La industria farmace¨²tica en Espa?a
En 1980 el volumen total de las ventas de medicamentos en Espa?a fue del orden de 115.000 millones de pesetas a precio de laboratorio, lo que signific¨® un 13 %m¨¢s que en 1979. Aproximadamente el 80% de los medicamentos fueron dispensados a los beneficiarios de la Seguridad, Social.El sector farmac¨¦utico est¨¢ absolutamente controlado por la Administraci¨®n. El precio de los medicamentos se encuentra dentro del r¨¦gimen de precios autorizados, y cualquier elevaci¨®n de los mismos tiene que ser aprobada por el Gobierno, previo informe preceptivo de la Junta Superior de Precios a la Comisi¨®n Delegada para Asuntos Econ¨®micos. Los m¨¢rgenes de la distribuci¨®n y de la dispensaci¨®n est¨¢n, asimismo, regulados y establecidos en funci¨®n de porcentajes sobre el precio.
El excesivo control que la Administraci¨®n ejerce, y ha ejercido en el pasado, sobre la industria farmac¨¦utica produce, entre otras, una consecuencia altamente negativa que en los ¨²ltimos a?os se manifest¨® con especial relieve: un gran n¨²mero de laboratorios farmac¨¦uticos nacionales est¨¢n desapareciendo, no debido a racionales medidas de fusi¨®n y reconversi¨®n, sino ante su cr¨ªtica situaci¨®n econ¨®mica, impuesta por un criterio irracional y equivocado de la Administraci¨®n.
Laboratorios nacionales y multinacionales.
Aunque oficialmente existen todav¨ªa unos 350 laboratorios farmac¨¦uticos, sin embargo, los primeros 150 cubren el 93,6% de las ventas.
De estos 150 laboratorios, 73 son multinacionales o tienen participaci¨®n de capital mayoritario multinacional, de tal modo que en los ¨²ltimos a?os la penetraci¨®n de estas empresas en el mercado farmac¨¦utico espa?ol ha pasado del 45,7% en 1973 al 55,3% en 1980.
Clasificados los laboratorios en orden decreciente de ventas, nos encontramos que entre los treinta primeros veintiuno son multinacionales, y entre los sesenta lo son 37; su evoluci¨®n es mucho m¨¢s favorable que la de los nacionales, con lo pr¨®ximos el porcentaje de cuota de mercado en manos de las multinacionales se ver¨¢ notablemente incrementado. ?Cu¨¢les son las causas del diferente curso en la marcha econ¨®mica de los laboratorios nacionales y de los multinacionales?
En primer lugar, la situaci¨®n del registro de medicamentos.
El 31 de diciembre de 1976, una orden ministerial dej¨® suspendida la admisi¨®n de nuevas solicitudes de registro que, no tuviesen una trascendencia excepcional para la salud, y fijaba la fecha de 1 de marzo de 1977 para que la Junta Asesora de Especialidades Farmac¨¦uticas propusiera la apertura de nuevas admisiones.
Esto ¨²ltimo no se cumpli¨®, y un real decreto de7 de noviembre de 1977 dispuso la nueva Regulaci¨®n del Registro de Especialidades Farmac¨¦uticas. Durante los casi cuatro a?os transcurridos no se ha publicado la orden ministerial de desarrollo, y el n¨²mero de especialidades correspondientes al grupo tercero del real decreto, que se fijaban en trescientas para el a?o 1978, no se han podido registrar.
Esta situaci¨®n afecta de modo casi exclusivo a los laboratorios nacionales peque?os y medianos, que evidentemente no pueden disponer de productos nuevos porque no les es posible una investigaci¨®n propia, y a los que no se les han ofrecido alternativas eficaces para una investigaci¨®n nacional compartida, en tanto que las multinacionales han continuado presentando los productos que han investigado y desarrollado, exclusivamente, en sus pa¨ªses de origen.
La investigaci¨®n en la industria farmac¨¦utica
El descubrimiento de un nuevo medicamento es fruto de una labor de investigaci¨®n por parte de equipos investigadores de grandes compa?¨ªas farmac¨¦uticas que representa entre 10 y 12 a?os y un coste no inferior a 10-15 millones de libras esterlinas (seg¨²n estimaciones de la Asociaci¨®n de la Industria Farmac¨¦utica Brit¨¢nica en 1977).
Aunque no existen cifras oficiales al respecto, puede estimarse que la industria farmac¨¦utica gasta m¨¢s de 2.600 millones de d¨®lares USA al a?o en investigaci¨®n, de los cuales la mitad lo son por compa?¨ªas norteamericanas, y en su propio pa¨ªs.
En las naciones m¨¢s desarrolladas, la industria farmac¨¦utica dedica sus mayores esfuerzos a la investigaci¨®n y desarrollo, para mantener una posici¨®n preponderante sobre un mercado fuertemente concurrido. Las patentes de producto son precisamente su est¨ªmulo para continuar en la investigaci¨®n de nuevos medicamentos, que una vez en el mercado les otorgan una situaci¨®n fuertemente privilegiada, y contribuyen a incrementar el poder¨ªo comercial de las grandes empresas farmac¨¦uticas que operan en el plano internacional por la explotaci¨®n de las licencias de fabricaci¨®n.
Normalmente, cada nuevo producto que la industria farmac¨¦utica investiga y desarrolla viene a desplazar a otro u otros que ven¨ªan, utiliz¨¢ndose hasta entonces. Las ventajas terap¨¦uticas sobre los existentes no suelen ser significativas, y a veces comportan efectos secundarios graves. Sin embargo, en todos los casos el precio ser¨¢ notablemente m¨¢s elevado que los anteriores. ?Por qu¨¦ no se somete cada nuevo producto, antes de ser registrado, a un estudio comparativo con los medicamentos similares en el mercado y se les aplica un coeficiente coste/beneficio ?
El precio de los medicamentos
El objetivo principal de una empresa es ganar dinero, y, l¨®gicamente, el objetivo de un laboratorio farmac¨¦utico no puede ser otro.
La investigaci¨®n de un producto nuevo es una inversi¨®n a la que la empresa farmac¨¦utica tiene que buscar una rentabilidad, logrando una mayor participaci¨®n en el mercado. Con esto quiero decir que en la mayor¨ªa de los casos la investigaci¨®n farmac¨¦utica no es una labor social, altruista y generosa en pro de la dolencia humana, como algunos quieren hacernos creer, sino el medio por el cual se logra un beneficio econ¨®mico por la venta de un medicamento nuevo, sin competencia con otros, y a un precio superior a los ya existentes.
Sin embargo, peor no es la incidencia en el coste de tratamiento de las enfermedades de los medicamentos nuevos de mayor precio; lo verdaderamente triste y lamentable es que estos medicamentos nuevos, generalmente, no son mejores, ni m¨¢s eficaces, ni representan mayores ventajas que los anteriores. Las cefalosporinas, despu¨¦s del boom de los a?os setenta, han desaparecido pr¨¢cticamente de la terap¨¦utica por su elevada toxicidad renal, y una vez que se demostr¨® que no eran m¨¢s eficaces que los derivados penicil¨ªnicos, de coste notablemente inferior.
Como en Espa?a no existe patente de producto, es posible que varios laboratorios registren medicamentos id¨¦nticos a los que las multinacionales ya tienen registrados. No obstante, la Administraci¨®n, dado su peculiar sistema de fijaci¨®n de precios, aprueba para los, laboratorios nacionales uno inferior que el autorizado a las multinacionales, con lo que, de hecho, est¨¢ creando una situaci¨®n de privilegio y de proteccionismo.
Los precios de medicamentos elaborados por laboratorios nacionales son, por lo normal, entre un 20 y un 50% m¨¢s baratos que los id¨¦nticos de las multinacionales; no obstante, los productos m¨¢s recetados y vendidos Son los elaborados por estas ¨²ltimas, como recientemente publicara el diario EL PA?S. Esto ¨²ltimo es l¨®gico, ya que al obtener mayor beneficio pueden ,dedicar mucho mayor esfuerzo econ¨®mico a la promoci¨®n y disponer de mayor n¨²mero de agentes de visita m¨¦dica.
Evidentemente, la industria farmac¨¦utica nacional no puede hoy competir con las potentes compa?¨ªas multinacionales en investigaci¨®n. Hay que reconocer que la investigaci¨®n de nuevos productos que aporten ventajas sobre los ya existentes no es un objetivo realista para la industria nacional individualizadamente. S¨®lo cabe que se a¨²nen los esfuerzos y se encauce una investigaci¨®n dirigida a determinados objetivos por un solo Centro de Investigaci¨®n Nacional, y que la Administraci¨®n ayude decididamente en esta tarea. Todo lo dem¨¢s es querer enga?arse.
La industria farmac¨¦utica nacional puede, y debe, ofrecer a la sociedad la elaboraci¨®n de los medicamentos de consumo mayoritario en Espa?a, con la m¨¢s alta tecnolog¨ªa exigible a nivel europeo, a unos precios competitivos y mantener un equilibrio de fuerzas con las multinacionales para evitar que, poco a poco, ¨¦stas lleguen a ejercer un dominio aplastante en el mercado farmac¨¦utico, y poner entonces condiciones a la propia Seguridad Social.
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