La situaci¨®n de la vivienda/ y 2
y EDUARDO HERNANDEZEl intento de salir de la crisis tomando como horizonte el que se daba en el sector de la construcci¨®n en los a?os sesenta y comienzo de los setenta (1), sin ninguna medida de reestructuraci¨®n y haciendo caso omiso de las necesidades de la demanda, s¨®lo puede acabar en un nuevo fracaso, al que parece tender el actual plan de vivienda, cuyos responsables no han procurado, hasta el momento, evitar los errores de los anteriores. Pero esta situaci¨®n, que se agrava cada d¨ªa que pasa, no se puede prolongar indefinidamente, dejando sin soluci¨®n a multitud de familias mal alojadas.
En las circunstancias descritas, la ¨²nica posibilidad real de acometer el problema de la vivienda padecido por las capas econ¨®mica y socialmente m¨¢s d¨¦biles, paliando, en consecuencia, la crisis del sector de la construcci¨®n, pasa por una decidida intervenci¨®n del Estado a todos los niveles. En primer lugar, reduciendo los costes, mediante la gesti¨®n p¨²blica, de suelo y planeamiento, con la adopci¨®n de medidas para activar el desarrollo t¨¦cnico y laboral del. sector, y haci¨¦ndose cargo de gran parte de la promoci¨®n los entes p¨²blicos. En segundo lugar, ajustando las condiciones econ¨®micas a las posibilidades de la demanda, promoviendo viviendas de alquiler y con la creaci¨®n de subvenciones y cr¨¦ditos especiales. Sin embargo, la pol¨ªtica seguida hasta hoy por el Gobierno ha sido diametralmente opuesta.
- El decreto de Agilizaci¨®n de Planes de Urbanismo, de junio de 1977, y el decreto de Creaci¨®n de Suelo, de 14 de marzo de 1980, instrumentan la reducci¨®n de los controles que la legislaci¨®n urban¨ªstica impon¨ªa a la iniciativa privada, permitiendo la privatizaci¨®n del suelo p¨²blico que, incluso, podr¨ªa cederse gratuitamente (2).
- Las revisiones peri¨®dicas del m¨®dulo de viviendas han triplicado el precio inicial de venta de las de promoci¨®n directa en los ¨²ltimos cinco a?os.
- La promoci¨®n p¨²blica est¨¢ en constante retroceso, representando porcentajes m¨ªnimos de las viviendas protegibles (10% en el plan trienal). Hay que a?adir que en el primer trimestre de 1981 s¨®lo se ha invertido el 10% de las previsiones.
- Las condiciones se han hecho inalcanzables, al disminuir el n¨²mero de viviendas de promoci¨®n p¨²blica y endurecerse sus condiciones econ¨®micas (por la supresi¨®n del 30% de subvenci¨®n a fondo perdido y del 75% de las cantidades aplazadas sin inter¨¦s), ofreci¨¦ndose, como ¨²nica salida, las viviendas p¨²blicas de iniciativa privada en las condiciones de 15% de entrada y el resto a amortizar en doce a?os con un 11% de inter¨¦s. A pesar de los matices antipopulares de esta pol¨ªtica de la derecha, a cargo del Gobierno de UCD, no ha sido, hasta la fecha, contestada por la izquierda parlamentaria, por lo que no ha encontrado obst¨¢culos importantes en su puesta en pr¨¢ctica, ya que, en lo esencial -es decir, el posible relanzamiento econ¨®mico- hay un nivel de coincidencia, sin tenerse en cuenta el grado de satisfacci¨®n de las necesidades. As¨ª pues, no existe una pol¨ªtica alternativa de izquierdas, cuya actuaci¨®n como oposici¨®n dentro del marco institucional queda reducida a la cr¨ªtica de al gunos aspectos de las medidas del Gobierno y a la negociaci¨®n de programas municipales insignificantes con el MOPU (por ejemplo, las cuatrocientas viviendas para el municipio de Madrid). Tampoco es ninguna soluci¨®n el fomento del cooperativismo que, desarrollado. en el marco actual, se convierte en una simple comunidad de propietarios, asequible ¨²nicamente a la elite obrera y a la peque?a burgues¨ªa.
La causa de los p¨ªrricos resultados que est¨¢ obteniendo la izquierda parlamentaria se encuentra, en nuestra opini¨®n, en que ha evitado enfrentarse con los intereses pol¨ªticos y econ¨®micos que obstaculizan la satisfacci¨®n de las necesidades sociales de las capas trabajadoras que les votaron. Su opci¨®n pol¨ªtica se ha dirigido -en el terreno municipal- a la gesti¨®n de los problemas, dentro del estrecho marco institucional heredado del franquismo, verdadera camisa de fuerza de las reivindicaciones populares. Pero es que, adem¨¢s, no ha sido capaz -en muchas ocasiones- de crear los instrumentos t¨¦cnicos o administrativos requeridos por las pocas iniciativas que ha tomado. En este momento, el hecho de que, entre los objetivos de la revisi¨®n del Plan General de Madrid en curso, no figuren pol¨ªticas de vivienda parece indicar una renuncia, por su parte, a afrontar el problema.
Sin ¨¢nimo, de alimentar nuevas ilusiones esbozando una pol¨ªtica alternativa, si nos parece oportuno indicar algunos criterios generales. Cualquier alternativa que merezca ser considerada debe partir de la estimaci¨®n de las necesidades globales a nivel municipal), de le creaci¨®n del patrimonio p¨²blico de suelo correspondiente y de la intervenci¨®n del Estado en la gesti¨®n y promoci¨®n. De ser asumidos estos principios en un programa unitario municipal de izquierdas, con objetivos sociales precisos y contando con la colaboraci¨®n de los sindicatos -por el problema del paro- y la movilizaci¨®n popular, dejar¨ªamos atr¨¢s no s¨®lo la utop¨ªa, sino tambi¨¦n el actual desencanto.
1. En 1970-1979 se terminaron 3.268.519 viviendas, lo que representa capacidad de alojamiento para la mitad de la poblaci¨®n espa?ola. La repetici¨®n de estas cifras en la coyuntura actual es, a todas luces, inviable.
2. Todas estas disposiciones, cuya finalidad ha sido dejar libre el paso a la iniciativa privada, no han ido acompa?adas de la exigencia de garant¨ªas y compromisos en el cumplimiento de las finalidades sociales. Por ello, cuando el se?or Vallejo, desde la tribuna period¨ªstica citada, recaba de los ayuntamientos su colaboraci¨®n para agilizar tr¨¢mites urban¨ªsticos y concesi¨®n de licencias (en un momento de revisi¨®n del planeamiento urban¨ªstico de muchos municipios), est¨¢ cayendo en el mismo VICIO.
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