Rexach se despedir¨¢ del f¨²tbol el pr¨®ximo martes
El pr¨®ximo martes, d¨ªa 1 de septiembre, Carlos Rexach vestir¨¢ por ¨²ltima vez la camiseta azulgrana. En su despedida actuar¨¢ no s¨®lo el Barcelona contra la selecci¨®n argentina, sino que previamente se enfrentar¨¢ un combinado de la selecci¨®n espa?ola entre los a?os 1965 hasta 1975 con una selecci¨®n barcelonista de la misma d¨¦cada. Jos¨¦ Angel Ir¨ªbar volver¨¢ el martes a ser capit¨¢n de la selecci¨®n espa?ola, el mismo d¨ªa que Charly Rexach dejar¨¢ de ser jugador en activo. A partir de ahora, la afici¨®n barcelonista, que tantas veces ha coreado su nombre, empezar¨¢ a olvidar a este espigado barcelon¨¦s de 34 a?os que dej¨® en cada partido constancia de su clase, y que, de cuando en cuando, asombraba a propios y a extra?os con actuaciones realmente extraordinarias. Y esto no es de exagerar si nos acordamos del celeb¨¦rrimo partido frente al Feyenoord, en el Nou Camp, o la final de la Recopa de Europa, en Basilea, en 1969, frente al Slovan de Bratislava, cuando el Bar?a perdi¨® a pesar de que Rexach marcara, directamente de c¨®rner, un espl¨¦ndido tanto. M¨¢s fortuna tuvo diez a?os despu¨¦s en, el mismo escenario y en la misma competici¨®n, cuando el Bar?a le gan¨® la final al Fortuna D¨¹sseldorf con un gol de Rexach a pocos minutos del final.Este es Carlos Rexach, capaz de darlo todo por su Bar?a, y tambi¨¦n de inhibirse, al menos para la grada, en partidos que no le motivaban lo suficiente. Quiz¨¢ Rexach necesitaba responsabilidad m¨¢xima para rendir a tope; quiz¨¢ Rexach necesitaba rivales de altura para ser ¨¦l mismo, o quiz¨¢ Rexach necesitaba nadar contra corriente para poder manifestarse.
El ni?o Carlos naci¨® el 13 de enero de 1947, en la zona de Pedralbes, el barrio que ahora, y entonces casi, era lo m¨¢s distinguido de la Ciudad Condal. Esto, sin embargo, no debe inducir a enga?o, ya que Rexach pertenece a una familia de clase media, pero en absoluto adinerada, y, en consecuencia, tuvo una infancia de lo m¨¢s normal, sin privaciones ni problemas, algo casi com¨²n en los or¨ªgenes de los futbolistas; pero tampoco con tules y algodones para generar un futbolista de invernadero.
Empez¨® a jugar al f¨²tbol como cualquiera de nosotros: leche en polvo para desayunar y pan con chocolate para merendar, mientras corr¨ªa tras un bal¨®n por los solares de las estribaciones de la nueva diagonal. Al acabar el bachillerato elemental se enfrent¨® con la necesidad de decidir su futuro entre las letras y las ciencias. Carlos se decidi¨® por la sem¨¢ntica de la pelota y se dedic¨® en cuerpo y alma al f¨²tbol, cambiando el plumier por las botas y el encerado por la pizarra del m¨ªster.
Escol¨¢, Tort y Bot¨¦ fueron sus primeros maestros, y su colegio, los infantiles del Bar?a; su instituto, los juveniles y el Condal, y despu¨¦s, la universidad del primer equipo, de la mano del catedr¨¢tico Roque Olsen. Sasot, Artigas y Buckingham pulieron su preparaci¨®n universitaria, llegando a doctorarse con Michels, y a ejercer, con Weisweifer, Laureano Ruiz, Muller, Rif¨¦, Kubala y Helenio Herrera. Con Lattek lleg¨® su tercera edad futbol¨ªstica y la consiguiente jubilaci¨®n.
Pol¨ªticamente piensa en PSC y siente en Convergencia; es cat¨®lico, casado y padre de familia probablemente se dedicar¨¢ a preparar futbolistas, mientras atiende sus negocios deportivos y su trabajo en la caja de ahorros. No ser¨¢, sin duda, un ex futbolista problema y, a partir de ahora, empezar¨¢ a vivir a su aire como a ¨¦l le gusta, entre su piso de Pedralbes y su casa de Aiguafreda. Jugar¨¢ al tenis, montar¨¢ en moto, pasear¨¢ con Silvia, su mujer, y a¨²n le quedar¨¢ tiempo para tomarse una copa con sus amigos, acudir a C'an Fust¨¦ a comer con los ex futbolistas y mantenerse en forma para el siguiente partido-homenaje de alguno de sus compa?eros, que, inevitablemente, habr¨¢ de seguir su camino.
Ya queda atr¨¢s el Charly juvenil de los mil rumores, unido tantas veces al destino de Guillermina Motta, y del Charly play-boy con B¨¢rbara Rey, quedando ahora un Carlos maduro con una familia detr¨¢s, con un porvenir claro por vivir y con muy pocas ganas de retirarse del f¨²tbol -"Podr¨ªa seguir tres a?os m¨¢s a tope, pero no se lo creen"-, pero que no se atreve a traicionarse a s¨ª mismo fichando por cualquier otro equipo que no sea de color azulgrana.
Su ¨²nica decepci¨®n dentro del f¨²tbol es haber sido solamente catorce veces internacional por Espa?a. Decepci¨®n que no debe ser ajena a ning¨²n aficionado, ya que si hubiera jugado en m¨¢s ocasiones es muy probable que la selecci¨®n espa?ola de f¨²tbol hubiese tenido otra trayectoria y otro historial.
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