Etapas en la estrategia de ETA
Joseba El¨®segui es senador del Partido Nacionalista Vasco en la actual legislatura. Durante los Campeonatos del Mundo de pelota, que presid¨ªa el general Franco, se arroj¨® por las gradas ardiendo en llamas para protestar contra la pol¨ªtica que llev¨® la dictadura con el Pa¨ªs Vasco. En este trabajo, el senador El¨®segui estudia la estrategia de la organizaci¨®n ETA y analiza los continuos fracasos de esta banda armada, desde el advenimiento de la democracia y la aprobaci¨®n del Estatuto de Guernica. Comienza con el juicio pol¨ªtico de las acciones de ETA en la ¨²ltima ¨¦poca del franquismo.
Mediada la d¨¦cada de los sesenta, surgi¨® en Euskadi un movimiento rom¨¢ntico, sentimental y generoso, que pretend¨ªa, en circunstancias harto dif¨ªciles, romper las cadenas de la opresi¨®n franquista. Movimiento que tuvo la virtud inmediata de liberar al pueblo vasco del sopor y la desmoralizaci¨®n consiguientes a la derrota en la guerra civil y a la frustraci¨®n padecida inmediatamente despu¨¦s de la victoria aliada en la guerra mundial. Y como consecuencia, una parte de la juventud nacionalista, hipersensibilizada por la dura pol¨ªtica represiva aplicada por el franquismo, opt¨® por la rebeld¨ªa activa contra la opresi¨®n. Aquella opresi¨®n que era ejercida por un r¨¦gimen irremisiblemente condenado a desaparecer, como hab¨ªan desaparecido tras la derrota sus aliados Hitler y Mussolini.Muchos j¨®venes vascos, provenientes la mayor¨ªa de la organizaci¨®n juvenil del PNV -hartos de la inactividad ante la represi¨®n-, despertaron del letargo. Empezaron a proliferar ikurri?as y pintadas que patentizaban la perenne rebeld¨ªa de todo un pueblo. Y tambi¨¦n desde entonces se empu?¨® alguna que otra pistola en manos todav¨ªa temblorosas, con el prop¨®sito de cambiar de t¨¢ctica y como anuncio, a la vez, del inicio de la lucha armada... Porque el franquismo hab¨ªa durado demasiado, arrastrando rabiosamente su condena a muerte en un clima de violencia que justificaba la respuesta violenta... Como lo hab¨ªan hecho sus padres en la guerra de 1936...
Y fue el inicio de la gran preocupaci¨®n para las madres vascas: ?Gure mutilak ez du gaur etxean lo egin?... Buena voluntad, un gran caudal de entusiasmo, pero escasa experiencia. Las cuadrillas de amigos que se refugiaban en la clandestinidad eran f¨¢cil presa de una polic¨ªa siempre al acecho de cualquier movimiento sospechoso. Unas pocas acciones y muchas ca¨ªdas en el camino hacia un objetivo todav¨ªa muy lejano y todav¨ªa no muy claro...
Aunque ya hab¨ªa dejado atr¨¢s mi juventud, fui compa?ero de celda de aquellos j¨®venes. En mi obsesi¨®n de actuar como franco tirador en la resistencia al franquismo, coincid¨ª en el camino con aquella gente, que muchos de ellos hab¨ªan conocido una ni?ez hu¨¦rfana por ausencia del padre, condenado a largos a?os de prisi¨®n por el delito de ?auxilio a la rebeli¨®n de los rojos?, y cuyos hijos, en fiebre incontenible, optaron por la violencia como m¨¦todo, de lucha que acompa?a siempre a la desesperaci¨®n...
En la prisi¨®n de Carabanchel abrac¨¦ a centenares de ellos... Y les abrazaba como si fueran mis propios hijos, porque, en cierto modo, les consideraba como continuadores de los viejos gudaris de mi tiempo y que, como ellos, m¨¢s de uno hab¨ªa muerto cantando el Eusko gudariak... Al fin y al cabo, todos luch¨¢bamos contra el franquismo, que so¨ªuzgaba a nuestro pueblo y negaba a la vez todos los derechos fundamentales del hombre. Entr¨¢bamos en la d¨¦cada de los setenta y es verdad que para entonces entreabr¨ªamos la puerta a la sospecha que no todo era trigo limpio...
Y creyendo defender mejor su sistema, el franquismo conden¨® a aquellos j¨®venes a severas penas de prisi¨®n. Y no cabe duda que se equivoc¨®. Porque aquellos tribunales de Orden P¨²blico hac¨ªan inconscientemente el juego a ETA, ya que esta organizaci¨®n subversiya no actuaba -como no ha actuado luego- exclusivamente en la lucha armada, sino tambi¨¦n en el frente psicol¨®gico para poder influir y manipular el pensamiento, car¨¢cter y reacci¨®n de una parte no despreciable del pueblo vasco. Por ello, ETA -entonces y ahora ha buscado la presencia en las prisiones de un n¨²mero importante de sus militantes de base... De base, que no de dirigentes, porque ¨¦stos son intocables y se situar¨¢n siernpre a buen recaudo. Y desde posiciones seguras animar¨¢n a sus seguidores a la acci¨®n violenta para reivindicar cambios imposibles, exigiendo una permanente amnist¨ªa para sus presos por medio de diarias y tumultuosas manifestaciones, siempre imprescindibles para el mantenimiento de la tensi¨®n pol¨ªtica adecuada...
La agon¨ªa del franquismo
El franquismo entr¨® en la agon¨ªa en esa misma d¨¦cada. Porque Espa?a no pod¨ªa vivir a espaldas de Europa y la miop¨ªa pol¨ªtica de Franco no abarcaba m¨¢s all¨¢ de su castillo, de marfil. ETA recrudeci¨® entonces su lucha, pretendiendo imponer su protagonismo a la hora de provocar el ?s¨¢lvese el que pueda?... Y el proceso de Burgos dio la vuelta al mundo, prestigiando en cierto modo a la organizaci¨®n que abiertamente se enfrentaba a la dictadura... y que para entonces planeaba el espectacular atentado a Carrero Blanco. Atentado que habr¨ªa de asombrar a todos por su audacia y precision...
Pero cuando cambian las circunstancias ha de pensarse en aportar nuevas bazas a la estrategia global. Aunque se manten¨ªa la progresiva escalada en la lucha armada, el proceso de Burgos liquid¨® la primera y confusa fase pol¨ªtica en la estrategia de ETA. Porque a partir de entonces esta organizaci¨®n abierta y p¨²blica mente, sin reparos ni disimulos, sus planteamientos pol¨ªticos. As¨ª de simple: no pod¨ªa lograrse la liberaci¨®n nacional de Euskadi sino a trav¨¦s de la llamada ?liberaci¨®n social?. No se pod¨ªa llegar a aqu¨¦lla sin imponer ¨¦sta. Es decir, a trav¨¦s del marxismo-leninismo Y la dictadura del proletariado. Y para posibilitar el logro de este objetivo hab¨ªa que imponer una nueva estrategia.
Hasta entonces, la juventud que actuaba en la clandestinidad hab¨ªa tratado de socavar y roer las bases del sistema que sojuzgaba a Euskadi. Sin control directo de partido pol¨ªtico determinado, aunque la mayor¨ªa de aquellos j¨®venes se hab¨ªa desgajado del PNV. Pensando entonces exclusivamente como nacionalistas vascos, en la creencia que as¨ª se daba una respuesta eficaz al r¨¦gimen opresor... Justo en el momento en que empezaron a subirse al carro gentes extra?as, de origen pol¨ªtico sospechoso, depredadores de sanas conciencias nacionalistas, con pretensiones de vender ideolog¨ªa revolucionaria internacionalista. Alardeando de abertzalismo, eusquera e ikurri?a para as¨ª vender mejor su mercanc¨ªa.
En el verano de 1971 pasar¨ªan del centenar los presos de ETA en la prisi¨®n de Carabanchel. Para entonces, con una antelaci¨®n de dos y tres a?os, cumpl¨ªan condena algunos veteranos de dicha organizaci¨®n, que tuvieron suficiente tiempo para instruirse debidamente en el marxismo-leninismo y m¨¦todos revolucionarios. Y los nuevos fueron f¨¢cil presa de aquellos hombres de frustrada vocaci¨®n nacionalista, tras ser condenados a incontables a?os de prisi¨®n. Ellos organizaron dentro de la prisi¨®n una eficaz universidad revolucionaria, contando al efecto con una bien surtida biblioteca marxista. Y era obligatoria la asistencia a los cursos por parte de los reci¨¦n venidos, a quienes no les hac¨ªa falta ninguna preparaci¨®n escolar para entrar de lleno en el doctorado de tan importante ciencia. Aquellos j¨®venes -alguno de ellos con dificultad para expresarse en castellano- tuvieron el buen ¨¢nimo de enfrascarse en el estudio de El capital...: ?Pero V¨ªctor, ?c¨®mo puedes tener el valor de abrir ese libro, si la mitad de las palabras no las entiendes??. ??Y para qu¨¦ est¨¢ el disionario, pues??.
Y como estaba mandado, la mayor¨ªa se gradu¨® en muy poco tiempo en el marxismo-leninismo... Y con el petate cargado de altisonantes y rotundas frases, e intoxicados en la din¨¢mica del revelador pensamiento, no paraban de decir disparates. Entre blasfemias y tacos, o¨ª con pena frases que me quedaron grabadas para siempre: ?El nacionalismo est¨¢ superado y desfasado?; ??Libertad, para qu¨¦??... Ya no se pronunciaba la palabra independentzia. Algo hab¨ªa muerto en aquellos hombres, y ese algo era la esperanza.
Las posiciones de ETA
Mientras tanto ETA fortificaba sus posiciones. Trata de conseguir medios suficientes para potenciar y fortalecer su infraestructura, que exige d¨ªa a d¨ªa m¨¢s dinero. Todav¨ªa no se ha descubierto el rentable m¨¦todo del impuesto revolucionario y se impulsa el arriesgado procedimiento del atraco a mano armada. El mercado internacional de armamento clandestino ofrece inagotables posibilidades con tal de pagar al contado. Y bien vale el riesgo de sufrir algunas bajas, que, por otra parte, ampl¨ªan la lista de los ?heroicos patriotas ca¨ªdos en combate?.
Y hab¨ªa que llevar a cabo una acci¨®n espectacular que hiciera ver al mundo que la liquidaci¨®n del franquismo pasaba por ETA. Y la mayor¨ªa del pa¨ªs aplaude el audaz atentado que cost¨® la vida al almirante Carrero Blanco. El 20 de noviembre de 1975 muere Franco, despu¨¦s de una
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Etapas en la estrategia de ETA
Viene de p¨¢gina 20 cruel resistencia a las leves de la naturaleza. Lo enterraron sus ¨ªntimos colaboradores para enterrar con ¨¦l todo s¨ªmbolo que les compromet¨ªa con el r¨¦gimen que se descompuso antes que el Caudillo. Y todo un pueblo empez¨® a respirar. Y se instaur¨® una democracia. Democracia al estilo y corte occidental, promulg¨¢ndose una Constituci¨®n democr¨¢tica a nivel del Estado espa?ol. Constituci¨®n que no satisface plenamente a los nacionalistas vascos. Pero que en puro realismo, pisando tierra firme, no tiene alternativa por el momento, porque la fuerza num¨¦rica de los vascos a nivel de Estado no puede descalificarla en derecho.Y el Estatuto de Autonom¨ªa es ya una realidad. Se constituy¨® un Gobierno vasco y se restableci¨® el concierto econ¨®mico. Todo ello sue?o dorado de aquellos muchos miles de gudaris que murieron en nuestra guerra para defender lo ahora logrado. Y que el 98% de los que todav¨ªa vivimos aplaudimos como logro feliz e inusitado.
Pero, al decir de ETA y sus organizaciones afines, nada ha cambiado. Alegando que el Estatuto de Guernica es claudicante y que solamente se ha constituido un Gobierno vascongado, que la represi¨®n es superior a la padecida durante el franquismo, que hay m¨¢s presos que nunca, que las libertades fundamentales est¨¢n abolidas, etc¨¦tera, para terminar sentenciando que el ¨²nico medio para lograr la liberaci¨®n nacional y social de Euskadi es la lucha armada.
Es el reconocimiento del fracaso de su segunda etapa estrat¨¦gica: no ha podido imponer su protagonismo en la liquidaci¨®n del r¨¦gimen. No ha conseguido hacer valer su acci¨®n meritoria de romper el franquismo con la muerte de Carrero Blanco. La ca¨ªda del franquismo no ha pasado por ETA. No se ha logrado la ruptura, sino simplemente la reforma del viejo r¨¦gimen. Y la nueva situaci¨®n ha provocado la desesperaci¨®n de sus dirigentes. Se hab¨ªa perdido la esperanza en el logro f¨¢cil de unos prop¨®sitos revolucionarios. Y la desesperaci¨®n aconsejaba nuevo cambio en el rumbo hacia el suicidio.
Pensamiento que no compartimos los nacionalistas que mantenemos la cabeza fr¨ªa. Por una sencilla raz¨®n t¨¢ctica, al margen de otras consideraciones de tinte ideol¨®gico. Porque, de persistir en tan obcecada y demencial actitud, el final ser¨ªa catastr¨®fico para nuestro pueblo, ya que, en definitiva -olvidando pr¨®ximos poderes f¨¢cticos-, ser¨ªamos aplastados por el mundo occidental. Ning¨²n movimiento guerrillero ha triunfado en el mundo sin estar respaldado por una fuerte potencia vecina. La geograf¨ªa es un factor fundamental, tanto en la estrategia guerrera como en la pol¨ªtica. Porque tal y como est¨¢n repartidas las influencias entre los grandes Estados -que, en ¨²ltima instancia, son siempre ¨¢rbitros absolutos, como lo saben muy bien los checos, h¨²ngaros, polacos y dem¨¢s-, es totalmente imposible la implantaci¨®n de un sistema marxista-leninista en Euskadi, situada -quer¨¢moslo o no- en el eje del mundo occidental.
Es de lamentar que lo mucho logrado hasta ahora por la v¨ªa de la negociaci¨®n no haya satisfecho a los cabecillas de ETA, confundiendo al mismo tiempo a buen n¨²mero de simpatizantes desde la primera hora. Aquellos que han pensado siempre tanto en la libertad de Euskadi como en la libertad del hombre. Y salta a la vista que la conquista de efectivas cotas de libertad no satisface su af¨¢n de protagonismo por el mero hecho de que gran parte del m¨¦rito no es suyo, como tambi¨¦n porque su meta se halla en direcci¨®n diametralmente opuesta. Recuerdo aquella frase de la prisi¨®n de Carabanchel: ?El nacionalismo vasco est¨¢ superado y desfasado?. Porque su objetivo primordial es la revoluci¨®n social. Y para llegar hasta all¨ª todo es v¨¢lido, hasta la destrucci¨®n de todo lo conseguido, d¨ªa a d¨ªa, por sucesivas y laboriosas generaciones de vascos. Para desde la nada, en taparrabos, inmersos en la ruina y el caos purificador, construir un imaginario para¨ªso... en la dictadura del proletariado.
Una banda desesperada
Y entremos sin complejos en el estudio de la tercera fase de la estrategia de ETA. En el depresivo marco de la desesperaci¨®n, como toda banda armada que no encuentra salida a una pretensi¨®n mal fundada, incrementa la violencia y mata por matar. Atacando a personas e instituciones b¨¢sicas del poder que se opone a su paso. Para crear unas condiciones que inviten al Ej¨¦rcito a protagonizar una nueva aventura golpista... Prop¨®sito que desde su ¨®ptica contiene indudable l¨®gica... ETA recuerda bien que aquellos estados de excepci¨®n de la ¨¦poca final del franquismo se saldaron con un resultado altamente positivo para la organizaci¨®n. Fuimos todos testigos que la acci¨®n represiva -aplicada indiscriminadamente contra la juventud vasca, vapuleada constantemente en calles y carreteras por las fuerzas de seguridad- exasper¨® a las gentes y provoc¨® la posterior radicalizaci¨®n de buen n¨²mero de j¨®venes, creando un caldo de cultivo ideal para que ETA reclutara nuevos adeptos a su causa. Y ahora se trata de crear de nuevo el clima propicio para que el Ej¨¦rcito caiga en la trampa y d¨¦ pie a facilitar la consecuci¨®n del definitivo caos.
Para poner en pr¨¢ctica su nueva estrategia, la organizaci¨®n ETA dispone de medios importantes, aunque siempre limitados. En consecuencia, debe ce?irse a prac ticar la ofensiva en un determinado sector. No puede atacar en todos los frentes. Por ello se limita a dinamitar instalaciones de energ¨ªa el¨¦ctrica, al objeto de forzar la paralizaci¨®n de industrias y provo car un determinado colapso laboral. Por otra parte, y como objetivo fundamental, se vuelca ahora en la provocaci¨®n al Ej¨¦rcito, asesinando a los jefes y oficiales m¨¢s vulnerables, atacando al mismo tiempo a las fuerzas de Seguridad del Estado y personalidades del partido pol¨ªtico en el poder. Acciones de fuerza erizadas de grandes dificultades, pero que una guerrilla urbana bien preparada puede afrontar cuando la poblaci¨®n es mero testigo, que no interviene en la mayor¨ªa de los casos, porque ya de antemano se ha sabido imponer el terror. ETA no puede atacar en todos los frentes. No ataca ni atacar¨¢ jam¨¢s a personalidades e instituciones de Euskadi norte, regi¨®n tan vasca como lo puede ser Navarra, siempre en el candelero de nuestras reivindicaciones. Y no atacar¨¢ tampoco a la Gendarmer¨ªa francesa, cuerpo tan represivo como pueda serlo la Guardia Civil espa?ola, ajuicio de ETA.
Pero, sobre todo, ETA no ataca, ni atacar¨¢ por el momento, a personas ligadas al Partido Nacionalista Vasco, como tampoco a dirigentes de partidos de la izquierda espa?ola, enraizados en Euskadi. A todos ellos pretende mantenerlos al margen del conflicto, pero exigiendo su absoluta neutralidad, como si se tratara de un asunto que no es de su competencia...?No faltar¨ªa m¨¢s!, habiendo costado tanto esfuerzo imponer el terror. Porque la neutralidad de amplios sectores de la poblaci¨®n es su mejor soporte.
La pretensi¨®n de ETA: que estamos en guerra
ETA trata de demostrar que los vascos estamos en guerra. Desde hace ya 150 a?os, como dec¨ªa el difunto Telesforo de Monz¨®n. Los viejos gudaris fuimos a la guerra para defendernos de aquel ?estado de excepci¨®n? que pretend¨ªa imponernos la famosa Cruzada. Pero tambi¨¦n la hac¨ªamos para defender aquel Estatuto de Autonom¨ªa y aquel Gobierno vasco.... que no eran mejores que los que disponemos ahora, aunque no estemos en posesi¨®n de un ej¨¦rcito ni de una marina de guerra, que maldita falta hacen en este triste mundo.
Aquella guerra se nos impuso a los vascos, y nos enfrentamos al atacante, corriendo con todas las consecuencias. Pero actuando lealmente y respetando las imprescindibles reglas morales. Ahora ETA pretende justificar cualquier desafuero cometido por sus huestes, alegando que son actos de guerra y que en guerra no se puede actuar ?de guante blanco?. Siempre existir¨¢n unos principios ¨¦ticos -aplicables incluso en guerra-, aunque tengamos que admitir que es raro el gesto elegante cuando se busca la muerte violenta del contricante. Porque a menudo la eficacia aconseja olvidar los principios ¨¦ticos. Pero lo que parece inconcebible es que alguien que hace la guerra pretenda que s¨®lo el enemigo act¨²e ?de guante blanco?. La organizaci¨®n ETA puede ordenar pegar tiros en la nuca, puede secuestrar, puede extorsionar y no respetar ning¨²n derecho rundamental que corresponde a todo hombre, pero no admite que e enemigo recurra a las mismas armas, que es como decir que ¨¦l solo tiene derecho a hacer la guerra ante un enemigo atado de pies y manos... Un procedimiento que, pudiendo ser patentado en exclusividad, ETA podr¨ªa hacerse due?o del mundo.
Pese a la evidente desestabilizaci¨®n conseguida por ETA en el agitado proceso democr¨¢tico actual, es patente la irracionalidad de los planteamientos de esa organizaci¨®n titulada abertzale, al pretender convencer a sus seguidores -muchos de ellos de sana conciencia nacionalista- que su proceder tiende a la defensa de los intereses del pueblo vasco, provocando al Ej¨¦rcito para que Euskadi sea ocupado militarmente, buscando con ello la reacci¨®n violenta del pueblo ante las medidas que, sin duda alguna, se habr¨ªan de tomar para reprimir contundentemente el terrorismo. Pero la mayor¨ªa del pueblo vasco es consciente de la gravedad de tal contrasentido. No es ese nuestro camino, porque las v¨ªas institucionales actuales ofrecen posibilidades de entrar en la buena senda para levantar el pa¨ªs y rehacer nuestra casa. V¨ªas que satisfacen a los nacionalistas de viejo cu?o: de aquellos que hicieron la guerra para defender un Estatuto y un Gobierno vasco, que permitieran laborar nuestra tierra trazando surcos de libertad.
Consideramos que la paz y seguridad ciudadana son precisas e ineludibles para consolidar lo mucho que en pocos a?os hemos logrado para el pa¨ªs. Y esa paz y seguridad las hemos de conseguir cueste lo que cueste, aunque para lograrlas hayamos de afrontar riesgos nada apetecibles. Y las hemos de lograr nosotros, entre vascos, porque, de lo contrario, vendr¨¢n otros que sabr¨¢n imponer su paz, que no ser¨ªa precisamente la que deseamos todos aquellos que aspiramos a la libertad de Euskadi.
Y quien busque el caos y la ruina del pa¨ªs, que no cuente con nuestra neutralidad, porque nos opondremos a ellos con la misma decisi¨®n que mostramos ante aquellos que pretendieron sojuzgar nuestro pueblo y borrarlo del mapa. Y para que as¨ª sea, empe?o la palabra de todos los gudaris que murieron por Euskadi...
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