Cervantes, en Televisi¨®n
Al termiaadbz~i¨®n de Cevantes en1lda~n Espa?ola los guioni¨ªBI?~serie realizada por Alfoinsw&OqLw¨ªa estimamos convenientezdarzimaestro parecer sobre, la irnid?naw proporcionar algun¨¢s ¨ªnfoimaciones complern-entairias qje permitan emifir un juic iom¨¢s, corn,pleto sobre dicho e"spect¨¢c#lo televisivo.Queremos advertir de antemano que tanteq1os guionistas como el supervisor, Camilo Jos¨¦ Cela, hemosrechazado en dos ocasiones la,comparecencia ante. las c¨¢mar¨¢sde T-clevis¨ª¨®n: una, en la presentui¨®n;-;coLoquio previa al episodio imic¨ª¨ªtl (_q~ie no se llev¨® a cabo fit?almente,)-,c(>n-P0~0-2 -ridwT,-'?-n-e.I-p-rograma La claie. Obramos as¨ª por entender que nuestra comparecencia habr¨ªa producido un inevitable enfrentamiento con el realizador de la serie, pol¨¦mica que a nuestro ' juicio habr¨ªa enrarecido su cornprensi¨®n, adem¨¢s de resultar superflua para buena parte de los espectadores. Pero si no pod¨ªamos acudir a esos coloquios como eruditos ni como espectadores ingenuos, mucho menos pod¨ªamos hacerlo como avalistas de lo realizado.
Hoy, sin embargo, y a la vista de la irritaci¨®n provocada por el Cervantes en algunos sectores de nuestra sociedad (dejando aparte el entusiasmo que haya producido en otros); a* la vista tambi¨¦n del grado de simplicidad demag¨®gica de ciertas escenas, y,` finalmente, a la vista del uso ideol¨®gico que de tales errores han hecho ciertos medios (le ultraderecha, integr¨¢ndolos en una campa?a de intoxicaci¨®n contra el actual equipo directivode RTVE, creemos que nuestro silencio podr¨ªa ser interpretado -como una incondicional aprobaci¨®n de lo emitido. Y no es este el caso, ciertamente.
Nuestras precisiones no entran en la concepci¨®n cinematogr¨¢fica propia del realizador, pero tampoco podemos pasar por alto que en buena parte es esa concepci¨®n la responsable de un producto fiha? simplificador; de un espect¨¢culo incapaz de atraer la atenci¨®n de? gran p¨²blico; de una producci¨®n, en fin, in¨²til y neciamente agresiva contra una parte de nuestra sociedad que, todo hay que decirlo, se manifiesta morbosamente sensible ante cualquier exposici¨®n hist¨®rica o ideol¨®gica que no coincida con sus puntos de vista.
En cualquier caso, los guiones
onginales, supervisados por Cela
y aprobados en su d¨ªa por el
equipo directivo de Televisi¨®n
Espa?ola, pretend¨ªan trazar la
dif¨ªcil biograf¨ªa del autor del
Quijote, llena de puntos oscuros,
con - un prop¨®sito fundamental:
dar,cuenta del arduo trabajo- de
nuestros esp¨ªritus m¨¢s libres en
una ¨¦poca opresiva, ¨¦poca que
instalar¨ªa adem¨¢s en nuestra his
toria la sospecha frenteal arte y la
cultura e institucionalizar¨ªa la
persecuci¨®n de la libertad de ex
presi¨®n. Como ese papel lo ejer
ci¨® en nuestros. reinos y en aquel
momento el Tribunal de la In
quisici¨®n, nos pareci¨® bastantecoherente dar al Santo Oficio un papel fundamental en la tensi¨®n dram¨¢tica de la biograf¨ªa. No hubo, ya lo sabemos, persecuci¨®n inquisitorial contra Cervantes (como la hubo, por cierto, contra otros ilustres escritores coet¨¢neos). Se trata de una licencia narrativa que ha de ser presentada como tal para estimarla leg¨ªtima.
Era tambi¨¦n nuestro prop¨®sito hacer llegar al gran p¨²blico los problemas y los datos generales de la ¨¦poca, entra?ados en la dura vida y en la m¨¢s dura carrera literaria de M¨ªguel de Cervantes. Por ello consideramos oportuno aceptar como probables hipot¨¦tlcos episodios de la vida cervantina de dudosa prueba,, pero que serv¨ªan a esa finalidad.
Finalmente estimamos que la atracci¨®n de una audiencia masiva obligaba a algo m¨¢s que a un lenguaje televisivo de corte de telefilme y, por supuesto, a algo m¨¢s que a un ejercicio pstetizante y elitista. Para ello,lconcebimos la intervenci¨®n de Camilo Jos¨¦ Cela como comentador de todos y cada uno de los episodios de la serie. Y la concebimos integrada en los episodios, saliendo al paso de la acci¨®n dram¨¢tica? acot¨¢ndola con brevedad, de' modo que las apariciones delescritor sirvieran para subrayar aspectos que nos parec¨ªan decisivos: fijando la condici¨®n hipot¨¦tica de lo que se narraba, unas veces; otras, estableciendo las conexiones con la actualidad; otras, en fin, reflejando los rasgos b¨¢sicos de la obra cervantina. No nos cabe duda de que Camilo Jos¨¦ Cela posee, ante la generalidad de la ciudadan¨ªa, una solvencia como escritor de primera fila y una capacidad comunicativa notable; este papel acotador de CePa habr¨ªa valido as¨ª para retirar desde el principio muchas suspicacias y discusiones sobre el car¨¢cter ficticio de lo filmado. Perqsi la eliminaci¨®n de Cela nos parece grave, m¨¢s grave nos parece todav¨ªa la extirpaci¨®n pura y simple de episodios importantes
lue enriquec¨ªan y matizaban la igura del autor del Quijote, present¨¢ndolo como un hombre afincado en su tiempo, de talante liberal, cauteloso frente a la opresi¨®n, pero generoso en eljuicio.
El trabajo del realizador, que convirti¨® seis episodios en nueve, parad¨®jicamente, despu¨¦s de eliminar, un alto porcentaje de los guiones, ha hecho verdaderos estragos en este sutil terreno de los matices.'De las suprimidas intervenciones de Cela (cuya neces¨ªdad vino a poner de manifiesto el recurso al off del plano final), nos parece part¨ªcularmente grave la que preced¨ªa a lo que' qued¨® con vertido.en una voz an¨®nima. Ena.qu¨¦lla, Cela, un escritor de hoy, al considerar la serie como una. ficci¨®n hipot¨¦ticade la vida cervantina, la defin¨ªa como un ejemplo de la pugna entr¨¦ el creador y el poder. Y enumeraba otros casos ejemplares -la Europa luterana, el mundo ¨¢rabe, las sociedades fascistas, la Rusia de Stalin y la Espa?a de Franco- de la cadena opresiva del esp¨ªritu libre. Parece claro que, tras estas afirmaciones, el off final habr¨ªa irritado a algunos, pero habr¨ªa hecho pensar a los m¨¢s.
Se han retirado asimismo de los distintos episodios numerosas secuencias importantes -Y no s¨®lo para comprender el car¨¢cter y la obra cervantina o los matices de una personalidad compleja, sino tambi¨¦n el cuadro ?de fondo? hist¨®rico o la cr¨®nica de la distinta recepci¨®n obtenida por el Quijote aqu¨ª y en Europa. En suma, lo que en los guiones daba pie a una biografia llena de claroscuros qued¨® convertido en un espect¨¢culo, en demasiadas ocasiones ?plano?, donde o bien Cervantes !e ha paseado con la tristeza y la solemnidad de los figurones o bien se ha consumido el tiempo en destacar ?pinceladas de ¨¦poca? (burdeles, etc¨¦tera), que terminaron por adquirir una trascendencia que no ten¨ªan.
Creemos que de cara a una televisi¨®n m¨¢s critica' y libre, se ?mpone distinguir entre aquello que estimula a la raz¨®n y aquello que la obceca. Durante dos a?os de trabajo nos esforzamos en lograr precisamente lo primero. Mucho 'nos tememos que el realizador ha conseguido lo ¨²ltimo.
Sueiro, Isaac Montero, Manuel Matffi y Eugenio Mart¨ªn son escritores y guionistas de la serie televisiva Cervantes.
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