Nota episcopal sobre el matrimonio y el divorcio
1. Reci¨¦n aprobada por el Parlamento espa?ol la ley del Divorcio, los obispos de la comisi¨®n permanente acabamos de celebrar nuestra reuni¨®n de junio. Es bien sabido que la Conferencia Episcopal Espa?ola, durante el largo proceso de la elaboraci¨®n de esta ley, ha venido pronunci¨¢ndose, a trav¨¦s de sus distintos ¨®rganos, sobre los valores mora les y cristianos comprometidos en ella. A esos documentos remitimos hoy a cuantos quieran valorar el nuevo texto legal desde la conciencia cristiana y las ense?anzas del Evangelio.2. No haremos ahora el an¨¢lisis pormenorizado de dicho texto. Eso no obstante, sin mengua del respeto a las c¨¢maras legislativas, lamentamos seriamente la aprobaci¨®n de una ley que da?a gravemente la estabilidad del matrimonio y deja adem¨¢s de manera tan ampl¨ªa, al arbitrio de los c¨®nyuges la disoluci¨®n del mismo.
3. Entramos as¨ª en una situaci¨®n que en puntos tan determinantes, nos conduce a un nuevo modelo de familia. Esto acent¨²a nuestra responsabilidad cristiana y nos hace recordar que la Iglesia no puede reconocer delante de Dios la disoluci¨®n del matrimonio can¨®nico ni admitir en tal caso un segundo matrimonio. Los fieles cat¨®licos, por su parte, no pueden hacer uso en conciencia de las posibilidades civiles que les brinda la ley de Divorcio. Quienes den ese paso se colocan en situaci¨®n irregular ante Dios y ante la Iglesia.
4. Los datos que conocemos de otros pa¨ªses divorcistas autorizan a prever que se dar¨¢n tambi¨¦n entre nosotros casos de parejas o de personas cat¨®licas en situaci¨®n irregular, bien se . a porque establecieron una uni¨®n meramente civil, bien porque consiguieron el divorcio y han contra¨ªdo un nuevo compromiso legal con persona distinta del propio c¨®nyuge. ?Deja la Iglesia de ser madre para estos hermanos nuestros? Por supuesto que no. Habr¨¢ que encontrar a toda costa respuestas pastorales id¨®neas para tales personas, sin traicionar la ley de Dios y las exigencias religiosas de los sacramentos.
5. Nos proponemos, pues, los obispos estudiar muy a fondo este panorama y ofrecer a los cat¨®licos espa?oles una iluminaci¨®n evang¨¦lica que oriente su proceder ante las nuevas circunstancias. En esta reuni¨®n de la permanente hemos iniciado el estudio de lo que ser¨¢ en su momento un documento-gu¨ªa sobre la acci¨®n pastoral con los divorciados y con los casados civilmente.
6. Una vez finalizado, con el resultado que conocemos, nuestro esfuerzo por lograr una ley mejor, lo que ahora se impone a los pastores y a los rieles es un claro testimonio cristiano acerca del modelo matrimonial y familiar que emana de la ley de Cristo. La uni¨®n sacramental ha de ser fuente y expresi¨®n de un amor sin medidas en la pareja cristiana. La familia habr¨¢ de constituirse en Iglesia dom¨¦stica, ¨¢mbito privilegiado para la educaci¨®n en la fe, escuela de virtudes humanas y evang¨¦licas, siempre abierta al encuentro con otras personas y familias. Las leyes son ciertamente muy importantes para el bien y para el mal de la sociedad. Pero lo que, en definitiva, identifica a la Iglesia, como presencia de Cristo en la historia humana, es la fuerza interna del bien y el valor evangelizador del testimonio.
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