Los socialistas franceses obtendr¨¢n la mayor¨ªa absoluta, seg¨²n todos los sondeos
Anoche termin¨® la campa?a electoral por la segunda ronda de las elecciones legislativas. El escrutinio que definir¨¢ la formaci¨®n de la nueva Asamblea Nacional se conocer¨¢ ma?ana, a primeras horas de la noche, pero los ¨²ltimos sondeos conceden al Partido Socialista (PS) la mayor¨ªa absoluta.
El primer ministro, Pierre Mauroy, en el curso de un viaje que realiz¨® ayer en el interior del pa¨ªs, para apoyar las candidaturas socialistas, introdujo en la campa?a el tema de actualidad m¨¢s espinoso tras la victoria del PS: el conflicto que opone al Gobierno y a los medios audiovisuales del Estado, al que hay que a?adir el boom de las radios libres.Durante la semana que precede al d¨ªa de la votaci¨®n no est¨¢ autorizada la publicaci¨®n de los sondeos de los institutos de opini¨®n, aunque contin¨²an realiz¨¢ndose secretamente. La ¨²ltima de esas estimaciones, conocida ayer, daba al PS una mayor¨ªa absoluta cifrada en unos trescientos esca?os sobre los 491 que totaliza el hemiciclo. S¨®lo una sorpresa dada por los abstencionistas de la primera vuelta, el 29%, podr¨ªa modificar los resultados que prev¨¦n todos los observadores, pero, en cualquier caso, la izquierda, ma?ana por la noche, debiera contar con una mayor¨ªa.
Estos ocho d¨ªas de campa?a electoral que han precedido al de la votaci¨®n definitiva han sido pr¨¢cticamente un puro formalismo. La acci¨®n incesante del Gobierno domina el inter¨¦s, la inquietud o las esperanzas de los franceses. El primer ministro, Mauroy, lo entendi¨® as¨ª ayer, al afrontar directamente la cuesti¨®n a la que m¨¢s sensibles son en estos momentos todos los franceses: el conflicto que enfrenta al Ejecutivo y a los medios de informaci¨®n audiovisuales pertenecientes al monopolio estatal. La incidencia de la radio, y mucho m¨¢s la de la televisi¨®n, en la gran masa de franceses, ha agudizado este problema, herencia de la giscardizaci¨®n de los medios de informaci¨®n estatales.
El Gobierno anterior, en efecto, seg¨²n un estatuto por ¨¦l elaborado, nombraba todos los responsables de los tres canales de televisi¨®n y de Radio Francia.
Los socialistas hab¨ªan combatido ferozmente una evidencia que pocos negaban: esa estructura jur¨ªdica conllevaba el nombramiento, por parte de la autoridad pol¨ªtica, de directores de la informaci¨®n sensibles a los intereses del poder ejecutivo, convirtiendo as¨ª un servicio p¨²blico en un esclavo de intereses dudosos.
En cuanto el presidente Fran?ois Mitterrand se instal¨® en el palacio del El¨ªseo se le esperaba en este terreno. ?Habr¨¢ caza de brujas?, ?mantendr¨¢ el Gobierno socialista la neutralidad que ¨¦l exig¨ªa a sus antecesores frente a la informaci¨®n de los medios del Estado? Un mes despu¨¦s no ha habido expulsi¨®n alguna, pero las malas costumbres, patentadas por el poder anterior, persisten, seg¨²n palabras de Mauroy, y tanto este ¨²ltimo como el ministro de Informaci¨®n, Georges Fillioud, han invitado a los directores de los canales, e indirectamente a varios periodistas vedettes del giscardismo, a dimitir.
El nuevo Gobierno tendr¨¢ que demostrar que lo que eran sus principios sobre la independencia de la informaci¨®n estatal cuando militaba en la oposici¨®n son aplicables ahora. Ayer, Mauroy fue categ¨®rico: en oto?o se someter¨¢ a la aprobaci¨®n de la Asamblea un nuevo estatuto del monopolio estatal que garantizar¨¢ ?la no intervenci¨®n del Gobierno en los contenidos de los diarios informativos?. Pero advirti¨® que a estos medios ?vendr¨¢n hombres nuevos y otros desaparecer¨¢n?.
Adem¨¢s, el monopolio del audiovisual sufre otra enfermedad, consecuencia tambi¨¦n de la victoria socialista. Son incontables las radios libres que surgen cada d¨ªa en todo el territorio. S¨®lo en Par¨ªs ya funcionan alrededor de dos docenas. Jur¨ªdicamente esa situaci¨®n a la italiana va contra la ley, es decir, contra el monopolio estatal de las ondas, pero pol¨ªticamente el PS se encuentra fuera de juego: en sus tiempos de la oposici¨®n defendi¨® la creaci¨®n de radios libres en ciertas condiciones. El propio Mitterrand fue perseguido por la justicia, hace dos a?os, por manifestarse en favor de Radio Respuesta, emisora socialista.
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