¡®La Solicitante¡¯, un diario ¨¢cido sobre una escritora que limpia habitaciones para subsistir en Berl¨ªn
La turca Nazli Koca debuta con una novela sobre las dificultades de una migrante para sortear el espejismo de la meritocracia en una nueva ciudad
Escribe sus memorias, recita poes¨ªa, organiza eventos culturales y limpia retretes. Leyla, la protagonista de La Solicitante (editorial Mapa), el debut en la novela de la turca Nazli Koca, nacida en Mersin ¡ªtan escurridiza para algunas preguntas, que se define ¡°de treinta y pico a?os¡± y sobre la que escasean las fotograf¨ªas¡ª, combina sus aspiraciones literarias con su trabajo como limpiadora en un hostal decorado a lo Alicia en el pa¨ªs de las maravillas de Berl¨ªn. Leyla es la alegor¨ªa de tantas inmigrantes desclasadas y v¨ªctimas del espejismo de la meritocracia.
La protagonista es asimismo un trasunto de las experiencias de la autora en la capital alemana. Koca, tambi¨¦n turca, adicta a las telenovelas de su pa¨ªs, mantuvo una relaci¨®n complicada con Berl¨ªn. Tambi¨¦n ella se mud¨® a la capital alemana a escribir, desencantada de Estambul y de su trabajo como publicista. ¡°La p¨¦rdida, la carencia de ra¨ªces, te hace agarrarte a la esperanza, a la posibilidad de pertenecer a un lugar, aunque todo parezca perdido y las cosas se compliquen¡±, afirma en una entrevista virtual, en la que se avis¨® de que tal vez ella se conectar¨ªa sin encender la c¨¢mara. No fue as¨ª. Koca recibe sonriente desde Denver, Colorado, donde reside, con una camisa blanca; a su espalda, la versi¨®n en espa?ol de su novela, traducida por Gala Sicart y publicada en septiembre.
Ha trabajado como limpiadora, friegaplatos o librera. Conoce la decepci¨®n, ella tambi¨¦n ha aprendido, en sus 10 a?os como inmigrante, que la justicia social es una fantas¨ªa. Bajo el formato de un diario, su novela abofetea al lector desde las primeras p¨¢ginas: Al¨ª, estudiante de posgrado, profesor no remunerado con tres trabajos, turco, entrega a Leyla unos guantes de l¨¢tex, junto con un saludo elocuente: ¡°Bienvenida a lo m¨¢s bajo de la jerarqu¨ªa del inmigrante¡±. Koca, como su protagonista, empez¨® a escribir un diario en su primer d¨ªa como limpiadora. ¡°Ha sido un desaf¨ªo divertido adaptarlo a novela, buscando el punto entre quienes esperan una reproducci¨®n exacta del g¨¦nero y los que prefieren una versi¨®n m¨¢s elaborada. El diario es hoy m¨¢s que un cuaderno: son notas en el m¨®vil, documentos de Google, p¨¢ginas desperdigadas¡¡±, dice.
Leyla pierde el derecho al visado de estudiante tras suspender la tesis del doctorado ¡ªpor un profesor que hasta entonces ¡°hab¨ªa aprobado a todo el mundo¡±¡ª y queda atrapada en un laberinto burocr¨¢tico, en una categor¨ªa legal cuyo nombre suena a broma: Fiktionsbescheinigung (certificado ficcional, en alem¨¢n). Si el catedr¨¢tico no cambia la nota o el tribunal al que ha apelado no falla a su favor, deber¨¢ regresar a Turqu¨ªa. Sin embargo, Leyla no quiere volver a un pa¨ªs en estado de emergencia donde ¡°Erdogan [presidente de la Rep¨²blica de Turqu¨ªa] tiene todo el poder para hacer lo que quiera¡±, donde los adultos son ¡°adictos solitarios¡± y los ¡°j¨®venes no se suicidan porque est¨¢n demasiado ocupados tratando de sobrevivir¡±. ¡°Cuando eres migrante, te toca ser o un genio que trabaja en Google, o casarte, aunque no creas en el matrimonio, para que los nacionales te vean en transici¨®n a su ciudadan¨ªa¡±, opina. Para sortear las dificultades, la narradora aplica un humor ¨¢cido y descarado.
El t¨ªtulo y la carta con la que se abre el libro reescriben el poema The Applicant (El solicitante), de Sylvia Plath. ¡°Denme dos monedas y trabajar¨¦ orgullosa en sus inmundos hospitales, universidades, empresas tecnol¨®gicas. Vivir¨¦ en sus apartamentos y cuidar¨¦ de sus beb¨¦s. Gratis. Ser¨¦ su puta barata, aqu¨ª y ahora¡±, escribe Koca, que reh¨²ye las redes sociales. ¡°Reconozco sus ventajas, pero, en mi opini¨®n, obstaculizan la escritura. La gente se obsesiona con recibir me gustas. Otro peligro es la inmediatez de compartir pensamientos que a¨²n no han madurado, lo que puede entorpecer el desarrollo de las ideas y arruinar la esencia del proceso creativo¡±.
La autora entronca con una genealog¨ªa de escritoras que han desenmascarado las falacias del sistema capitalista meritocr¨¢tico: Eva Baltasar, en Ocaso y fascinaci¨®n (2024); Brenda Navarro, en Ceniza en la boca (2022); Noelia Collado, con Yeguas exhaustas (2023); Claudia Durastanti, en La extranjera (2020)¡ Koca dispara vivencias a la par que desgrana pensamientos. Los hombres ¡°han conseguido¡±, plantea en el libro, ¡°hacernos creer que [¡] no nos deben nada despu¨¦s de siglos de cautiverio en sus casas obligadas a todo tipo de labores dom¨¦sticas sin recibir nada a cambio. ?C¨®mo lo han conseguido?¡±. ¡°Es imposible separar lo personal de lo pol¨ªtico. Si compruebas las noticias en el m¨®vil antes de sentarte a escribir, es dif¨ªcil no reflexionar sobre lo que sucede en el mundo¡±.
Preguntada sobre si le preocupa la ultraderecha en la Uni¨®n Europea y la posible apertura de centros fuera de la UE para expulsar a quienes desean entrar en territorio comunitario, responde: ¡°El endurecimiento de las leyes migratorias es aterrador. Los inmigrantes suelen ser los chivos expiatorios de todos los problemas. No basta con que sean los que m¨¢s sufren en desastres naturales, ya que viven en tiendas de campa?a o infraestructuras baratas en campos de refugiados¡±.
La conciencia de clase de la protagonista es fuerte, un sentimiento recrudecido por su periplo en la escala social. De una educaci¨®n en un colegio estadounidense a migrante limpiadora que flirtea con el trabajo sexual, preocupada por una madre y una hermana que viven con pocos recursos en un piso en Estambul.
El mito de Berl¨ªn, como ciudad de las oportunidades
En La Solicitante, Leyla y sus amigos se aferran al mito de Berl¨ªn como la ciudad de las oportunidades donde, supuestamente, a comienzos este siglo se pod¨ªa vivir por un bajo alquiler y medrar art¨ªstica y socialmente. Sin embargo, el ascensor social est¨¢ estropeado, m¨¢s a¨²n si procedes de un pa¨ªs no comunitario como Turqu¨ªa. ¡°Nuestro origen no deber¨ªa brindarnos m¨¢s derechos humanos, pero la nacionalidad, la ciudadan¨ªa son conceptos tan arraigados desde la infancia que incluso al ac¨¦rrimo defensor de los derechos humanos le cuesta pensar as¨ª¡±.
En medio del caos y el desasosiego, la protagonista levanta una estructura: los ¡°tesoros del d¨ªa¡±, objetos perdidos en el hostal que pasan a pertenecerle (botellas de whisky, la novela La amiga estupenda, de Elena Ferrante, un ch¨¢ndal¡), sus trayectos en el U-bahn (metro berlin¨¦s), sus juergas, su relaci¨®n con un amoroso ¡°sueco¡± que denomina su ant¨ªtesis (de derechas, con un buen puesto en la Volvo de Gotemburgo) y que la hace sentir como cuando come ¡°un guiso de su ¡°madre¡±¡
Humor y poes¨ªa se aparean en la escritura. El recuerdo del agradable sabor del t¨¦ se entremezcla en la novela con ¡°el hedor a v¨®mito, or¨ªn y pobreza¡± de Berl¨ªn. ¡°La iron¨ªa funciona como un escudo, ayuda a mantener la cordura, incluso en momentos dif¨ªciles, como durante las manifestaciones en el parque Gezi en 2013 en Turqu¨ªa¡±, que pasaron de ser protestas por la conversi¨®n de ese espacio verde en un centro comercial a exigir la dimisi¨®n de Erdogan.
Con una prosa desnuda y mordaz, avivada por latigazos ir¨®nicos y exenta de dramatismos, pero trufada de hallazgos, La Solicitante es una invitaci¨®n a abrazar la vida con cada una de sus luces y de sus sombras.
Babelia
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