"El verdadero problema energ¨¦tico es una cuesti¨®n de tiempo y de adaptaci¨®n de los recursos disponibles"
Pregunta. La baja de los precios del petr¨®leo y la existencia de excedentes en el mercado parece indicar que la crisis energ¨¦tica remite. ?Significa esto que entramos en un inciso temporal de relativa abundancia energ¨¦tica?Respuesta. La denominaci¨®n crisis energ¨¦tica es absolutamente inapropiada. La humanidad se encuentra, sencillamente, en el proceso de reemplazar unas energ¨ªas que sabemos que se extinguen por otras pr¨¢cticamente inagotables. La expresi¨®n crisis energ¨¦tica es de naturaleza ideol¨®gica, entendiendo en sentido amplio por ideolog¨ªa el conjunto de creencias, expresadas o no, con arreglo a las cuales organiza el hombre su conducta y sus racionalizaciones, y conviniendo en que el t¨¦rmino crisis hace referencia a un supuesto estado de normalidad que se ve alterado y que se considera o se cree posible restablecer. Y, sin embargo, nada m¨¢s lejos de la realidad. ?Desde cu¨¢ndo hablamos de crisis energ¨¦tica? Desde que en 1973 Occidente pudo constatar que la energ¨ªa f¨¢cil, disponible y controlada que representaba el petr¨®leo de Oriente Medio dejaba de ser f¨¢cil, accesible y controlada. Desde entonces estamos en lo que se denomina crisis energ¨¦tica, pero cualquier t¨¦cnico o cient¨ªfico podr¨ªa explicar que con y sin aquella ruptura de 1973 los recursos energ¨¦ticos del petr¨®leo son escasos y estar¨¢n agotados en el plazo de muy pocas d¨¦cadas. Y eso no se puede restablecer.
P. Es, pues, un problema de escasez y, en modo alguno, coyuntural.
R . Desde luego, puesto que el problema de la escasez energ¨¦tica no es solucionable con las energ¨ªas actuales, porque ¨¦stas, que son base sobre la que ha girado la industrializaci¨®n y el sistema de vida e Occidente en los ¨²ltimos cincuenta a?os, sencillamente dejar¨¢n de estar disponibles y habr¨¢ que reemplazarlas por otras.
Y adem¨¢s de esto no es sino un aspecto de un problema m¨¢s generalizado de escasez, de la toma de conciencia de que estamos en un planeta finito. Desde los primeros informes del Club de Roma, todos los estudios constatan invariablemente que habr¨¢ tres escaseces en el futuro: la de energ¨ªa, la de alimentos y la de recursos minerales no energ¨¦ticos. En este contexto, referirse al problema energ¨¦tico como la crisis no deja de tener una fuerte connotaci¨®n ideol¨®gica pues entra?a una visi¨®n de la problem¨¢tica mundial exclusivamente centrada desde el punto de vista de los pa¨ªses industrializados.
P. ?C¨®mo influyen, a su juicio, los factores ideol¨®gicos en la visi¨®n de este problema de la energ¨ªa?
R. Los factores ideol¨®gicos, o sea concepciones vigentes, influyen decisivamente en el proceso de toma de conciencia p¨²blica del tema...
As¨ª, por ejemplo, la cuesti¨®n se ideologiza en cuanto la denominamos crisis, puesto que enraizados en la creencia del progreso continuado, damos por supuesto que nos encontramos en un estadio pasajero del que volveremos a la normalidad. Se opera sobre un substrato ideol¨®gico cuando todos los estudios publicados internacionalmente est¨¢n efectuados de acuerdo con el m¨¦todo anal¨ªtico dominante -balance de necesidades, soluciones t¨¦cnicas y recursos-, olvidando un par¨¢metro fundamental como es el tiempo.
Por otra parte, el reduccionismo propio de la ideolog¨ªa cient¨ªfica reinante hace que la cuesti¨®n se presente como un problema primordialmente energ¨¦tico, cuando realmente no es as¨ª y probablemente los factores pol¨ªticos y econ¨®micos tengan un peso decisivo.
P. Pero, en fin, sobre todo ello hay una realidad que parece evidente: la limitaci¨®n de recursos energ¨¦ticos.
R. Efectivamente, pero como le dec¨ªa antes, son las energ¨ªas f¨¢ciles, el petr¨®leo y el gas, las energ¨ªas sobre las que ha girado la humanidad en las ¨²ltimas d¨¦cadas -la humanidad que consume energ¨ªa, por supuesto-, las que se agotar¨¢n en el curso de unas pocas m¨¢s.
?Cu¨¢l es el proceso anal¨ªtico que se sigue para examinar las posibilidades energ¨¦ticas en tiempo futuro? Pues muy cl¨¢sico. Demanda o necesidades, en primer t¨¦rmino. En segundo t¨¦rmino, t¨¦cnicas disponibles. En tercer lugar, recursos potenciales en la corteza terrestre o procedentes del espacio, como es la energ¨ªa solar.
Comparando los diversos estudios internacionales conocidos podr¨ªamos ver las grandes diferencias que existen en el balance de demanda y recursos disponibles, y tambi¨¦n en los tiempos necesarios para dominar las t¨¦cnicas precisas para disponer de energ¨ªa a partir de recursos que hoy no estamos pudiendo utilizar.
Y entonces comienzan las discrepancias de interpretaci¨®n y se utilizan los planes energ¨¦ticos como arma arrojadiza. Cuando en realidad, lo que tendr¨ªa que concluirse es que, en cuanto el horizonte de tiempo estudiado es superior, por ejemplo, a una d¨¦cada, las cuantificaciones -de necesidades, de t¨¦cnicas y de recursos disponibles- son absolutamente precarias, y tienen que verse complementadas necesariamente por datos basados en la voluntad pol¨ªtica, influida ¨¦sta, a su vez, por consideraciones econ¨®micas.
P. Pero si es cierto que las cuantificaciones de la demanda son claramente insuficientes. en cambio las de los recursos y el estado de la t¨¦cnica para utilizarlos s¨ª que parecen perfectamente conocidos.
R. S¨ª. El estadio actual de la ciencia f¨ªsica b¨¢sica permite asegurar que se conoce y se tiene el inventario disponible de los tipos de recursos energ¨¦ticos existentes en la corteza terrestre y procedentes del espacio.
Pero inmediatamente hay que a?adir que, por razones de naturaleza pol¨ªtica y de naturaleza econ¨®mica, la explotaci¨®n de una serie de estos recursos es problem¨¢tica, por tanto, la cuantificaci¨®n de cuanta clase de energ¨ªa podemos sacar de cada tipo de recurso f¨ªsico existente es altamente precaria.
La confusi¨®n existente sobre el problema energ¨¦tico procede seguramente de las discrepancias en las soluciones expuestas por los diversos Gobiernos e instancias internacionales. Discrepancias que, aunque aparentemente separen a unos y otros desde un punto de vista meramente t¨¦cnico, en realidad radican fundamentalmente en la diversidad de los enfoques pol¨ªticos.
P. ?Cu¨¢l puede ser ese denominador com¨²n de soporte t¨¦cnico sobre el que realmente no habr¨ªa discrepancias?
R. Todas las informaciones publicadas -e insisto en lo de publicadas-, atendiendo a la pretensi¨®n de resolver la actual escasez, permiten clasificar los recursos energ¨¦ticos en tres grupos.
El primero, sobre el que giramos hoy, es un grupo de recursos energ¨¦ticos cuya base la constituyen el petr¨®leo y el gas natural.
El segundo grupo est¨¢ constituido por carb¨®n, por recursos con pobre contenido de hidrocarburos, por ejemplo, petr¨®leos pesados, asfaltos, esquistos bituminosos, etc¨¦tera, y por el reactor nuclear r¨¢pido, que no hay que confundir con el reactor convencional actual.
El tercer grupo de recursos estar¨ªa constituido por energ¨ªas tales como la solar, biomasa, geot¨¦rmica, fusi¨®n nuclear partiendo de agua pesada de mar, etc¨¦tera.
La caracter¨ªstica fundamental del primer grupo es que sobre ¨¦l ha girado la industrializaci¨®n de Occidente, que ha condicionado nuestros h¨¢bitos t¨¦cnicos y que desaparecer¨¢ en el t¨¦rmino de pocas d¨¦cadas.
La caracter¨ªstica del segundo grupo es que las t¨¦cnicas para su explotaci¨®n est¨¢n en desarrollo avanzado y en parte est¨¢n ya disponibles, y que, por otro lado, plantean unos problemas ambientales de exceso de C02 en la atm¨®sfera de imprevisibles efectos sobre el clima, o de proliferaci¨®n de la disponibilidad de plutonio y, consiguientemente, de armamento nuclear por otra parte. Problemas todos ellos en estudio, pero sin soluci¨®n concreta hoy d¨ªa. En cuanto a su duraci¨®n, este segundo grupo de energ¨ªas puede servir de base de consumo durante muchas d¨¦cadas, superando seguramente un siglo.
Y la caracter¨ªstica fundamental del tercer grupo de energ¨ªas es que para su utilizaci¨®n masiva por la humanidad no hay t¨¦cnicas disponibles ni se puede predecir el tiempo necesario para tenerlas. Por el contrario, su duraci¨®n ser¨ªa inagotable a escala humana.
P. ?El problema entonces ser¨¢ de tiempo para poder pasar del primer grupo al tercero?
R. A m¨ª me parece que esta es la clave. El verdadero problema energ¨¦tico es un problema de tiempo, de disponer del tiempo suficiente para pasar de los recursos b¨¢sicos actuales a las nuevas energ¨ªas.
El factor tiempo permite ordenar los recursos en los tres grandes grupos que he citado, te-ilendo en cuenta el tiempo necesario para desarrollar las t¨¦cnicas correspondientes. Ahora bien, la ecuaci¨®n entre tiempo necesario y tiempo disponible est¨¢ muy infIluenciada por fen¨®menos de car¨¢cter econ¨®mico y, sobre todo, por fen¨®menos de car¨¢cter pol¨ªtico. Por tanto, se puede afirmar que existen de un modo, digamos natural o t¨¦cnico, tres estadios energ¨¦ticos: el actual, lo que yo denominar¨ªa el estadio gozne y un estadio final. Y le llamo gozne al segundo grupo porque, girando sobre dichas energ¨ªas -carb¨®n, hidrocarburos pesados, etc¨¦tera-, podremos pasar del hoy al ma?ana, de las energ¨ªas actuales en extinci¨®n a las energ¨ªas inagotables del futuro. La ¨²nica soluci¨®n hoy conocida para permitir una transici¨®n no traum¨¢tica hasta el estadio futuro la constituye una adecuada dosificaci¨®n de estas energ¨ªas-gozne.
P. ?Por qu¨¦ le concede tal importancias a las variables pol¨ªticas y econ¨®micas en la determinaci¨®n del tiempo?
R. Bueno, es muy simple de comprender una vez que examinemos para qu¨¦ necesitamos el tiempo. El tiempo lo necesitamos para desarrollar las t¨¦cnicas de utilizaci¨®n de determinados recursos energ¨¦ticos. Las soluciones t¨¦cnicas estar¨¢n en funci¨®n de las inversiones, y ¨¦stas, a su vez, de la necesidad que sintamos. La necesidad, por su parte, ser¨¢ una funci¨®n de las expectativas sobre el tiempo disponible con los recursos existentes.
A su vez, el tiempo disponible con los recursos existentes estar¨¢ en funci¨®n de factores de naturaleza pol¨ªtica, como la voluntad de agotamiento de los recursos cl¨¢sicos disponibles en cada pa¨ªs, o, por ejemplo, de la voluntad de dejar explotar a las potencias extranjeras el suelo propio; estar¨¢ en funci¨®n de las pol¨ªticas de conservaci¨®n, que entra?an otra voluntad de naturaleza pol¨ªtica; estar¨¢ en funci¨®n de los crecimientos econ¨®micos, que a su vez tienen ingredientes de naturaleza pol¨ªtica.
Por otra parte, ?de qu¨¦ depender¨¢n adem¨¢s las inversiones? Obviamente, de la expectativa de rentabilidad, y ¨¦stas, de los precios energ¨¦ticos existentes.
?De qu¨¦ pueden depender los precios de las energ¨ªas existentes? Pues, en un alto grado, estar¨¢n en funci¨®n de una voluntad pol¨ªtica de redistribuci¨®n de rentas entre pa¨ªses.
Como consecuencia, puede comprobarse que la relaci¨®n entre el tiempo necesario para desarrollar las energ¨ªas y el tiempo disponible est¨¢ entremezclada continuamente con factores de naturaleza pol¨ªtica y econ¨®mica. Factores de naturaleza econ¨®mica que revierten finalmente en factores de naturaleza pol¨ªtica. De manera que hay un condicionante en cuanto al tiempo, no principalmente de naturaleza t¨¦cnica, sino tambi¨¦n pol¨ªtica y econ¨®mica.
P. ?Cu¨¢l puede ser la incidencia econ¨®mica del paso de unas energ¨ªas a otras?
Salvo factores de naturaleza pol¨ªtica, en principio podr¨ªan tener continuidad tanto el abastecimiento como los precios energ¨¦ticos durante un lapso de d¨¦cadas, y toda grave distorsi¨®n posible de precios tendr¨ªa, por causa factores de naturaleza propiamente t¨¦cnica ni, intr¨ªnsecamente, de econom¨ªa cl¨¢sica de oferta y demanda.
P. Si el proceso conlleva el paso de unas energ¨ªas a otras, se est¨¢ diciendo que las relaciones de poder o dependencia pol¨ªtica variar¨¢n sustancialmente.
R. Efectivamente, mientras los recursos exportables de petr¨®leo y gas m¨¢s importantes se hallan en Oriente Pr¨®ximo, como es obvio, las energ¨ªas-gozne -los carbones y recursos con pobre contenido en hidrocarburos- se encuentran muy importantemente en Norteam¨¦rica, Uni¨®n Sovi¨¦tica, China y pa¨ªses tales como Australia y Sur¨¢frica. El uranio, por el contrario, est¨¢ bastante m¨¢s distribuido. Y en cuanto a las energ¨ªas del tercer estadio, son de disponibilidad absolutamente generalizada, aunque la biomasa, como es l¨®gico, est¨¦ m¨¢s constre?ida a pa¨ªses con mayor cantidad de suelo f¨¦rtil.
P. A la vista de este tipo de condicionantes, ?qu¨¦ papel cabe a pa¨ªses como el nuestro?
En orden a lo estrictamente t¨¦cnico, lo ¨²nico que se puede asegurar es que la energ¨ªa que hoy utilizamos se agotar¨¢, que hay un cierto grupo de energ¨ªas de cuyas t¨¦cnicas hoy no disponemos y que hay unas energ¨ªas-gozne. Y no podemos asegurar nada m¨¢s en el orden de lo estrictamente t¨¦cnico. Eso nos conduce directamente a la categor¨ªa tiempo; el tiempo es lo que nos permite comprender perfectamente la relaci¨®n que hay entre las soluciones de hoy, las soluciones gozne y las soluciones de ma?ana.
A mi entender, Espa?a, como todos los pa¨ªses de peque?o peso en la escena internacional, tiene que actuar con la suficiente inteligencia y habilidad para discernir los vectores de la soluci¨®n a largo plazo de la escasez de recursos actuales y acondicionar su pol¨ªtica tecnol¨®gica en congruencia con una pol¨ªtica exterior que tienda, como uno de sus objetivos fundamentales, a garantizar las fuentes de abastecimiento en el medio y largo plazo.
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