Tendencias organizadas en los partidos pol¨ªticos
El problema de la organizaci¨®n interna de los partidos pol¨ªticos es general, y no exclusivo de Espa?a. Los partidos pol¨ªticos -tanto los grandes como los minoritarios- est¨¢n fallando como entes monol¨ªticos y, de una manera o de otra, est¨¢n tratando de hacer frente a su pluralismo interno. En Italia, pionera en la aparici¨®n de corrientes dentro de los partidos, las soluciones al problema s¨®lo pueden ser calificadas de a la italiana. Por ejemplo, algunos partidos reconocen la existencia de corrientes s¨®lo en los precongresos, y uno se pregunta qu¨¦ pasa con las tales corrientes una vez concluidos los congresos. La Democracia Cristiana tiene, de hecho, establecidas sus corrientes con oficinas propias y separadas, pero sus estatutos no dicen nada de ello. Por otra parte, Italia ofrece la mayor cuota de escisiones de corrientes que se organizan en partidos separados.Francia acaba de dar el peor de los ejemplos -es decir, la peor soluci¨®n a los problemas internos de la UDF-, presentando dos candidatos por, separado a las presidenciales, con el resultados de todos conocido: Giscard y Chirac han dividido el voto de su partido, y han perdido ambos.
En climas no latinos, y presumiblemente menos atolondrados, el ya rancio Partido Laborista ha visto desprenderse de s¨ª un nuevo partido socialdem¨®crata, al no encontrar una f¨®rmula que permita convivir juntas a las corrientes m¨¢s radicales y a las m¨¢s moderadas dentro del mismo partido. Los ejemplos podr¨ªan multiplicarse, pero basten los anteriores para dimensionar en su justa medida los problemas de organizaci¨®n interna de los partidos pol¨ªticos. No son exclusivos de Espa?a.
En nuestro pa¨ªs, el PSOE se tiene que enfrentar, de cara a su pr¨®ximo congreso, con la corriente Izquierda Socialista, que no se sabe bien si se trata s¨®lo de una tendencia dentro del partido (las tendencias est¨¢n reconocidas en los estatutos del PSOE), o de una tendencia organizada (lo cual prohiben dichos estatutos). Reconocer las tendencias, y no dejarlas organizarse equivale a bailar en la cuerda floja de una cuadratura del c¨ªrculo.
. ?Y qu¨¦ del m¨¢s monol¨ªtico, unitario y disciplinado PCE, en la actualidad dividido en afganos, prosovi¨¦ticos, eurocomunistas, pro y anticarrillistas, con intelectuales, como Ram¨®n Tamames, huyendo en estampida por falta de democracia interna, etc¨¦tera? Hasta ahora parec¨ªa que s¨®lo UCD ten¨ªa problemas de organizaci¨®n interna. Trat¨¢ndose del partido del Gobierno, y siendo el grupo parlamentario del Congreso de los Diputados donde m¨¢s abiertamente se ha puesto de manifiesto el pluralismo interno del partido, nada tiene de particular que la llamada falta de cohesi¨®n de UCD haya llenado las portadas de los peri¨®dicos en los ¨²ltimos meses. Ahora les ha tocado el turno a los partidos de la oposici¨®n. A ver si se llegan a conocer tan prolijamiente como los de UCD. Porque los problemas son los mismos.
No al parcheo
Nuestra Constituci¨®n exige que los partidos pol¨ªticos tengan una organizaci¨®n interna democr¨¢tica. En efecto, el art¨ªculo 6 dice: ?Su estructura interna y funcionamiento deber¨¢n ser democr¨¢ticos?. ?En qu¨¦ partido pol¨ªtico espa?ol ocurre realmente eso? A mi parecer, en ninguno, si por ello se entiende que estructura y funcionamiento -es decir, organizaci¨®n, en t¨¦rminos t¨¦cnicos sociol¨®gicos-, al tener que ser democr¨¢ticos, tienen que no s¨®lo expresar el pluralismo pol¨ªtico de la sociedad en su conjunto (lo dice tambi¨¦n el art¨ªculo 6), sino tambi¨¦n -lo que es m¨¢s importante en este momento- tienen qu¨¦ expresar su pluralismo interno.
Este es el reto que tienen los partidos pol¨ªticos -y, repito, no s¨®lo en Espa?a-: organizar su pluralismo Interno. O, dicho de otra manera: institucionalizar el hecho evidente de que los partidos pol¨ªticos han dejado de ser el pretendido ente monol¨ªtico, que -se dice- permite su gobernabilidad. Ejercitemos la imaginaci¨®n para que, sin renunciar a la gobernabilidad, el pluralismo interno d¨¦ los partidos quede reflejado en su organizaci¨®n. Soluciones para ir tirando, del orden de ?listas integradas?, ?representaci¨®n proporcional?, etc¨¦tera, no bastan. El problema es m¨¢s profundo y requiere algo m¨¢s que soluciones de parche. Si al final los partidos que reclaman coaliciones hacia fuera, se organizan en coaliciones hacia dentro, tal vez estemos en el buen camino de la mejor soluci¨®n.
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