John W. Young: "Los astron¨¢utas tambi¨¦n se asustan"
?En la nave Columbia llegu¨¦ casi a asustarme en dos momentos dif¨ªciles: el despegue, cuando algunas losetas de protecci¨®n antit¨¦rmica se desprendieron de la nave, y un momento del vuelo en que parec¨ªa que ¨ªbamos a tener que utilizar la base espa?ola de Rota como aeropuerto alternativo?, explic¨® a los periodistas el astronauta John Young, que visit¨® ayer las estaciones espaciales de Robledo y Fresnedillas.John W. Young, 51 a?os de edad, piloto del primer vuelo G¨¦mini tripulado en 1965, comandante de la misi¨®n G¨¦mini 10, en 1967; piloto del m¨®dulo de mando del Apolo 10, en 1969; comandante del Apolo 16, en 1972, permaneciendo por entonces un total de 71 horas en la superficie de la Luna, y, finalmente, comandante de la nave Columbia, la famosa ?lanzadera del espacio?, coment¨® que ¨¦l se encontraba muy a gusto en el espacio y que, desde luego, le encantar¨ªa volver en una misi¨®n futura. ?Aunque mi mujer opina lo contrario?, a?adi¨® con una media sonrisa, se?alando a su esposa, que t¨ªmidamente, cogida de la mano de su famoso marido, intentaba rehuir los flashes de los fot¨®grafos y los focos de las c¨¢maras televisivas.
El astronauta Young tiene una apariencia f¨ªsica muy alejada de lo que muchos pueden imaginar en un astronauta: de estatura normal, tirando a bajo, complexi¨®n m¨¢s bien endeble y, sobre todo, un car¨¢cter t¨ªmido y tenso ante el acoso de los periodistas, tan solo demostr¨® encontrarse a gusto cuando en la conferencia de Prensa se trataban temas estrictamente t¨¦cnicos. En cambio, a la pregunta de un periodista sobre si hab¨ªa encontrado en el espacio a Dios o a los ¨¢ngeles, o si hab¨ªa sufrido alguna crisis de misticismo, tras casi un minuto de pensarse la respuesta, contest¨® muy serio que ¨¦l no hab¨ªa visto nada extra?o ni sobrenatural en sus viajes, ni siquiera ovni.
John Young visita Espa?a estos d¨ªas para conocer personalmente las instalaciones que la NASA, en colaboraci¨®n con el INTA, tiene montadas en Espa?a para el seguimiento de los vuelos espaciales, concretamente Robledo I y II, Fresnedillas y Cebreros. Le acompa?a en esta visita el director en funciones de la NASA, Alan M. Lovelace, quien, a preguntas de EL PAIS, expres¨® el deseo de las autoridades norteamericanas de proseguir los vuelos con las naves del tipo Columbia, realizando todos los experimentos programados con el Spacelab (laboratorio del espacio), en algunos de los cuales intervienen cient¨ªficos espa?oles a trav¨¦s de la Agencia Espacial Europea (ESA). Alan Lovelace se?al¨® que, paralelamente al desarrollo de este proyecto, la NASA piensa instalar una serie de plataformas espaciales orbitales con el fin de realizar experimentos cient¨ªficos m¨¢s prolongados. Las naves Columbia ser¨ªan entonces simples ?autobuses?, cuya misi¨®n ser¨ªa la de asegurar el transporte de hombres y maquinaria entre la Tierra y las plataformas espaciales.
Cuando le preguntamos a ambos, el astronauta y el directivo, si el vuelo a la Luna no era m¨¢s caro y complicado que el de la nave Columbia, que al fin y al cabo era un simple salto de ida y vuelta al espacio pr¨®ximo a la Tierra, John Young contest¨® que para ¨¦l el trabajo hab¨ªa sido similar en cuanto a entrenamiento, pero que, evidentemente, el viaje a la Luna hab¨ªa supuesto dos despegues y dos aterrizajes, lo cual complicaba las cosas. A lo que Lovelace a?adi¨®, por otra parte, que el vuelo Columbia era un vuelo puramente experimental, sin precedente alguno.
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