Carrero Blanco decidi¨®, en septiembre de 1972, la compra de los aviones C-130 H¨¦rcules ante la grave situaci¨®n del Sahara
Otros testigos afirmaron que el primer asesor de la compa?¨ªa Lockheed en Espa?a, mediante la firma de un contrato por un a?o, fue el general Luis Rey, fallecido en marzo de 1980, y que ser¨ªa uno de los dos militares que fueron procesados en Espa?a en relaci¨®n con el caso Lockheed. Este asesoramiento fue asumido posteriormente por la compa?¨ªa Avi¨®nica, SA, de la que formaban parte el citado general Rey, el coronel Carlos Grandal -¨²nico acusado que ha comparecido finalmente ante la justicia-, Luis S¨¢enz de Pazos y Fernando Herce Valdivia, que comparecieron ayer ante el consejo de guerra como testigos. Estos cuatro, junto con Miguel Angel Xim¨¦nez Embum, que tambi¨¦n declar¨® ayer como testigo, recibieron de la Lockheed setenta millones de pesetas por promocionar la venta de sus aviones en Espa?a.El consejo de guerra sobre el caso Lockheed en Espa?a se celebra cuando ya han pasado casi cinco a?os desde la fecha en que se hicieron p¨²blicos los nombres de los implicados espa?oles. La imprecisi¨®n de las respuestas del ¨²nico acusado que ha comparecido finalmente ante lajusticia, salpicadas de frecuentes no s¨¦ o no recuerdo, podr¨ªa ser una muestra del largo tiempo transcurrido entre el momento en que se descubrieron los hechos y su enjuiciamiento. De las cinco personas que, seg¨²n la investigaci¨®n oficial efectuada por la fiscal¨ªa del Tribunal Supremo en el verano de 1976, recibieron fuertes comisiones de la Lockheed, s¨®lo fueron procesadas las dos que ten¨ªan car¨¢cter militar, y que desempe?aban determinados cargos en el Ministerio del Aire, bajo la presunci¨®n de haberse prevalido de sus cargos en sus actividades privadas ejercidas con m¨®vil de lucro, en cuanto accionistas de Avi¨®nica.
Tras la lectura del apuntamiento de la causa, especie de resumen de todas las actuaciones practicadas, el fiscal jur¨ªdico-militar y el abogado defensor procedieron al interrogatorio del acusado. Las preguntas del primero se dirig¨ªan a demostrar la participaci¨®n voluntaria del coronel Grandal en Avi¨®nica y en el car¨¢cter t¨¦cnico y confidencial de los informes que entregaba a dicha compa?¨ªa mientras que la defensa intentaba minimizar dicha participacion y calificaba a dichos informes de simples comentarios.
-?Qui¨¦n le habl¨® de participa en Avi¨®nica? -empez¨® su interro gatorio el fiscal.
-Fue en el a?o 1970, aproximadamente. No me acuerdo de la persona. Supongo que ser¨ªa el general Rey, en alguna de nuestras conversaciones.
-?Qu¨¦ pensaba usted de Avi¨®nica?
-Bueno, era una sociedad an¨®nima que representaba a otras sociedades para facilitar la venta de sus productos.
-?Sab¨ªa que Avi¨®nica iba a ser representante o consultor de la Lockheed?
-No, no lo sab¨ªa.
-?D¨®nde estaba usted destinado en el a?o 1970?
-En la cuarta secci¨®n del Estado Mayor del Aire, destinada al material aeron¨¢utico y de servicios. Su misi¨®n era, entre otras, hacer informes sobre todo tipo de material aeron¨¢utico.
-Cuando a usted le ofrecieron participar en Avi¨®nica, ?no pens¨® que podr¨ªa haber incompatibilidad entre esta actividad y sus funciones en la cuarta secci¨®n?
-No. Me limit¨¦ a comprar acciones.
-S¨ª -insiste el fiscal-, pero era usted accionista de una compa?¨ªa que representaba a una sociedad que pretend¨ªa sus aviones.
-?Recibi¨® usted cantidades por valor de seis millones de pesetas?
-S¨ª; recib¨ª una primera cantidad en 1972, estando de agregado a¨¦reo en Londres.
-?Antes de 1972, Herce no le dio una cantidad en billetes del Banco de Espa?a?
-No recuerdo.
-?Y despu¨¦s?
-S¨ª, se hac¨ªan transferencias a una cuenta corriente en Madrid.
-?En qu¨¦ concepto recibi¨® usted esas cantidades?
-Como dividendo de mis acciones.
-?Sabe usted si la compa?¨ªa Lockheed y Avi¨®nica dieron comisiones a alguna otra persona del Ministerio del Aire?
-Lo ignoro.
En respuesta a las preguntas de su abogado defensor, letrado Francisco Javier S¨¢enz de Pipa¨®n, el coronel Grandal precis¨® que no exist¨ªa ninguna vinculaci¨®n entre los trabajos efectuados por la cuarta secci¨®n del Estado Mayor del Aire y el programa de compra del C-130 H¨¦rcules, y neg¨® que hublera tenido conocimiento del proceso de adquisi¨®n de dicho aparato.
-?Es cierto que realiz¨® usted un informe en la citada secci¨®n cuarta en la que desaconsejaba la compra del C-130 H¨¦rcules en favor de prototipos de la industria nacional?
-S¨ª; yo era partidario de que la industria nacional tomase auge y pensaba que deb¨ªa potenciarse el proyecto del C-401.
Los primeros testigos en declarar, tras el interrogatorio del procesado por parte del fiscal y de su abogado defensor, fueron los otros dos accionistas de Avi¨®nica, Luis S¨¢enz de Pazos y Fernando Herce Valdivia. El primero manifest¨® que en el a?o 1968 le ofrecieron la representaci¨®n de la Lockheed en Espa?a, pero que, dado que ten¨ªa otras representaciones, se la ofreci¨® al general Rey. Seg¨²n el testigo, este ¨²ltimo firm¨® un acuerdo durante un a?o como consultor o asesor de la Lockheed, y posteriormente la representaci¨®n pas¨® a la reci¨¦n constituida Avi¨®nica, SA.
No se contabilizaban las acciones percibidas
-?Qui¨¦n llevaba la direcci¨®n de la compa?¨ªa Avi¨®nica?- pregunt¨® el fiscal al testigo.-El general Rey, y antes, yo.
-?Participaban en las decisiones adoptadas los cuatro accionistas?
-Las decisiones importantes no se adoptaban sin el acuerdo de los cuatro.
-?Es cierto que una de las misiones de Grandal era facilita, un determinado tipo de informaci¨®n?
-Bueno, no se pod¨ªa llamar informaci¨®n, eran m¨¢s bien comentarios.
-?Pero de qu¨¦ tipo?
-Eran de tipo t¨¦crileo.
Por su parte, Ferando Herce Valdivia, que dirigi¨® de hecho Avi¨®nica, SA, en un segundo per¨ªodo, declar¨® que entr¨® a participar en dicha compa?¨ªa por invitaci¨®n de ?mi buen amigo Rey?.
-?C¨®mo se ingresaban las cantidades en Avi¨®nica? -pregunt¨® el fiscal al testigo.
-Algunas cantidades, en billetes, que entregaba un intermediario. Otras cantidades, mediante transferencia bancaria.
-?Qui¨¦n hac¨ªa el reparto entre los accionistas?
-Yo.
-?C¨®mo se hac¨ªa ese reparto?
-Bien entregando billetes o mediante transferencias en cuenta corriente.
-?Los beneficiarios de dichas cantidades no firmaban ning¨²n recibo?
-No.
-?Eran contabilizadas esas cantidades?
-No.
A preguntas del abogado defensor, el testigo declar¨® que en un principio la organizaci¨®n que Avi¨®nica ten¨ªa para entrar en contacto con el Ministerio del Aire era dirigida por Luis S¨¢enz de Pazos y que, una vez separado ¨¦ste de la sociedad, esta funci¨®n fue encomendada a una compa?¨ªa privada dirigida por Ricardo F¨²ster.
Posteriormente a la declaraci¨®n de estos testigos se inici¨® el desfile de una larga lista de testigos militares que ocuparon cargos de responsabilidad en el Ministerio del Aire. El primero de estos testigos fue el teniente general Ignacio Alfaro Arregui, actualmente jefe de la Junta de Jefes de Estado Mayor, y que en aquellos a?os era jefe del Servicio de Planes y Programas del Ministerio del Aire.
-?C¨®mo se hizo la adquisici¨®n de los C-130 H y de los CQ-130 H? -pregunt¨® al testigo el abogado defensor.
-Nosotros ten¨ªanos elaborado un programa y, en base a este programa, ten¨ªamos estudiados los tipos de aviones que encajaban en ¨¦l.
-?Piensa usted que el coronel Grandal influy¨® de alguna manera en el cambio de pol¨ªtica aeron¨¢utica que se produjo entre mayo de 1972, en que se descartaba la compra de los C- 130 H¨¦rcules, a octubre del mismo a?o, en que se decidi¨® la compra de estos aviones?
-No, no creo.
La declaraci¨®n a continuaci¨®n del que era ministro del Aire en aquellos meses del a?o 1972, Julio Salvador D¨ªaz-Benjumea, era decisiva para saber las causas de este cambio tan radical en la pol¨ªtica aeron¨¢utica de aquel momento. Bajo su mandato, Espa?a adquiri¨® a la Lockheed los primeros modelos, concretamente cuatro, del C- 130 H¨¦rcules. El ex ministro explic¨® as¨ª en el consejo de guerra el proceso de compra de este avi¨®n: ?El presidente del Gobierno se reuni¨® en San Sebasti¨¢n con los ministros del Ej¨¦rcito, Aviaci¨®n, Marina y Hacienda. Nos manifest¨® que la situaci¨®n era muy grave en el Sahara espa?ol y que los tres ej¨¦rcitos deb¨ªamos estar preparados. En lo que se refiere al Ej¨¦rcito del Aire, ten¨ªamos previsto adquirir material de transporte de tropas, pero dentro de la ayuda americana. Evidentemente, este material era viejo y el presidente insist¨ªa en la necesidad de tener material en buen uso. Al manifestarle yo que todo nuestro presupuesto estaba invertido en, otros proyectos, Carrero Blanco respondi¨® que all¨ª estaba el ministro de Hacienda para resolver el problema econ¨®mico?.
El consejo de guerra se reanudar¨¢ hoy con las declaraci¨®nes de nuevos testigos y, si ¨¦stas finalizan, con los informes finales del fiscal y del abogado defensor.
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