La ofrenda al ap¨®stol
A ese general de la ofrenda al ap¨®stol Santiago, y a otros muchos generales, ser¨ªa preciso retornarles sus propios argumentos sobre la subversi¨®n.La subversi¨®n contra la naci¨®n espa?ola late y vive en las altas clases militares. B¨¢stenos el ejemplo de los pilotos de Iberia: cobran m¨¢s que nadie en un pa¨ªs de dos millones de parados y se permiten chantajearnos con su huelga. Y es que los pilotos de Iberia son, en su mayor¨ªa, ex pilotos militares que siguen manteniendo su graduaci¨®n militar, siguen disfrutando de muchas de las facilidades militares (hospitales, licencia de armas, etc¨¦tera) y adem¨¢s hacen uso soterrado o abierto de ventajas civiles, expresamente prohibidas por las Reales Ordenanzas Militares (participan en actividades sindicales). Entienden estos curiosos h¨ªbridos c¨ªvico-militares que ellos son especiales en las cosas laborales del pa¨ªs, que sus reivindicaciones deben ser o¨ªdas siempre. Las de los de a pie, en cambio, no.
Claro, se trata de una vieja mentalidad de prebenda, de privilegio indiscutido, de reparto del pa¨ªs. Son herederos de los conquistadores del Estado. La culpa es de UCD, que s¨®lo carga con los trabajitos facilones, en dura pugna con los sindicatos marxistas. De paso, la vieja mentalidad militar gana terreno d¨ªa a d¨ªa, hasta que todos quedemos sepultados por, otra dictadura, encubierta o no. La UCD no pierde nada. La cuesti¨®n es no permitir que las izquierdas lleguen al poder, aunque se hunda el mundo.
Mientras tanto, la subversi¨®n sigue alimentada con publicaciones indecentes, como el diario El Alc¨¢zar, que se reparte desde la mesa del conserje del vest¨ªbulo principal del Cuartel General del Aire (por ejemplo). Esta es la subversi¨®n desvergonzada que na die corrige. Las otras subversiones (divorcio, desnudos en las revistas, etc¨¦tera) son m¨¢s graves, por lo visto./
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