Una divertida hero¨ªna
Con bastante sentido del humor y una fuerte personalidad, Leslie-Anne Down da cuerpo al personaje de una bostoniana egipt¨®loga que se ve inmersa en las m¨¢s confusas y delirantes situaciones. Ella es la mejor atracci¨®n de La esfinge, fundamentalmente en la segunda parte de la pel¨ªcula, cuando las explicaciones verbales dan paso a la acci¨®n. Al principio, la historia se limita a un largo pr¨®logo que, de camino, da paso a una buena colecci¨®n de tarjetas postales sobre Egipto, que pueden hacer las delicias de los amantes de documentales tur¨ªsticos; es cierto tambi¨¦n que en ese recorrido por distintas ciudades, el director Franklisn J. Schaffner ha sabido ambientar los decorados de forma viva y veros¨ªmil: los extras, los lugares de la acci¨®n, los trajes, tienen muchas veces apariencia de realidad, sorprendida por la c¨¢mara. Pero lo que va cont¨¢ndose en la pel¨ªcula no tiene m¨¢s importancia que la que un tebeo infantil que no termina de encontrar su objetivo. Cuando el guionista, John Byrum (director, entre otras, de Inserts) coloca a su protagonista en situaciones peligrosas, que el espectador no siempre entiende ni le importan, la pel¨ªcula logra plasmar mejor su sentido del humor y se percibe con m¨¢s fuerza el trabajo interpretativo de Leslie Anne-Down en su suavemente cursi personaje, empe?ada en averiguar cuanto se refiere a la extra?a mitolog¨ªa que rodea a lejanos faraones.
La esfinge
Director: Franklin J. Schaffner. Gui¨®n de Jolin Byrum sobre la novela de Robin Cook. Producci¨®n anglo-americana, interpretada por Leslie-Anne Down, Frank Langella, Maurice Ronet y John Gielgud. Local de estreno: Coliseum.
El acierto (o el desacierto) del gui¨®n estriba en la. escasa importancia que la historia tiene cuando llega finalmente a comprenderse; mientras la acci¨®n corre por caminos secretos, se prometen momentos mejores. Se llega incluso a no explicar cuestiones b¨¢sicas como, por ejemplo, de qu¨¦ manera logra huir la protagonista de situaciones imposibles.
La humorada de Byrum consiste en ser consciente de ello y hacer que alg¨²n otro personaje de la pel¨ªcula se lo pregunte titmbi¨¦n, junto al espectador. Se trata, por tanto, de un juego que hace, adem¨¢s, referencias a pel¨ªculas anteriores, desde Las minas del rey Salom¨®n a Tierra de faraones, con esa curiosa vertiente desmitificadora que desde alg¨²n tiempo toman algunas pel¨ªculas norteamericanas; desmitificaci¨®n s¨®lo formal, puesto que, a la hora de la verdad, no hay un cambio sustancial en las intenciones.
Morosa a veces (sobre todo desde las muy inc¨®modas butacas del estreno madrile?o), elivertida por momentos, La esfinge es un espect¨¢culo que picotea en distintos g¨¦neros y est¨¦ticas con la intenci¨®n de complacer un poco a todos y no entusiasmar locamente a nadie.
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