El "Proyecto Ariane", un intento europeo de independencia ante las potencias aeroespaciales
Pasado ma?ana, la Agencia Europea del Espacio (ESA) har¨¢ su tercer intento por conseguir que el Ariane, cohete-lanzadera financiado por varios pa¨ªses europeos, confirme las esperanzas de disponer de un medio propio, independientes de EE UU o la URSS, para alcanzar el espacio lejano. La guerra entre los diferentes tipos de lanzadera se debate entre el gigantismo de los modelos t¨¦cnicos de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y el pragmatismo de los empleados por Estados Unidos. John W. Young, comandante de la famosa nave norteamericana Columbia, relata algunas de sus experiencias a bordo de la mencionada aeronave durante el vuelo.
Con un a?o de retraso sobre la fecha prevista, el pr¨®ximo d¨ªa 19 de junio se efectuar¨¢ el vuelo de ensayo del lanzador europeo Ariane, mediante el cual la Agencia Espacial Europea (ESA), de la que Espa?a forma parte, pretende garantizar su independencia de las grandes potencias, por lo que se refiere a la puesta en ¨®rbita de sus propios sat¨¦lites. Este vuelo, el tercero de la nave Ariane, es el pen¨²ltimo de los previstos en la fase experimental.Caso de que los problemas detectados en el segundo lanzamiento, que fue un fracaso, hubieran sido definitivamente resueltos, Europa podr¨ªa abrirse mercado en el terreno del transporte de sat¨¦lites cient¨ªficos y de aplicaciones, m¨¢xime teniendo en cuenta que la Lanzadera Espacial (Space Shattle) no ser¨¢ operativa hasta 1983. Este tercer lanzamiento de la Ariane, que se efectuar¨¢ desde el centro .espacial de Kourou, en la Guayana francesa, aproximadamente a las 13.30 hora de Madrid, es decisivo para la realizaci¨®n de quince contratos en firme para la puesta en ¨®rbita de otros tantos sat¨¦lites, catorce reservas y negociaciones con diversas agencias y organizaciones, entre las que figura la OTAN.
El Ariane, concebido para misiones diversas, que van desde la colocaci¨®n de sat¨¦lites en ¨®rbita baja hasta la impulsi¨®n de artefactos para la exploraci¨®n del espacio lejano, es un lanzador de tres fases, con una altura total de 47,4 metros y un peso muerto, en el momento de despegue, de 210 toneladas, de las que el 90% corresponden a combustible.
La primera fase va equipada con cuatro motores Viking V, que desarrollan una potencia de 245 toneladas, y han tenido que ser modificados tras los fallos que supusieron el fracaso del segundo lanzamiento experimental, realizado el 23 de mayo de? pasado a?o. En aquella ocasi¨®n, y tras el ¨¦xito del primer lanzamiento realizado el d¨ªa de Nochebuena de 1979, la aver¨ªa del inyector de combustible de uno de los motores de la primera fase provoc¨® la aparici¨®n de altas vibraciones, y finalmente la activaci¨®n del mecanismo de autodestrucci¨®n.
En este segundo intento, el Ariane transportaba dos ingenios de fabricaci¨®n alemana: el Firewheel, un sat¨¦lite cient¨ªfico del Instituto Max Planck, con un peso de 1.114 kilogramos, y el Oscar-9, de 92 kilogramos de peso, que la organizaci¨®n de radioaficionados AMSAT hab¨ªa preparado, acogi¨¦ndose al programa APEX (Arianne Passenger Experiment), por el que se ofrec¨ªa a los pa¨ªses o entidades interesados los posibles beneficios de un lanzamiento gratuito. La segunda fase del Ariane, que entrar¨¢ en funcionamiento a los 145 segundos de vuelo, va equipada con un motor Viking, que proporcionar¨¢ un empuje en vac¨ªo de setenta toneladas durante 130 segundos m¨¢s, momento en que entrar¨¢ en funcionamiento la tercera fase, en la que, por primera vez en Europa, se utiliza la t¨¦cnica del fr¨ªo (criogenia) para mantener estables el hidr¨®geno y ox¨ªgeno l¨ªquidos que se emplean como combustible del motor HM 7, que dar¨¢ al Ariane un ¨²ltimo impulso de seis toneladas en el vac¨ªo. La cofia, en el extremo del lanzador, pesa 826 kilogramos y mide 3,2 metros de di¨¢metro por 8,65 metros de altura, lo que permite un volumen de carga ¨²til de m¨¢s de cuarenta metros c¨²bicos. Esta cofia, fabricada con aluminio y un material transparente a las emisiones radioel¨¦ctricas, permite la permanencia de las comunicaciones durante los primeros momentos del vuelo y se desprende durante la segunda fase, dejando al descubierto los equipos.
Seg¨²n las previsiones de ESA, la mayor demanda de utilizaci¨®n del lanzador europeo estar¨¢ dirigida al emplazamiento de sat¨¦lites geoestacionarios (vistos desde la Tierra parecen fijos en el cielo), que van equipados de peque?os motores adicionales para alcanzar una ¨®rbita circular sincr¨®nica con nuestro planeta, ya que el Ariane los deposita en una ¨®rbita llamada de transferencia. La ESA afirma qu¨¦ con el ?riane se podr¨¢n colocar en ¨®rbitas geoestacionarias, a 25.800 kil¨®metros de altura, sat¨¦liles de hasta una tonelada de peso especialmente ingenios meteorol¨®gicos y cient¨ªficos, que suelen exigir tal emplazamiento. La duraci¨®n del vuelo, desde el despegue hasta que se alcanza la ¨®rbita de transferencia, es de quince minutos.
En ¨®rbita baja, doscientos kil¨®metros de altitud, ideal para sat¨¦lites cient¨ªficos, el Ariane podr¨¢ depositar equipos de hasta 4.800 kilogramos, as¨ª como sat¨¦lites de 2,5 toneladas en ¨®rbita terrestre circular heliosincr¨®nica. Este tipo de ¨®rbita casi polar en la que el sat¨¦lite pasa a la misma hora local sobre el mismo punto terrestre, se utiliza fundamentalmente para misiones de observaci¨®n de la Tierra (recursos naturales, etc¨¦tera). Seg¨²n la Agencia Europea, ¨¦l Ariane es tambi¨¦n utilizable para lanzamientos de trayectoria hiperb¨®lica o, lo que es lo mismo, para misiones interplanetarias aunque, en este caso, el peso global del equipo deber¨¢ ser menor. En este sentido hay que recordar el proyecto Ciotto, por el que la ?ASA se propone examinar de cerca el planeta Halley, aprovechando que en el verano de 1985 pasar¨¢ cerca de la Tierra. Este proyecto cuenta con el Ariane como medio de transporte.
Todo el proyecto Ariane se gest¨® en Bruselas, en la conferencia espacial europea de 1973: Por entonces la mayor parte de los estudios vaticinaban que en la d¨¦cada de los ochenta ser¨ªan lanzados 180 sat¨¦lites geoestacionarios, de los cuales veintitr¨¦s ser¨ªan europeos. Aquellos c¨¢lculos, modestos vistos desde las perspectiva actual, llevaron a varios pa¨ªses participantes en la conferencia a tomar una decisi¨®n que poco despu¨¦s se concret¨® en un acuerdo entre dichos Estados y el CERS-ESRO, organizaci¨®n que m¨¢s tarde se convertir¨ªa en la ESA: hab¨ªa que construir un lanzador europeo.
Dos etapas diferenciadas
Como todo proyecto cient¨ªfico, el programa Ariane estaba destinado a pasar por dos etapas: la de desarrollo, con cuatro lanzamientos previstos, y la operacional. La etapa de desarrollo est¨¢ subvencionada por diez pa¨ªses miembros de la ESA (el und¨¦cimo, Irlanda, decidi¨® incorporarse a la etapa operacional), que aportan al presupuesto de 85.000 millones de pesetas, al valor de 1 de julio de 1980, porcentajes directamente proporcionales con el inter¨¦s pol¨ªtico e industrial que cada uno de ellos tenga en el programa, puesto que, a diferencia del planteamiento general? de la Agencia Europea (aportaciones proporcionales al PNB de cada pa¨ªs), el programa Ariane es facultativo.
En esta etapa, la mayor aportaci¨®n es la francesa, con un 63,8 %; seguida de la alemana, con 20,1%, y a mayor distancia, la belga, 5%, y la espa?ola y holandesa, con un 2%, que, en este ¨²ltimo caso, equivale a 1.700 millones de pesetas cada pa¨ªs. Si el pr¨®ximo lanzamiento constituye un ¨¦xito, el Ariane ser¨¢ operativo a partir del pr¨®ximo mes de octubre. Para que no existan desfases entre la etapa de desarrollo y la operacional, la ESA ha previsto la fabricaci¨®n y lanzamiento de siete Ariane a partir de febrero de 1982, dentro de una serie considerada como de promoci¨®n y para la que actualmente cuentan ya con clientes firmes, bajo contrato.
Para ulteriores lanzamientos, la Agencia Espacial Europea transferir¨¢ la producci¨®n y comercializaci¨®n de los lanzadores Ariane a una sociedad de derecho privado: Arianespace, creada en marzo del pasado a?o, y cuyos accionistas, todos ellos de pa¨ªses miembros de la ESA, son las 36 mayores industrias europeas en el sector aeroespacial, once bancos europeos y el Centro Nacional Franc¨¦s de Estudios Espaciales (CNES). La Arianespace cuenta con un capital de 2.040 millones de pesetas, de los que veintiuno corresponden a entidades espa?olas.
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