Orejas y besos al triunfador

Plaza de Colmenar Viejo. 30 de agosto. Segunda de feria. Novillos de Ram¨®n Mat¨ªas, mansos. Jo?o Moura: silencio, ovaci¨®n. Arag¨®n Cancela: silencio, pitos. Pep¨ªn Jim¨¦nez: silencio, divisi¨®n. Luis Cancela: dos orejas, silencio.En la plaza de Colmenar no hay alguacilillos de severos e inquisitoriales ropajes. Al frente de las cuadrillas romple plaza una pareja ataviada como para anunciar los vinos jerezanos, de la que ella es quien entrega los trofeos a los espadas. La escena tiene cierto aire machista de reposo del guerrero. Avanza el torero con decisi¨®n, sudoroso, despeinado y recibe las orejas del toro seguidas de dos p¨²dicos besos en ambas mejillas.

El ¨²nico matador que tuvo derecho a los ¨®sculos fue el diestro local Luis Cancela. Fue el premio para una faena escasa de m¨¦ritos, compuesta de derechazos con el pico de la muleta y naturales embarullados.

A los de fuera les exigen m¨¢s. Pep¨ªn Jim¨¦nez fue observado casi con lupa durante su actuaci¨®n y se le reproch¨® todo lo que hizo, que tampoco fue gran cosa. Sus novillos fueron los de menos presencia. Ninguno de los dos sirvi¨® para redondear faena, pues uno ten¨ªa media arrancada y el otro no andaba. Con ambos estuvo el murciano despegado, fr¨ªo y sin muchas ganas.

Arag¨®n Cancela parec¨ªa el malo de la pel¨ªcula. Sus paisanos no parecen tenerle mucha admiraci¨®n y contemplaron sus faenas con visible escepticismo. Tuvo un primer novillo bronco, tardo y con molesto cabeceo. Con ¨¦l estuvo valiente y tesonero, y consigui¨® sacarle muletazos de mucho m¨¦rito con la izquierda. En el otro demostr¨® su inexperiencia.

La novillada tuvo el complemento del rejoneador Moura. La cara y la cruz de su labor se puso de manifiesto en el temple y el acierto al clavar arpones a su segundo novillo y, por otro lado, en las galopadas sin freno, acosado por su enemigo y el desastre al colocar la carpinter¨ªa multicolor en el morrillo del primero.