El "d¨®ping", lacra incesante del deporte
El deporte de alta competici¨®n, a su mejor nivel t¨¦cnico, ronda casi siempre entre la haza?a y el asombro. El simple ejercicio f¨ªsico, natural y saludable, que los ciudadanos efect¨²an, en su medida, como complemento del trabajo intelectual, se lleva entonces al extremo. Y por ello precisamente lo que el deporte tiene de belleza y admiraci¨®n no est¨¢ exento del peligro de qu¨¦ esfuerzo ha sido necesario realizar para romper los l¨ªmites humanos una y otra vez. El doping es cada d¨ªa una lacra mayor, al buscarse con ¨¦l rendimientos superiores, pero faIsos, y sus m¨¦todos, m¨¢s sof¨ªsticados. La testosterona, hormona masculina, es el ¨²ltimo y lamentable grito.
Cuando la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana comenz¨® hace casi ya veinte a?os a asombrar con sus escasos diecisiete millones de habitantes a todo el mundo por sus ¨¦xitos deportivos internacionales, el misterio de sus casi incre¨ªbles proezas desbord¨®, con mucho, los nov¨ªsimos y excelentes adelantos conseguidos por el pa¨ªs en materia de medicina deportiva. Las sospechas de otras ayudas no l¨ªcitas a los deportistas fueron inevitables. Y en realidad, si ellos hicieron trampas, nos fueron muchas m¨¢s que otras ya vigentes en aquellos momentos en multitud de pa¨ªses. Su gran ventaja suplementaria siempre estuvo -y lo sigue estando- en la perfecta planificaci¨®n t¨¦cnica al escoger los atletas y los deportes m¨¢s apropiados -el caso del remo, donde domina absolutamente, es un ejemplo claro.
Dos grandes grupos
En efecto, el doping ha existido siempre, pr¨¢cticamente desde que se habla de deporte, y no s¨®lo por los productos ingeridos o inyectados fisiol¨®gicamente, sino a nivel psicol¨®gico, que requerir¨ªa otro apartado especial. Los l¨ªmites de licitud en ese caso son a¨²n mucho m¨¢s sutiles. Lo que resulta evidente es la magnitud del problema, pues sin referirse ya a los deportes en que el control antidoping apenas existe o se hace espor¨¢dicamente, las estratagemas para burlarlo en los m¨¢s atendidos no las hacen solos los propios deportistas, sino con la connivencia de sus pa¨ªses. Si no, resulta inexplicable que los casos positivos sean contadisimos, y pr¨¢cticamente s¨®lo se conozcan en competiciones internacionales, donde s¨ª existe total objetividad, cuando el n¨²mero de drogados est¨¢ comprobado que es enorme. Sin ir m¨¢s lejos, el profesor Bruno de Ligni¨¨res, del hospital Necker, de Par¨ªs, dio a conocer el a?o pasado el resultado de una encuesta an¨®nima hecha entre centenares de deportistas europeos de elite, seg¨²n la cual el 70% de los mismos hab¨ªa recurrido a productos qu¨ªmicos para estimularse. En opini¨®n de muchos especialistas, la proporci¨®n actual debe ser a¨²n mayor.
El doping que podr¨ªa denominarse fisiol¨®gico cabe dividirlo ya claramente en dos grandes grupos, con multitud de productos encuadrados en cada uno, que producen efectos m¨¢s o menos parecidos. El primero ser¨ªa el utilizado por el atleta ingiriendo f¨¢rmacos poco antes de realizar un esfuerzo. Con ello trata de lograr esa ventaja suplementaria, quiz¨¢ a igualdad de preparaci¨®n con sus rivales, o para suplir su falta mediante un estado artificial de euforia, que esconde o retarda falsamente la fatiga natural. El ejemplo de las anfetaminas es el b¨¢sico y m¨¢s antiguo en este caso. En un segundo grupo se encontrar¨ªan las hormonas. Por un lado, los esteroldes anabolizantes, primero, y la testosterona, ¨²ltima mente, y, por otro, los corticoldes, o derivados de la cortisona. Con este doping, fundamentalmente ingeri do bastante antes de las competi ciones, el atleta busca un fortaleci miento muscular que le permita resistir entrenamientos m¨¢s exi gentes y, por tanto, conseguir una mejor y r¨¢pida preparaci¨®n.
Dentro del segundo apartado, aunque con el fin directo de per mitir una mayor absorci¨®n de ox¨ªgeno, est¨¢ tambi¨¦n el denominado doping sangu¨ªneo, o producido mediante transfusiones de sangre. Este sistema se rumore¨® repetidamente que hab¨ªa sido utilizado por el ciclista Eddy Merckx, y, precisamente, copiado del campeon¨ªssimo italiano Fausto Coppi, fallecido por una rara enfermedad tropical, que se supone contrajo durante una estancia en Africa, y le afect¨® mortalmente, de forma sorprendente, a la sangre. Sin embargo, este tipo de doping, calificado por el profesor canadiense Robert Dugal, junto con la testosterona, hormona masculina, como el doping del futuro, no pareci¨® tener mucha aceptaci¨®n hace ya unos a?os, cuando se empez¨® a hablar de ¨¦l. En realidad, el aporte de ox¨ªgeno no puede superar un cierto l¨ªmite, por lo que el beneficio para el atleta, como deb¨ªa ser en el caso de los ciclistas, era ¨²nicamente como desintoxicaci¨®n de los muchos productos anfetaminicos y similares, ingeridos durante una temporada y dif¨ªcilmente eliminables simplemente con el descanso invernal antes de iniciar la siguiente.
En realidad, la evoluci¨®n del doping ha sido debida no s¨®lo a la necesidad de los tramposos del deporte de encontrar mejores caminos, sino otros nuevos al margen de los controles. Los anabolizantes aparecieron al ser ya f¨¢cilmente detectables con an¨¢lisis las anfetaminas. Y cuando en 1975 un equipo brit¨¢nico encontr¨® un sistema para descubrir aqu¨¦llos, entonces los atletas de gran nivel empezaron a utilizar los corticoides. Estos a¨²n no son delito a nivel ol¨ªmpico -como s¨ª sucede en ciclismo, deporte avanzado en el tema, aunque de masiado en solitario-, pero ello no ha impedido, para salvar la vigilancia de los anabolizantes, el na cimiento de un nuevo m¨¦todo, la testosterona, tampoco detectable, aunque se acordar¨¢ casi con segu ridad su control -como de los corticoides- en el Ol¨ªmpico de Baden-Baden, en septiembre.
El pasado mes de mavo, en Colonia, se celebr¨® un importante simposio de medicina deportiva sobre el tema Los progresos en materia de control antidoping. En ese momento y d¨ªas m¨¢s tarde -despu¨¦s de la reuni¨®n de la comisi¨®n ejecutiva del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional el pasado d¨ªa 6, en Lausana- el pr¨ªncipe De Merode, presidente de la comisi¨®n m¨¦dica del COI, reiter¨® que en los ¨²ltimos Juegos de Lake Placid y Mosc¨² no se hab¨ªan detectado ca sos de doping, seg¨²n la actual reglamentaci¨®n, y que era imposible afirmar que muchas medallas se hubiesen debido a alg¨²n tipo de droga a¨²n no controlada. A?adi¨® que el m¨¦todo cient¨ªfici para determinar la hormona testosterona como doping no es todav¨ªa fiable. El pr¨ªncipe belga se defend¨ªa as¨ª de las acusaciones tan graves como las del profesor brit¨¢nico Arnold Beckett, uno de les pioneros en la lucha contra el doping. En su opini¨®n, no hubo casos positivos en los Juegos porque numerosos atle tas interrumpieron su tratamiento con anabolizantes- detectables- varios meses antes y siguieron con la testosterona, hormona natural a¨²n no prohibida, pues, como dice De Merode, hasta hace pocos me ses -ya lo hacen algunos laboratorios- no se pod¨ªa analizar con tan ta precisi¨®n como las hormona sint¨¦ticas.
La confirmaci¨®n de la utilizaci¨®n de la testosterona fue total cuando el alem¨¢n Manfred Donicke, miembro de la comisi¨®n m¨¦dica de la Federaci¨®n Internacional de Atletismo (IAAF), habl¨® de sus trabajos sobre 440 muestras de Lake Placid y 564 de Mosc¨². De los Juegos de Invierno, el Instituto Bioqu¨ªmico de Colonia, uno de los preparados para detectar la testosterona -como los de Londres y Kreischa, en la RDA- encontr¨® 34 casos, es decir, el 8%. De Mosc¨² las proporciones fueron a¨²n mayores. Entre 424 atletas masculinos se descubrieron 24 casos seguros y 62 probables, o sea, entre el 6% y el 15% de implicados. En mujeres, sobre 140, a¨²n peor: 16 y 27, el 12 % y 20%, respectivamente. La testosterona, l¨®gicamente, tiene caracter¨ªsticas masculinizantes muy claras.
El fraude, pues, se intenta perseguir cada vez m¨¢s, incluso por delante del reglamento sancionador, porque lo grave es que, al margen del falseamiento del resultado deportivo, los peligros para los atletas drogados son cada vez mayores. Los esteroides, por ejemplo, han sido utilizados m¨¦dicamente durante cierto tiempo para tratamientos de fracturas, quemaduras, atrofia muscular y dolencias parecidas, pues incrementan la retenci¨®n de nitr¨®geno en forma de s¨ªntesis prote¨ªnica y reducen la escala de catabolizaci¨®n de los amino¨¢cidos. Evidentemente, aceleran el incremento de la fuerza cuando se ingieren con gran cantidad de prote¨ªnas en la dieta, pero sus consecuencias a largo plazo tienden a una morbilidad cierta. En j¨®venes cabe la posibilidad de retraso en el crecimiento ¨®seo y de esterilidad; en adultos se han comprobado casos de hepatitis, c¨¢ncer de pr¨®stata y tambi¨¦n virilizaci¨®n en las mujeres. De muertes ?m¨¢s all¨¢ de la fatiga? como los ciclistas Simpson o Uriona, a causa de las anfetaminas y similares, se ha pasado a piltrafas humanas como el levantador de peso finland¨¦s Kangasniemi, ex recordman mundial, paral¨ªtico y casi ciego por haber abusado de los esteroides.
En cualquier caso, la soluci¨®n no est¨¢ s¨®lo en la represi¨®n de los organismos internacionales, sino en la colaboraci¨®n de cada pa¨ªs. Pero, ?cu¨¢l de ellos permitir¨¢, por ejemplo, an¨¢lisis por sorpresa en pleno per¨ªodo de preparaci¨®n de los atletas? Los brit¨¢nicos lo pidieron ya como soluci¨®n en 1979 y es uno de los grandes objetivos del COI. La Federaci¨®n Internacional de Atletismo, aparte de efectuar controles en todas las reuniones que tutela directamente, quiere empezar a hacerlo en otras importantes. En su pr¨®ximo congreso de Roma, en septiembre -a primeros de mes, pues el ol¨ªmpico de Baden-Baden es a finales-, se decidir¨¢ casi con seguridad que cualquier r¨¦cord mundial, para ser homologado, deber¨¢ ser acompa?ado de un certificado negativo del control antidoping. Pero, ?lo cumplir¨¢n las respectivas federaciones nacionales, priv¨¢ndose alguna vez de un apetitoso r¨¦cord? No es noticia ya que desaparezcan misteriosamente an¨¢lisis en carreras ciclistas importantes para no perder el aliciente de un l¨ªder muy publicitario. O que sucedan casos como el ocultado de que al ir a efectuarse el control en otra prueba todos los corredores declararon haberse drogado. Ante la incre¨ªble alternativa de tener que descalificar al pelot¨®n completo, se pas¨® por alto. Incluso ese truco, chantaje m¨¢s bien, nuevo tras los cambios de frascos de orina y dem¨¢s triqui?uelas, ensombrecen el buen camino. Resulta bien triste que para ser un gran atleta no sean suficientes, al margen de la suerte, unas condiciones innatas, un buen entrenamiento y una dieta alimenticia o modo de vida apropiados.
Ultimos casos
Los ¨²ltimos casos conocidos de doping se han dado en ciclismo y atletismo. En el primero, donde m¨¢s se ha perseguido desde siempre, los holandeses Johan van de Velde -revelaci¨®n del Tour del a?o pasado- y Jo Maas deber¨¢n ser descalificados por la utilizaci¨®n de Nortestosteron -el mismo producto que se rumore¨® utiliz¨® Zoetemelk, ¨²ltimo ganador del Tour-, para sus triunfos en la Lieja-Bastogne-Lieja y en la Vuelta a B¨¦lgica, respectivamente. Por su parte, la Asociaci¨®n Europea de Atletismo impuso dieciocho meses de suspensi¨®n, por uso de anabolizantes, a la sovi¨¦tica Abashidze, y a la autriaca Kafer, cuartas, ambas, en peso y 400 metros de los europeos de pista cubierta de Grenoble.
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