Vuelve D¨¢maso a ser el bueno de la pel¨ªcula

Aqu¨ª, al igual que en Madrid, D¨¢maso Gonz¨¢lez tambi¨¦n ha sido el bueno de la pel¨ªcula, y eso que el ambiente preferia no le era favorable. Su voluntad de no colaborar con el presidente en las corridas falleras para darle seriedad al tercio de varas y en conjunto a la lidia en esa plaza, le hab¨ªa situado en una delicada posici¨®n, alimentada por un sector de aficionados que no se lo perdonaron. Pero D¨¢maso, con el lote de Ben¨ªtez Cubero, serio de pitones el primero, y saliendo del tercio de varas crudo, a pesar de las cuatro entradas al caballo, esta ba dispuesto a quedar bien. Ya el brindis al p¨²blico hac¨ªa presagiar su buena disposici¨®n, pero el Benitezcubero, sac¨® genio y todo qued¨® en tablas. Fue en el quinto cuando D¨¢maso se reen contr¨® con la afici¨®n de esta plaza. Despu¨¦s de dos estatuarios en terrenos de sol se ech¨® la muleta a la izquierda y ya enjaret¨® una buena serie, que era el preludio de una ?cl¨¢sica faena del manchego?. Muletazos templados por ambos pitones, para acabar con la traca que suponen sus molinetes, ebpaldinas y circulares de rodillas. El personal se lo estaba pasando bien. Mat¨® de media corta y descabello. Se le pidieron con fuerza las dos orejas. Anto?ete era esperado por los aficionados. Dej¨® la impronta de su saber en muletazos sueltos, pero no fue comprendido por quienes esperan faenas de ochenta pases. Peor para ellos.

Jos¨¦ Mari Manzanares, que afrontaba tambi¨¦n esta feria con ambiente hostil hacia su persona, pronto comprendi¨® que lo mejor era ponerse de parte de la raz¨®n. Y el hombre quiso estar bien. Llev¨® los toros al caballo cuantas veces era preciso, pero luego no pudo estar a la altura del bonancible, pero ofensivo, Terrubias y del sosote Benitezcubero.