Las flores, un prospero mercado negro en la Uni¨®n Sovi¨¦tica
La escena parece extra¨ªda de una novela de misterio. En un mercado de Mosc¨², una anciana entreabre un bolso y saca r¨¢pidamente un bulto. Inmediatmente es rodeada por una excitada multitud: ??Ap¨¢rtense, ap¨¢rtense. No formen grupos!?, implora la viejecita. A pesar de las apariencias, la mujer de edad avanzada no es Mar¨ªa Rogova, una de las protagonistas de La gente de Smiley, de John Le Carre, sino una vendedora clandestina de flores, seg¨²n el retrato trazado recientemente por el diario sovi¨¦tico Trud, ¨®rgano de los sindicatos de la URSS.
Un equipo de reporteros de ese peri¨®dico se ha dedicado a investigar los canales paralelos de venta de flores -un bien muy apreciado por los sovi¨¦ticos-. Los resultados de la encuesta son bastante asombrosos.El administrador de un complejo deportivo cercano a Mosc¨² acumul¨® en poco tiempo 17. 000 rublos de beneficios (m¨¢s de dos millones de pesetas). El m¨¦todo era muy sencillo: con la complicidad de una de las directoras de una florister¨ªa del Estado revend¨ªa flores en el mercado negro.
?Este no es un caso ¨²nico?, afirma Trud. ?No s¨®lo se especula con flores, sino tambi¨¦n con semillas y bulbos?. En Krasnodor (al sur de la Rep¨²blica Federal rusa), se descubri¨® recientemente una red de distribuci¨®n de esquejes, semillas y bulbos. La red ten¨ªa clientes en todos los rincones de la Uni¨®n Sovi¨¦tica: desde Ucrania y el B¨¢ltico hasta el mar del Jap¨®n.
Seg¨²n datos oficiales, la URSS produce al a?o de 700 a 750 millones de flores, pero la demanda es mucho mayor. ?El d¨¦ficit en la producci¨®n de flores?, opinan los reporteros de Trud, ?incita a la especulaci¨®n y al mercado negro?.
El jefe del Departamento de Jardines Decorativos, del Ministerio de Agricultura de la URSS, se queja de las dificultades con las que se encuentra para cumplir los objetivos del plan quinquenal: s¨®lo recibe el 60% de los esquejes que necesita para obtener claveles; del 35% al 40% de los rosales y del 10% al 15% de los bulbos de tulipanes, narcisos y jacintos. Adem¨¢s, no existen rosales estables y es necesario hacer nuevas plantaciones cada a?o.
Las esperanzas est¨¢n puestas en los resultados que pueda dar un soljov (granja estatal) inaugurado recientemente cerca de Mosc¨². Si todo sale seg¨²n las previsiones, de ah¨ª saldr¨¢n cada a?o quince millones de esquejes para claveles.
Para evitar la reventa, las florister¨ªas de la URSS limitan a diez el n¨²mero de flores que puede comprar cada cliente. Aun as¨ª, la picaresca se extiende. Los precios pagados en los, mercados libres aumentan y algunos se animan a hacer negocios a cuenta de las flores del Estado.
Recientemente se compraron 1.700.000 bulbos para adornar las calles de Mosc¨². Por ellas la Administraci¨®n de la ciudad tuvo que pagar mill¨®n y medio de rublos (cerca de 190 millones de pesetas). Pues bien, seg¨²n denuncia Trud, cerca de la cuarta parte del cargamento se perdi¨® antes de ser plantado. Los reporteros-investigadores del peri¨®dico sindical sovi¨¦tico a¨²n no han descubierto ad¨®nde fue a parar la mercanc¨ªa.
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