Misi¨®n de la Luz Divina

Uno puede andar por la vida con dos actitudes diferentes: fij¨¢ndose en lo negativo de las personas y de las situaciones o, al contrario, sabiendo ver en todo algo positivo.A m¨ª, hace ocho a?os, alguien me invit¨® a asistir a una conferencia dada por un miembro de la Misi¨®n de la Luz Divina. Asist¨ª, y ten¨ªa dos opciones: quedarme en lo exterior, en la vestimenta y aspecto tanto del conferenciante como de las personas que le rodeaban, muy contrarias a la m¨ªa, que pudi¨¦ramos definir como m¨¢s cl¨¢sica en el ambiente folkl¨®rico, o bien dejar llegar a mi coraz¨®n aquello que mi coraz¨®n estaba deseando o¨ªr y recibir. As¨ª lo hice, y desde entonces tengo la experiencia m¨¢s maravillosa que pueda tener un ser humano. La experiencia de vivir, de sentir la Vida, con may¨²scula. Pas¨¦ de ser un hombre oscuro, triste, sin horizontes, a un hombre claro, alegre, con un horizonte infinito. Feliz, en un tiempo en que esta palabra empieza a sonar rara. Y no me

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paro a pensar si un miembro de la misi¨®n comete alg¨²n hecho delictivo o si la misi¨®n se dedica a actividades lucrativas. Son cosas muy de este mundo, no demasiado importantes. Me interesa m¨¢s el reino que ense?aba aquel que un d¨ªa dijo: ?Mi reino no es de este mundo?. /