La Opera Nacional inglesa y el Ballet de Covent Garden llegan a su 50? aniversario amenazados por una grave crisis econ¨®mica
Amenazadas por la izquierda y por la derecha, tres grandes compa?¨ªas brit¨¢nicas celebran este a?o su cincuentenario. Son el Royal Ballet, m¨¢s conocido como el Ballet de Covent Garden -que el pasado s¨¢bado present¨® una gala para conmemorar la ocasi¨®n-, el Royal Sadier's Wells Ballet, que normalmente est¨¢ de gira por el pa¨ªs, y la Opera Nacional inglesa, que el pasado jueves celebr¨® sus bodas de oro.
A pesar de lo que suponen estas fechas, el futuro del ballet y la ¨®pera est¨¢ en Londres en entredicho, ya que este g¨¦nero de espect¨¢culos necesita fuertes subvenciones para sobrevivir. Especialmente delicadas son las situaciones por las que atraviesan tanto la Opera Nacional como el Ballet de Covent Garden. Ambos tiemblan, y no por la intensidad de la m¨²sica que se oye en sus edificios, sino porque las subvenciones de que dusfrutan podr¨ªan desaparecer o disminuir sensiblemente.El Arts Council, organizaci¨®n estatal brit¨¢nica, que centraliza estos subsidios, est¨¢ viendo sus presupuestos recortados por la pol¨ªtica del Gobierno de Margaret Thatcher, mientras que el Ayuntamiento de Londres, que tambi¨¦n contribuye sustancialmente al mantenimiento de estas compa?¨ªas, ha amenazado con dejar de subvencionarlas, dentro de la pol¨ªtica antielitista de este Consejo Municipal, que desde hace unas semanas est¨¢ en manos de laboristas de izquierdas.
El Ballet de Covent Gardenn aci¨® en 1931, pero sobrevivi¨® gracias a la influencia de ese gran economista que fue John Maypard Keynes. Durante la segunda guerra mundial, Keynes form¨® parte del Consejo para el Fomento de la M¨²sica y de las Artes, iniciado por un millonario norteamericano, pero que en 1942 el Gobierno brit¨¢nico se encarg¨® de financiar, transform¨¢ndose cuatro a?os despu¨¦s en el Arts Council (Consejo de las Artes). Keynes, presidente de este consejo y del Royal Covent Garden Opera Trust, insisti¨® en que estos subsidios deb¨ªan ir a instituciones m¨¢s que a individuos, esperando que pronto estas compa?¨ªas llegar¨ªan a autofinanciarse, lo que evidentemente no ha ocurrido.
Keynes hab¨ªa conseguido salvar el edificio de Covent Garden -que este a?o cumple dos siglos y medio-, que durante la guerra hab¨ªa sido convertido en una sala popular de baile. Ahora el edificio est¨¢ siendo renovado y ampliado, especialmente para albergar m¨¢s vestuarios, estudios y un mayor escenario, para lo que cuenta con una ayuda del Arts Council de doscientos millones de pesetas este a?o. Insuficiente, seg¨²n muchos de los expertos.
Las ideas de Keynes
Pero -hay que recordarlo de nuevo-, de no haber sido por la influyente figura de Keynes y sus ideas sobre las artes, las tablas del Covent Garden no habr¨ªan podido acoger a figuras de la ¨®pera como Mar¨ªa Callas, Luciano Pavarotti o los espa?oles Teresa Berganza, Jos¨¦ Carreras -quien volver¨¢ este mes- o Victoria de los Angeles. Menci¨®n especial merece Pl¨¢cido Domingo, cuyos rotundos ¨¦xitos en el Otelo, de Verdi, o en los Cuentos de Hoffmann, de Offenbach, han dejado boquiabierto al exigente p¨²blico londinense.En Covent Garden, la ¨®pera se canta en su lengua original, y en esto se diferencia principalmente de la Opera Nacional inglesa, que traduce sus textos a la lengua del pa¨ªs y que ayer celebr¨® formalmente su cincuentenario.
En cuanto al ballet, aqu¨ª se recuerda especialmente las figuras de Margot Fonteyn y de Rudolf Nureyev, pero, sobre todo, el renacer de este arte en Londres lleva la marca del core¨®grafo Kenneth Macmillan, responsable de espect¨¢culos como Anastasia Manon, Mayerling y -por desgracia, pues ha sido un total fracaso- Isadora.
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