Ha fallecido el pintor Francisco San Jos¨¦
Ayer por la ma?ana tuvo lugar en el cementerio madrile?o de la Almudena, en la intimidad familiar, el entierro del pintor Francisco San Jos¨¦, que falleci¨® el d¨ªa anterior, a los 62 a?os de edad, de una afecci¨®n cancerosa. Fue miembro de la llamada Escuela de Vallecas y un disc¨ªpulo fiel hasta el final del maestro de todos ellos, Benjam¨ªn Palencia.
Con la muerte de Francisco San Jos¨¦ (Madrid, 1922) desaparece uno de los representantes m¨¢s caracter¨ªsticos de la generaci¨®n de paisajistas espa?oles de posguerra. San Jos¨¦, junto con otros j¨®venes pintores de los a?os cuarenta, entre los que se encontraban Carlos Pascual de Lara, Gregorio del Olmo y Alvaro Delgado, desempe?¨®, en efecto, un papel Importante en la segunda versi¨®n de la Escuela de Vallecas, primer n¨²cleo aglutinante de lo que despu¨¦s, seg¨²n el criterio de S¨¢nchez Camargo y Ram¨®n Faraldo, pasar¨ªa a ser la Escuela de Madrid. De la Escuela de Vallecas tenemos pocos y confusos testimonios. Antes de la guerra, exactamente en el a?o 1927, Alberto S¨¢nchez y Benjam¨ªn Palencia comenzaron a realizar excursiones al pueblo de Vallecas, en cuyo cerro de Almod¨®var redactaron un manifiesto en el que los maestros de la pintura cl¨¢sica espa?ola -el Greco, Zurbar¨¢n, Vel¨¢zquez, etc¨¦tera- se mezclaban con los grandes iconoclastas de la vanguardia hist¨®rica. Con ¨¦l trataban de conciliar las ra¨ªces ind¨ªgenas y la modernidad cosmopolita, cuya b¨²squeda hac¨ªa emigrar continuamente a Par¨ªs a todos los j¨®venes artistas con inquietudes. Pero sobre estas pretensiones lo que, en realidad, qued¨® de la primera Escuela de Vallecas fue una actitud emocional frente al paisaje. Tras la guerra, y seg¨²n los testimonios de sus protagonistas, de manera harto casual, se reemprendieron las excursiones al poblado vallecano, esta vez -exiliado Alberto- con Benjam¨ªn Palencia y sus entonces j¨®venes admiradores: Gregorio del Olmo, Alvaro Delgado, Carlos Pascual de Lara, Enrique N¨²?ez Castelo y Francisco San Jos¨¦. Pero, seg¨²n declar¨® uno de ellos -Alvaro Delgado-, la Escuela de Vallecas ?no fue sino una idea que jam¨¢s, en momento alguno, tuvo realidad; las posibles influencias que pudo tener en principio nuestra pintura de la pintura de Palencia las hubi¨¦semos tenido sin estar en Vallecas: vi¨¦ndola en exposiciones. Pintores j¨®venes que no pasaron por all¨¢ han estado tanto o m¨¢s influidos que nosostros?.
En todo caso, tras el envenenamiento de las relaciones entre estos ilusionados excursionistas, seg¨²n parece por el dif¨ªcil car¨¢cter de Benjam¨ªn Palencia, comenzaron las defecciones, que a finales de los cuarenta redujeron el grupo inicial tan s¨®lo a Benjam¨ªn Palencia y a San Jos¨¦, disc¨ªpulo fiel hasta el final. El tema de todos estos pintores era el paisaje concebido en formas escuetas, antirret¨®ricas, y con colores a veces violentamente expresionistas que recordaban al fauvismo.
Francisco San Jos¨¦, como dijimos, siempre fiel a Palencia, continu¨® realizando a lo largo de los a?os una pintura paisajista que fue templando el violento cromatismo primero por tonos m¨¢s delicados. Humilde, bondadoso, extremadamente sensible, San Jos¨¦ se mantuvo activo hasta el final, y hay que resaltar en este sentido que, precisamente, el pasado oto?o realizaba una exposici¨®n individual en la galer¨ªa Heller, de Madrid, donde, junto a sus paisajes caracter¨ªsticos, mostraba un soberbio retrato de Palencia, su inolvidable maestro.
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