Rigor en el control alimentario
Mientras la neumon¨ªa t¨®xica contin¨²a cobr¨¢ndose nuevas v¨ªctimas y las autoridades sanitarias anuncian ya las graves secuelas que pueden afectar a los pacientes, el ciudadano desconfia cada vez m¨¢s y de forma ¨ªndiscriminada de casi todos los productos alimenticios que se le ofrecen.Si bien es verdad que el espa?ol nunca tuvo demasiada fe en la calidad delo que consum¨ªa generalmente, salvo en los casos en que al estafador de turno se le iba la mano en sus fraudes, no sent¨ªa amenazada su salud ni su vida.Pero ahora, a ra¨ªz de la neumon¨ªa t¨®xica, la desconfianza se ha transformado en temor y cada vez son m¨¢s las personas que empiezan a interesarse y preocuparse por detalles en los que antes apenas reparaban. Las fechas de envasado, caducidad, composici¨®n del producto, determinaci¨®n e de su calidad, etc¨¦tera, empiezan a tenerse en cuenta. Pero el consumidor se encuentra en la mayor¨ªa de los casos en unos jerogl¨ªficos cuyo significado desconoce. ( ... ) Independientemente de las deficiencias que puedan presentar las normas vigentes sobre ordenaci¨®n y control alimentario, lo que resul ta evidente es su total inutilidad y la inoperancia e ineficacia de quie no es est¨¢n obligados a vigilar su cumplimiento. Ante todo nos encontramos con un problema de voluntad pol¨ªtica. La soluci¨®n no pasa por la creaci¨®n de nuevos ¨®r ganos administrativos y de m¨¢s burocracia. En primer lugar, hay que tomar la firme decisi¨®n de velar por la salud p¨²blica de los ciudadanos, lo que implica, por un lado, una ordenaci¨®n rigurosa de todo el sector de la alimentaci¨®n; una identificaci¨®n clara de los productos, de su calidad y fechas de validez, todo ello de forma que sea f¨¢cilmente comprensible por cualquier comprador. Luego, hay que garantizar que etiquetas y productos se correspondan fielmente y, por supuesto, evitar que pueda co merciarse con art¨ªculos que pue dan ser nocivos para la salud. Se trata, en definitiva, de perseguir no s¨®lo a quien comercializa produc tos t¨®xicos, sino tambi¨¦n a todo el que cometa un fraude por inofensivo que sea.
Evidentemente en todas las funciones del control hay una figura que resulta imprescindible: la inspecci¨®n. A todas luces, la actual dispersi¨®n de los servicios de control en nada favorece la eficacia de un servicio de tanta importancia y que, por el momento, m¨¢s parece tener una existencia nominal que real.Esperemos que la desgraciada experiencia de la neumon¨ªa t¨®xica sirva para algo, que esta vez se acaben las guerras de competencias y el Gobierno tome las medidas para lograr, una adecuada ordenaci¨®n alimentar¨ªa, una inspecc¨ª¨®n rigurosa y aplique ¨¦l m¨¢ximo rigor en la persecuci¨®n de quienes atentan contra sus conciudadanos.
16 de agosto
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