El Rey no sufrir¨¢ secuelas f¨ªsicas por las lesiones sufridas con el cristal de una puerta en la Zarzuela
A las 11.15 horas de ayer, el rey Juan Carlos abandonaba el Hospital Central de la Cruz Roja por la misma puerta por la que casi trece horas antes hab¨ªa ingresado en el mismo, en ba?ador, cubierto con un albornoz y con una toalla envuelta en la cabeza, para ser atendido de las m¨²ltiples lesiones causadas al atravesar con su cuerpo un cristal de la puerta que da acceso a la piscina del palacio de la Zarzuela. Poco despu¨¦s, el Rey recib¨ªa en audiencia al presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, con lo que reanudaba su actividad normal, si bien el resto de las audiencias previstas para ayer quedaron suspendidas para facilitar el descanso de Su Majestad, tras la larga noche que, pr¨¢cticamente en vela y recuper¨¢ndose del posoperatorio, hab¨ªa pasado en el referido centro hospitalario.
De regreso a la Zarzuela, despu¨¦s de haber hecho entrega de la correspondiente copa al ganador del Gran Premio de Automovilismo de Espa?a, celebrado en la tarde del domingo en el circuito del Jarama, Su Majestad practic¨® durante unos breves minutos su favorito deporte del squash con Manuel Santana y, acabado el partido, se dispuso a ba?arse en la piscina de su residencia.Con la premura de quien, agobiado por el calor, sabe cerca e frescor del ba?o, el Rey se dirigi¨® con celeridad al encuentro con el agua y en su camino se interpuso el cristal de una de las puertas de acceso al jard¨ªn donde se encuentra la piscina. El cuerpo del Rey quebr¨® el cristal y las esquirlas producidas por su rotura hicieron mella en m¨²ltiples puntos de su anatom¨ªa.
En la actualidad se est¨¢ procediendo en el palacio de la Zarzuela a sustituir los cristales de puertas y ventanas por otros cuyas caracter¨ªsticas impiden que, en caso de rotura, se fraccionen en pedazos, quedando reducidos a polvo, con lo que se evitar¨ªan accidentes del tipo del sufrido anteayer por el Rey. Precisamente la puerta fracturada es una de las pocas que restan a¨²n por sustituir.
Transcurridos los primeros momentos de desconcierto entre las personas que hab¨ªa junto al Rey en el momento de ocurrir el accidente, inmediatamente se dispuso su traslado a alg¨²n centro hospitalario. El propio Rey indic¨® que quer¨ªa ser atentido en el Hospital Central de la Cruz Roja. Esta decisi¨®n responde a la familiaridad de Su Majestad con esta instituci¨®n, en cuyo centro sanitario ya ha sido atendido en una ocasi¨®n anterior, en la que tambi¨¦n result¨® lesionado en un brazo, as¨ª como el pr¨ªncipe Felipe, cuando sufri¨® un accidente mientras jugaba en su colegio.
La predilecci¨®n del Monarca por la Cruz Roja -los hospitales de la Seguridad Social se encontraban ayer en huelga, atendi¨¦ndose tan s¨®lo las urgencias- viene justificada, de otra parte, por el hecho de que su m¨¦dico personal pertenece al cuadro cl¨ªnico de esta instituci¨®n, as¨ª como el pediatra que atendi¨® durante su infancia a los infantes.
Decidido el traslado de Su Majestad a la Cruz Roja, en este centro se recibi¨® la correspondiente indicaci¨®n desde la Casa del lley, al tiempo que el Mercedes que habitualmente utiliza el Monarca para su desplazamiento enfilaba la carretera de La Coru?a a toda velocidad -algunos de los conos que en d¨ªas festivos sirven para habilitar un carril m¨¢s para el acceso a Madrid fueron arrollados en la vertiginosa carrera- hacia el hospital.
El director del centro, doctor Caparr¨®s, que junto con el Jefe del servicio de reanimaci¨®n del hospital, doctor N¨²?ez, culminaba su fin de semana en Cotos, fue inmediatamente localizado e informado de la noticia. Tambi¨¦n a toda velocidad se trasladaron hasta Madrid. Cuando entraron en el quir¨®fano poco despu¨¦s de las diez de la noche, ya hab¨ªa comenzado la operaci¨®n. La anestesia total del Monarca hab¨ªa corrido a cargo del jefe de secci¨®n de reanimaci¨®n, doctor Ruiz Campa.
Medidas de seguridad
Poco antes de la llegada del Monarca al centro hospitalario, los servicios de seguridad de la Zarzuela ten¨ªan controladas las cinco entradas que tiene el sanatorio, as¨ª como los cuatro ascensores que llevan hasta la planta de quir¨®fanos. La vigilancia policial, f¨¦rrea no era, sin embargo, ostensible, y en ning¨²n momento, tal como hab¨ªa pedido el propio Rey, el centro se hab¨ªa visto interrumpido en su actividad normal.
El director del centro, doctor Caparr¨®s, asegura que las urgencias no se vieron afectadas en ning¨²n momento por la presencia del Rey. Las ambulancias continuaron entrando al centro. Tan s¨®lo, y como an¨¦cdota, el doctor Caparr¨®s se?ala que un gitano que, con una ligera herida en la cabeza, esperaba ser atendido por el servicio de urgencias, y una vez que hubiera sido inspeccionado por el m¨¦dico de guardia, protest¨® de que "ese hombre sea atendido antes que yo si acaba de llegar?. Cuando supo que ?ese hombre? era el Rey, el gitano se disculp¨®.
Tras el primer reconocimiento a cargo del equipo de guardia, y una vez personado en el centro el jefe del servicio de traumatolog¨ªa y ortopedia, doctor Valderrama, la Reina fue convencida para que abandonara el quir¨®fano, al que entr¨® acompa?ando a su esposo y de quien no se quer¨ªa separar, en medio de visibles muestras de nerviosismo.
Confirmada la ausencia de alguna esquirla que pudiera haber quedado en las m¨²ltiples heridas que presentaba el cuerpo del Rey, mediante el oportuno examen radiol¨®gico, al que accedi¨® el Monarca por su propio pie y con notables muestras de dolores, el doctor Valderrama decidi¨® proceder a la anestesia total del paciente con el fin de profundizar en la herida del antebrazo izquierdo, que era la que peor aspecto presentaba.
En el interior del quir¨®fano, a las 22.10 horas del domingo, se encontraban los doctores Valderrama, Mu?oz, m¨¦dico adjunto del servicio de cirug¨ªa general; Ruiz Campa, Zurita, cu?ado de Su Majestad, y el m¨¦dico personal del Monarca y jefe del departamento de geriatr¨ªa del centro, doctor Salgado. Posteriormente se unir¨ªan los doctores Caparr¨®s y N¨²?ez.
Durante las dos horas y cuarto que dur¨® la intervenci¨®n quir¨²rgica, la Reina permaneci¨® en una sala adjunta al quir¨®fano, constantemente informada del curso de la intervenci¨®n. En esos momentos ya se encontraba en el centro el presidente de la Cruz Roja Espa?ola, Enrique de la Mata, que altern¨® la vigilia por la presencia del Monarca en el centro con sus gestiones de intermediario entre las instituciones penitenciarias y los familiares y abogados de los grapo que permanecen en huelga de hambre.
Poco antes de la una de la madrugada del lunes, concluida la intervenci¨®n quir¨²rgica y retirada la intubaci¨®n, el Rey fue recobrando la conciencia, a¨²n en el mismo quir¨®fano. ?Estamos sorprendidos de la capacidad de reanimaci¨®n que tiene el Rey?, asegur¨® el doctor Caparr¨®s, ?ya que apenas concluida la operaci¨®n ha ido recobrando el estado de lucidez?.
Trasladado a la sala de reanimaci¨®n, junto al quir¨®fano donde acababa de ser intervenido, Su Majestad entr¨® en la misma acompa?ado ya por la Reina. ?Ya estoy aqu¨ª. No comprendo c¨®mo no he podido ver el cristal?, fueron sus primeras palabras a los doctores que le acompa?aban. Inmediatamente, vigilado desde fuera a trav¨¦s de un cristal por los doctores responsables de la reanimaci¨®n del paciente, el Rey fue dejado a solas con la Reina.
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El Monarca se recuper¨® de la anestesia inmediatamente
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En un posterior contacto directo con los doctores, el Monarca se' interes¨® por las. caracter¨ªsticas de la operaci¨®n a la que hab¨ªa sido sometido. La explicaci¨®n del doctor Valderrama, asegur¨¢ndole que podr¨¢ recuperar la movilidad total del brazo, tranquiliz¨® a don Juan Carlos., Al parecer, la herida m¨¢s importante, la del antebrazo izquierdo, presentaba -seg¨²n indica el doctor Caparr¨®s- una retracci¨®n, es decir, una mayor separaci¨®n de sus labios que la ocasionada por el corte del cristal. Esta circunstancia se habr¨ªa debido al tiempo transcurrido desde que tuvo lugar el accidente hasta su atenci¨®n m¨¦dica.
Superados los primeros momentos de la reanimaci¨®n, a¨²n en pleno proceso posoperatorio, el Rey fue trasladado a la habitaci¨®n 717, de la s¨¦ptima planta, una de las dos que tiene el centro, para enfermos privados.
En la habitaci¨®n 717 de la s¨¦ptima planta, que en verano se deja desocupada coincidiendo con una fuerte remisi¨®n en los ingresos, dados los problemas de refrigeraci¨®n que registra por ser la ¨²ltima del edificio, el Rey descans¨® desde cerca de las cuatro de la ma?ana. La habitaci¨®n consta de dos peque?as salas, en una de las cuales la Reina pas¨® la mayor parte de la noche, salvo un breve intervalo entre las cinco y las ocho de la ma?ana, que fue a descansar a la Zarzuela. En la otra sala, sobre una cama en cuyo cabecero se sit¨²a un interfono y un crucifijo, junto 4 un peque?o cuarto de ba?o, el Rey apenas si pudo conciliar el sue?o. Constantemente vigilado por los servicios de reanimaci¨®n, tan s¨®lo entr¨® en una ligera somnolencia entre las ocho y las diez de la ma?ana.
El resto de la planta, que completan otras diecis¨¦is habitaciones, de las que hay ocupadas en la actualidad doce, pas¨® la noche en absoluta normalidad. Tan s¨®lo por la ma?ana, cuando, poco antes de las 11.30, el Rey abandon¨® el centro, las puertas de las habitaciones ocupadas se entreabrieron para saludar sus ocupantes al Monarca, quien correspondi¨® afectuosa mente a las muestras de cari?o.
La Reina, antes de abandonar el centr¨®, visit¨® al celador de la s¨¦ptima planta que, mientras fuera de su turno esperaba por ?si soy necesario? en la cafeter¨ªa antes de marchar a su domicilio, sufri¨® una perforaci¨®n de est¨®mago de la qu¨¦ hubo de ser intervenido.
Ya en el jard¨ªn del centro hospitalario, entre los familiares de enfermos que esperaban la salida de los monarcas, el Rey descendi¨® de su veh¨ªculo y antes de marchar hacia la Zarzuela correspondi¨® a las muestras de afecto que recib¨ªa. Vestido con un chandall blanco, el brazo izquierdo en cabestrillo y sujeto en su escayola por un soporte met¨¢lico, y la mano derecha tambi¨¦n vendada, el Rey presentaba en el rostro sendas muestras de las lesiones sufridas, especialmente en la nariz y en el p¨¢rpado inferior del ojo izquierdo.
Sonriendo, asegur¨® a los presentes dirigi¨¦ndose a los informadores que aguardaban su salida, que no era nada, al tiempo que explicaba con gestos c¨®mo ?me he tragado el cristal?. Poco antes, a los doctores que le hab¨ªan atendido les hab¨ªa recomendado, entre bromas, que tuvieran cuidado con los cristales, despu¨¦s de haberse interesa do con Enrique de la Mata sobre su pr¨®xima visita al Africa Austral, as¨ª como sobre el viaje oficial que el Monarca tiene previsto realizar a Arag¨®n, de donde es diputado centrista el presidente de la Cruz Roja espa?ola.
Predicci¨®n del accidente
Mientras el Rey reanudaba su actividad normal en el Palacio de la Zarzuela, con la entrevista mantenida con el presidente del Gobier no, la Reina recib¨ªa un telegrama remitido por el futur¨®logo Rafael Lafuente en el que muestra su con dolencia por el accidente sufrido por el Monarca, al tiempo que suplica, respetuosamente, ?que sean tenidas en cuenta mis predicciones que est¨¢n inspiradas siempre en mi lealtad a la Corona?.
Rafael Lafuente hab¨ªa recibido el pasado d¨ªa 12 un comunicado de la Jefatura del Estado agradeci¨¦ndole la advertencia que d¨ªas antes hab¨ªa hecho el futur¨®logo acerca de que el Rey podr¨ªa sufrir un percance el d¨ªa 21 o 22 de este mes.
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