"Magn¨ªfica informalidad"
La noche en que Ata¨²lfo Argenta cerr¨® en la plaza Porticada santanderina el ciclo de las nueve sinfon¨ªas de Beethoven, los aplausos se prolongaron durante diez minutos y unos segundos, que los cronistas de la ¨¦poca, hace ahora veintiocho a?os, no concretaron. Nunca hab¨ªa habido, aseguran, tal apoteosis ni igual lleno en la Porticada.Pero en la noche del mi¨¦rcoles, la evocaci¨®n de Argenta, magistralmente conducida por Jes¨²s L¨®pez Cobos, adem¨¢s del gancho inevitable de la Novena, rompieron la previsi¨®n de los m¨ªticos aplausos, poniendo el list¨®n en quince minutos y unos segundos, tambi¨¦n sin concretar. La Orquesta Nacional, el Orfe¨®n Donostiarra y los solistas, entre ellos Pilar Lorengar, no hab¨ªan visto nada semejante. La an¨¦cdota, aunque sorprendente para los incondicionales del fallecido director de Castro Urdiales, no fue ¨²nica en la jornada musical que se inici¨® cuando, a las 11.15 horas, la direcci¨®n del Festival Internacional hubo de permitir a m¨¢s de 2.000 personas la entrada en la Porticada para, al m¨®dico precio de cincuenta pesetas, escuchar el ensayo general. El ?No hay billetes? estaba cantado desde la jornada anterior, en que tampoco los hubo para escuchar El Bolero, de Ravel, y todos pusieron la mejor voluntad para compensar al aficionado.
El director L¨®pez Cobos
Jes¨²s L¨®pez Cobos, que era la primera vez que dirig¨ªa bajo el toldo provisional del FIS, firm¨® por la ma?ana en el libro de honor del Ayuntamiento, fue tratado como lo hubiera sido cualquier ¨ªdolo de m¨²sica joven, y completando la magn¨ªfica informalidad, cuando parec¨ªa que iba a iniciar el concierto, a las 23.15 horas, transcurridos unos segundos de silencio y concentraci¨®n, volvi¨®se desde el podio al p¨²blico y dirigi¨® un breve discurso en memoria de Ata¨²lfo Argenta -?No le conoc¨ª, pero todav¨ªa, despu¨¦s de veinticinco a?os, me preguntan por ¨¦l y le recuerdan fuera, por ejemplo, en Suiza- y del recientemente fallecido director austr¨ªaco Karl Boehm.
Babelia
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