El Grupo Parlamentario Comunista presenta una proposici¨®n de ley de aborto

El secretario general del Partido Comunista de Espa?a (PCE), Santiago Carrillo, present¨® ayer, en nombre del Grupo Parlamentario Comunista, una proposici¨®n de ley de regulaci¨®n de la interrupci¨®n voluntaria del embarazo. Carrillo, consciente de que las matem¨¢ticas parlamentarias no ofrecen, hoy por hoy, ninguna garant¨ªa de que dicha proposici¨®n llegue a tramitarse, manifest¨® en una conferencia de Prensa que ?al menos servir¨¢ para concienciar al pueblo espa?ol de que la regulaci¨®n del aborto es necesaria en un pa¨ªs como Espa?a, que pretende ser moderno e integrarse en Europa?.

La proposici¨®n de ley comunista presenta las siguientes caracter¨ªsticas: se ha elegido el sistema de los plazos (es decir, la posibilidad de abortar durante los tres primeros meses de embarazo), frente al de las indicaciones, tal y como propone el PSOE, por entender que en este ¨²ltimo sistema la decisi¨®n ¨²ltima del aborto corresponde siempre a un tercero, y no a la libre voluntad de la mujer. El aborto por indicaciones significa que su realizaci¨®n depende de causas m¨¦dicas (cuando peligra la vida de la madre), eugen¨¦sicas (malformaciones gen¨¦ticas del feto), ¨¦ticas (cuando el embarazo se produce a consecuencia de violaci¨®n, incesto o estupro), y, finalmente, causas sociales, mucho m¨¢s amplias de contenido, ya que en ellas se alega la situaci¨®n concreta, social y econ¨®mica, que induce a la mujer a recurrir al aborto.Asimismo, el proyecto comunista fija en diecis¨¦is a?os la edad de la mujer para solicitar el aborto, y respeta la objeci¨®n de conciencia de los m¨¦dicos, aunque garantiza que ninguna mujer dejar¨¢ de abortar en la Seguridad Social mediante la obligaci¨®n de mantener en las plantillas de los hospitales a personal sanitario suficiente que no alegue problemas de conciencia a la hora de practicar un aborto.

Santiago Carrillo, en la citada conferencia de Prensa, celebrada ayer en el Congreso de los Diputados, manifest¨® que la regulaci¨®n del aborto evitar¨ªa el riesgo f¨ªsico que corren las mujeres que abortan clandestinamente, terminar¨ªa con la farsa social que implica que s¨®lo puedan abortar sin ser delito, en el extranjero, las mujeres de una clase social acomodada y se pondr¨ªa fin adem¨¢s a ?ese negocio tan rentable, vergonzante y mafioso, que muchos tienen montado para explotar la dram¨¢tica situaci¨®n de las mujeres obligadas a recurrir al aborto?.

?Parece como si la sociedad espa?ola se avergonzara de tener que celebrar juicios como el de Bilbao y el de Sevilla en los tiempos actuales?, manifest¨® el secretario general del PCE. Para Carrillo, esta proposici¨®n de ley ?no regula algo que pueda pasar, sino algo que existe ya en la sociedad espa?ola?, y cit¨® el informe elaborado en 1974 por el fiscal del Tribunal Supremo, en el que se daba la cifra de 300.000 mujeres espa?olas que abortaban cada a?o. ?Si en 1974 eran 300.000?, dijo, ?es muy probable que en la actualidad este n¨²mero sobrepase el medio mill¨®n?.

"Fariseos antiabortistas"

Y a?adi¨® Carrillo: ?Si investig¨¢ramos un poco en las vidas y en las historias personales de todos esos fariseos que se oponen al aborto, es muy probable que encontr¨¢ramos alguna relaci¨®n directa o indirecta con el problema del aborto?. El dirigente comunista, que se mostr¨® convencido de que si en Espa?a se realizara una buena campa?a de informaci¨®n en la televisi¨®n y los restantes medios informativos sobre el aborto, y a continuaci¨®n se sometiera el tema al refer¨¦ndum, ¨¦ste ?se ganar¨ªa, como ha ocurrido en Italia?, manifest¨® que la necesidad de la regulaci¨®n de la interrupci¨®n voluntaria del embarazo est¨¢ justificada ?porque la maternidad debe ser un acto libre.

S¨®lo as¨ª se puede lograr una cierta normalidad y armon¨ªa en las familias, con hijos todos ellos deseados, y s¨®lo as¨ª se diferencia el hombre de los animales, ya que ¨¦stos se reproducen por instinto. sin planificaci¨®n?.

Finalmente, Carrillo reconoci¨® que este tema le pod¨ªa costar al PCE la p¨¦rdida de votos, ?pero no es una cuesti¨®n electoral, sino de principios?, afirm¨®.