Orejitas de aburrimiento en Toledo
Plaza de Toledo. Tradicional corrida del Corpus. Toros de Juan Mari P¨¦rez Tabernero, chicos y muy flojos. S¨®lo el primero tuvo algo de presencia. El cuarto fue devuelto, despu¨¦s de picado, por su evidente Invalidez. El sobrero, de la misma ganader¨ªa, flojo y de noble embestida. Todos se dejaron torear, a excepci¨®n del lote de Campuzano, que se defend¨ªa sin pasar. Paquirri: oreja. Oreja. D¨¢maso Gonz¨¢lez: Oreja. Vuelta que no termina. Tom¨¢s Campuzano: palmas. Palmas.La corrida que se celebra tradicionalmente en Toledo durante la festividad del Corpus ha resultado un solemne tost¨®n. Todo ha transcurrido como si un aburrido espectador hubiera enfocado hacia el ruedo sus prism¨¢ticos al rev¨¦s. As¨ª, todo lo que se vio fue toritos en vez de toros, figuritas de luces en lugar de matadores, y orejitas. Sobre todo, orejitas, porque las tres que se han cortado en la tarde se merecen rotundamente el diminutivo. Fueron solicitadas por salir sugestivamente del aburrido c¨ªrculo en que hab¨ªan metido al p¨²blico los floj¨ªsimos toros de Juan Mari y las anodinas e insulsas faenas de los toreros, que desplegaron todo su repertorio adornado por sonrisas y miradas heroicas al tendido, como, si lo que estuvieran haciendo fuese el no va m¨¢s de la tauromaquia, pero que por mon¨®tono, rutinario y, sobre todo, por falta de enemigo no pod¨ªa entusiasmar.
El p¨²blico aplaud¨ªa por sectores, siempre coincidentes con el terreno en el que el torero actuaba. Cuando D¨¢maso Gonz¨¢lez daba cachetes al torito y penduleaba en terrenos del cinco, s¨®lo aplaud¨ªan los espectadores de aquel tendido. Cuando Paquirri culeteaba mirando a los parroquianos del tendido tres y giraba en rodillazos que recordaban el primer tiempo del salto de batracio cordobesista, palmoteaba la clientela del tres. Y as¨ª, toda la tarde.
Toros medio muertos
Si Campuzano no obtuvo orejitas fue porque sus toros estaban ya medio muertos y no embest¨ªan ni poni¨¦ndolos un cohete en la entrepata. Y D¨¢maso Gonz¨¢lez vio esfumarse lo que pudo ser orejita doble en su segundo toro, porque mat¨® de cinco pinchazos, una tendida y descabello. Pero como el toro dobl¨® a los once minutos y pico de empezada su faena, puede considerarse premiado con este olvido del tiempo que para ¨¦l tuvo el presidente.
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