?Muertos electorales?
LA REACCI?N del Gobierno y los partidos ante el tema del envenenamiento masivo por aceites adulterados est¨¢ mereciendo ya l¨®gicos caracteres de atenci¨®n permanente por parte de la opini¨®n p¨²blica. La intoxicaci¨®n ha causado, hasta el momento, 65 muertes registradas, y existen fundados temores respecto a la posibilidad de que las secuelas cr¨®nicas originen serias lesiones a los sobrevivientes de la enfermedad. El embeleco de la llamada neumon¨ªa at¨ªpica sirvi¨®, entre otras cosas, para difuminar los devastadores efectos de la intoxicaci¨®n en todo el organismo y para quitar importancia a los s¨ªntomas que mostraban que no s¨®lo los pulmones hab¨ªan sido afectados por el envenenamiento. Varios casos de encefalitis se han presentado ya, al parecer.Cualquier pretensi¨®n de dar carpetazo a este atentado contra la salud colectiva de todos los espa?oles, y en particular de las familias modestas que cocinan con aceites a granel baratos, no suprimir¨ªa el letal goteo de nuevos fallecimientos ni aliviar¨ªa la angustiosa incertidumbre de quienes se han salvado por los pelos de la muerte, pero ignoran las consecuencias futuras de su enfermedad.
Por todas esas razones, la nota del Comit¨¦ Ejecutivo de UCD, la declaraci¨®n del Gobierno y la conferencia de Prensa de los ministros de Sanidad y de Comercio, que -justo es decirlo- s¨®lo han comparecido a empujones de la Prensa, constituyen uno de los episodios m¨¢s incomprensibles en la cr¨®nica de la falta de sensibilidad.
Los miembros de la ejecutiva de UCD, tan dividida en otros asuntos, han formado una especie de f¨¦rrea uni¨®n para absolver con todos los pronunciamientos favorables a Sancho Rof y para condenar ?la explotaci¨®n electoralista de las v¨ªctimas? por el PSOE, casi ¨²nico aspecto, al parecer, que el alto ¨®rgano de? centrismo es capaz de percibir en las denuncias por la muerte por intoxicaci¨®n de m¨¢s de sesenta personas. Se dir¨ªa que la profesi¨®n pol¨ªtica obceca hasta tal punto a quienes la ejercen que les imposibilita para ver en los ciudadanos otra dimensi¨®n que no sea la de eventuales votantes, y para concebir la gesti¨®n de la cosa p¨²blica en otros t¨¦rminos que no sean su posesi¨®n y disfrute. En esa perspectiva, la tentativa de amalgamar las cr¨ªticas de la Prensa y las protestas de los simples ciudadanos con una maniobra electoral socialista es la mejor prueba de que los pol¨ªticos centristas se han encerrado entre las cuatro paredes de la lucha por el poder, y ya ni siquiera pueden o¨ªr lo que se dice, o se grita, en las calles.
La comparecencia en conferencia de Prensa de Sancho Rof y Garc¨ªa Diez, flanqueados por el titular de Agricultura y el secretario de Estado para la Informaci¨®n, ha mostrado, por lo dem¨¢s, que la resistencia de los ministros a dar la cara ten¨ªa la poderosa justificaci¨®n de su intenci¨®n de no contestar nada con precisi¨®n o coherencia a ninguna de las preguntas concretas que les pudieran dirigir los periodistas. Ahora resulta f¨¢cil entender la negativa del ministro de Sanidad a un debate p¨²blico sobre el tema y su prop¨®sito de dejar para septiembre, y dentro del Congreso, ese examen.
La nota del Gobierno, le¨ªda textual y aburridamente por el ministro de Econom¨ªa y Comercio, se limita fundamentalmente a repetir y resumir informaciones ya conocidas y a atribuirse como m¨¦rito pol¨ªtico el ¨¦xito conseguido por la investigaci¨®n del equipo del doctor Tabuenca. Las ¨²nicas novedades son los elogios, que el Gobierno se dirige a s¨ª mismo (?las actuaciones llevadas a cabo por los diferentes departamentos ministeriales han puesto de relieve la eficacia y diligencia, con los que se han desarrollado las mismas?), el anuncio de la publicaci¨®n de un Libro blanco sobre la intoxicaci¨®n de aceites, y la creaci¨®n de una comisi¨®n interministerial para que presente, antes del 10 de octubre, un informe sobre control alimentario, ocasi¨®n esta que permite, de paso, nuevas oportunidades de colocaci¨®n pol¨ªtica y de creaci¨®n de cargos. Realmente, si las muertes, los miles de enfermos-y las incertidumbres sobre las secuelas cr¨®nicas de la intoxicaci¨®n no dieran suficientes razones para la indignaci¨®n y el llanto, la reacci¨®n del Gobierno y de su partido ante las consecuencias de la comercializaci¨®n ilegal de aceites adulterados ofrecer¨ªa a los ciudadanos no pocos motivos para la risa.
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