de que ha te?ido a la Iglesia polaca y a sus disc¨ªpulos personales ser¨¢ una r¨¦mora el d¨ªa en que Polonia sea enteramente independiente e incluso si ya ha creado una cierta reserva en fuerzas intelectuales que ven claramente el derecho de Polonia,a su libertad plena y a su elecci¨®n de r¨¦gimen, pero que temen que est¨¦ impilegnado de esencias demasiado antiguas o contra la corriente de la vida. Son, probablemente, tasas que hay que pagar cuando las situaciones son de riesgo de desaparici¨®n y de defensa de principios b¨¢sicos. En todo caso, Wyszynski ha trabajado dentro de ese conservadurismo de tal forma que ha influido enormemente sobre los acontecimientos mund¨ªales y en la impregnaci¨®n universal de su integrismo cat¨®lico. De muy pocos grandes hombres se puede decir, como de este cardenal, que, al morir, ha visto conseguidos en gran parte los objetivos que se hab¨ªa propuesto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.