Un proyecto de ley de ida y vuelta
El de la Autonom¨ªa Universitaria es muy probablemente el proyecto legislativo m¨¢s antiguo de la democracia espanola. Mucho antes de que la palabra divorcio entrase a formar parte del vocabulario pol¨ªtico de la transici¨®n, comenz¨® a hablarse de la conveniencia de una ley de "reforma de la universidad".
Tras la constituci¨®n del primer Gobierno democr¨¢tico, ya en el oto?o de 1977 comenzaron a trascender a la opini¨®n p¨²blica retazos de borradores o de las t¨®picas grandes l¨ªneas de presuntos anteproyectos, sistem¨¢ticamente rechazadas por su contenido en los medios universitarios e inmediatamente desmentidas por las autoridades ministeriales.En los primeros meses del curso 1977-1978 se produce la iniciativa del Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia, presidido entonces por I?igo Cavero, de abrir un per¨ªodo de consultas entre los distintos estamentos universitarios sobre una serie de puntos concretos, que habr¨ªan de constituir las grandes l¨ªneas (otra vez el t¨®pico al uso) del primer anteproyecto concreto de la ley Org¨¢nica de Autonom¨ªa Universitar¨ªa.
Este per¨ªodo de consultas, atendido con escaso entusiasmo por un buen n¨²mero de universidades, protestado en algunas otras por la falta de informaci¨®n o por los procedimientos deliberadamente oscuros con que algunos rectores trasladaron la encuesta ministerial a determinados estamentos de sus universidades, finaliz¨® el 3 de marzo de 1978. Finalmente, si es que puede hablarse de alg¨²n final en el largu¨ªsimo y conflictivo proceso de gestaci¨®n de esta ley, el 14 de agosto de ese mismo a?o, el Consejo de Ministros da su aprobaci¨®n al primer texto formal, que tiene su entrada en las Cortes el 23 de noviembre. Lleg¨® a afirmarse, en alg¨²n momento de la primavera de ese a?o, que la LAU ser¨ªa el primer proyecto de ley que las Cortes estudiar¨ªan tras la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n. Sin embargo, el primer proyecto ser¨ªa retirado posteriormente por iniciativa del Gobierno, que se constituy¨® en abril de 1979 y en el que figura por primera vez un Ministerio de Universidades e Investigaci¨®n. Su titular, Luis Gonz¨¢lez Seara, perteneciente al sector socialdem¨®crata de UCD, elabora un nuevo texto, al que da su refrendo el Consejo de Ministros en su reuni¨®n del 14 de agosto de ese mismo a?o. Este segundo texto se remite en el oto?o al Parlamento, y, el 2 de febrero del siguiente a?o se produce el primer debate parlamentariosobr¨¦ el misnyo en el seno de la correspondiente comisi¨®n del Congreso.
Los diputados que discuten las diversas enmiendas a la totalidad no pueden olvidar en estos momentos que la LAU ha sido la causa remota de dos tr¨¢gicas muertes ocurridas en las primeras horas de la noche del 13 de diciembre pasado, en el madrile?o barrio de Embajadores. En la ma?ana de ese d¨ªa, las calles de Isaac Peral y de Cea Berm¨²dez fueron escenario de una de las manifestaciones estudiantiles m¨¢s importantes que se recuerdan en el distrito univers¨ªtario de Madrid. El proyecto de la LAU cuenta con el rechazo frontal de los estudiantes y concita alrededor de un mill¨®n de enmiendas parciales, am¨¦n de las seis enmiendas a la totalidad derrotadas en la sesi¨®n del 2 de febrero.
La Comisi¨®n de Universidades no estudiar¨¢ el correspondiente dictamen de la ponencia hasta, el mes de diciembre de 1980. En unas sesiones precipitadas y verdaderamente maratonianas, el proyecto de ley queda dictaminado por la comisi¨®n el d¨ªa 20 de ese mes, horas antes de que se iniciasen las vacaciones parlamentarias de Navidad.
El Il Congreso de UCD est¨¢ en puertas y la dura confrontaci¨®n interna del partido centr¨ªsta se muestra con toda su virulencia y claridad en las sesiones del debate sobre la LAU.
El Pleno del Congreso no llega a discutir el proyecto que, por acuerdo de todos los grupos, es remitido de nuevo a la comisi¨®n el pasado 21 de abril. Nueva fase de ponencia, y en los primeros d¨ªas del mes de julio trasciende a la opini¨®n p¨²blica un nuevo texto pactado por el actual ministro de Educaci¨®n y Ciencia, Juan Antonio Ortega, y el Grupo Parlamentario Socialista.
Casi cuatro a?os, pues, hasta llegar a este texto, que nadie sabe qu¨¦ grado de aceptaci¨®n o de rechazo va a encontrar por parte de los restantes grupos parlamentarios.
Muchos rectores universitarios han dicho a lo largo de todo este tiempo que la ley es absolutamente necesaria, que la universidad no puede sobrevivir en la situaci¨®n actual, pero todos coinciden en que "no cualquier ley".
Tan largo proceso ha dado lugar a todo tipo de especulaciones y, as¨ª, cuando se cre¨® el Ministerio de Universidades e Investigaci¨®n y se puso a su frente a un ministro sobialdem¨®crata, se pens¨® que el entonces presidente Su¨¢rez hab¨ªa decidido, un tanto salom¨®nicamente, entregar la escuela a la Iglesia y la universidad a los sectores m¨¢s progresistas de su partido.
De hecho, si se observa detenidamente el proceso, para haberse producido un largo viaje de ?da y vuelta. Inic¨ªalmente, un ministro democristiano, I?igo Cavero, suscribe el primer proyecto, aunque en connivencia con el sector socialdem¨®crata, personificado en el entonces secretario de Estado para Universidades e Investigaci¨®n, Gonz¨¢lez Seara. Convertido ¨¦ste en ministro, un segundo proyecto, ahora n¨ªtidarnente socialdem¨®crata, no llega a ser considerado por el Pleno del Congreso. El nuevo texto, en la pr¨¢ctica un tercer proyecto, llega a la fase final de su tramitaci¨®n parlamentaria de la mano de un democristiano, aunque con las bendiciones del partido socialista.
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