El Sp¨®rting elimin¨® con justicia al Madrid
Juanito se descarg¨® las culpas de la final de la Copa, de Europa ech¨¢ndoles el muerto a los compa?eros. Seg¨²n Juanito, sus compa?eros est¨¢n acostumbrados a que el les resuelva los problemas. El domingo, para dejar bien sentado que despu¨¦s de ¨¦l naide, se encarga de tirar el penalti. Est¨¢bamos en el comienzo del partido y el m¨¢ximo castigo pod¨ªa suponer el encarrilamiento de la eliminatoria. Coloc¨® el bal¨®n, tir¨® al soslayo y fuese. A partir de ese momento, eI Sp¨®rting se hizo el due?o del partido y elimin¨® con toda justicia al Madrid.Al Madrid le ha tocado el papel de Poulidor. Ha sido subeampe¨®n de Liga y de Copa de Europa. La Copa del Rey pod¨ªa ser su salvaci¨®n. No podr¨¢ ser ni siquiera el segundo. En una semana el Madrid ha pasado de las infinitas ilusiones al cero en lo pr¨¢ctico. El Sp¨®rting se encontr¨® en el Bernab¨¦u con un enemigo que fue tan endeble como el derrotado por el Liverpool. Los gijoneses, por contra, fueron muccho m¨¢s peligrosos que los ingleses y de ah¨ª los tres goles. Y m¨¢s que pudieron ser si la suerte o la punter¨ªa hubieran estado del lado rojiblanco.
El penalti que se merend¨® Juanito fue el susto inicial. A continuaci¨®n el Sp¨®rting, con un r¨¢pido contraataque, fue aproxim¨¢ndose a la meta de Agust¨ªn con posibilidades de marcar. El primer remate de Abel fue un cabezazo a puerta vac¨ªa. Casi acto seguido Maceda estrell¨® un bal¨®n en el larguero. La tarde presagiaba goles y Abel en uno de los m¨²ltiples descuidos de la zaga blanca puso en ventaja a su equipo. El Madrid, gracias a Garc¨ªa Navajas, pudo irse a la caseta con el empate.
Ocasi¨®n clamorosa de gol la tuvo Ciriaco nada m¨¢s comenzar el segundo tiempo, al rematar fuera un disparo de Abel que rechaz¨® el palo. Abel se convirti¨® en la pesadilla del Madrid y, aunque Stielike consigui¨® un tanto magn¨ªfico con un remate excepcional, el centro delantero gijon¨¦s obtuvo su tercera diana rodeado de adversarios y desde un ¨¢ngulo casi inveros¨ªmil. El Sp¨®rting, que acab¨® ganando el partido con algunos apuros, mereci¨® sin duda una mayor tranquilidad, porque fue muy superior. En el Madrid, salvo una ocasi¨®n desperdiciada lamentablemente por Pineda, no tuvo m¨¢s peligro que el que proporcionaron Stielike, Garc¨ªa Navajas y Cort¨¦s en los saques de libres directos, en uno de los cuales puso KO a Cundi.
El Sp¨®rting se situ¨® mejor en el campo y jug¨® con mayor rapidez. El Madrid sob¨® la pelota en exceso y no tuvo mejores ocurrencias que los bombeos sobre Santillana, que ante Jim¨¦nez y Maceda no tuvo grandes ocasiones. Del Bosque fue el ¨²nico que supo imprimir con sus pases largos velocidad al contra ataque, pero sus servicios no fueron aprovechados m¨¢s que por Camacho, al que le sobra fuerza para subir al ataque, como en sus mejores d¨ªas.
Demasiadas ventajas
Pero el Madrid concede demasiadas ventajas. Por ejemplo, jugar con nueve. Juanito no est¨¢ para nada y su concurso es en estos momentos nulo. Isidro no intervino y quiz¨¢ fue mejor as¨ª. Boskov, que se equivoc¨® en el planteamiento de Par¨ªs, tampoco acert¨® el domingo. El hombre m¨¢s pr¨¢ctico de la temporada, Garc¨ªa Hern¨¢ndez, se qued¨® de nuevo en el banquillo. La querencia de Boskov hacia Isidro es cada d¨ªa m¨¢s incomprensible.
El Madrid ha perdido gas al final de temporada, quiz¨¢ por el esfuerzo final que hizo en la Liga para optar al t¨ªtulo. La defensa estuvo floja y Agust¨ªn volvi¨® a fallar en las salidas. No se coloca adecuadamente. Se va al primer palo y deja la porter¨ªa vac¨ªa. Abel ech¨® fuera un bal¨®n con todo el marco para ¨¦l, porque el meta sali¨® a saludar a un amigo.
El Madrid no tiene fuerza en el centro del campo, a pesar de que StieIike hace de tripas coraz¨®n y delante Santillana es un hombre abandonado a su suerte. El Sp¨®rting, hizo un f¨²tbol sereno atr¨¢s, sin fallos ostensibles en ninguno de los zagueros, Joaqu¨ªn dirigi¨® el juego con sapiencia. Ciriaco corri¨® hasta vaciarse y adem¨¢s del acierto goleador de Abel, el Sp¨®rting tuvo delante a Ferrero que se bast¨® para marcar a la defensa blanca. Ferrero fue una delicia. Ni siquiera a empujones y agarrones pudieron sujetarle.
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