D¨¢maso G¨®mez se despide hoy del toreo lidiando seis reses en Las Ventas de Madrid
?Torear, ponerse delante de un toro, con 51 a?os, cuesta mucho trabajo?, dec¨ªa a EL PA?S D¨¢maso G¨®mez, que esta tarde se despide del p¨²blico madrile?o, y pr¨¢cticamente del toreo, lidiando seis reses en Las Ventas, como ¨²nico espada.?Yo respeto?, a?ad¨ªa, ?a estos compa?eros que a mi edad, m¨¢s o menos, han vuelto, pero aunque la maravillosa profesi¨®n de torero es mi vida, comprendo que no puedo continuar. Enti¨¦ndame, estoy en forma, me entreno con normalidad, pero no tiene objeto que a mis a?os me empe?e en hacer tantos esfuerzos y sacrificios, para vestirme de luces, a lo sumo, tres o cuatro veces por temporada?.
D¨¢maso G¨®mez tom¨® la alternativa en 1953, en Barcelona, y ha estado en activo ininterrumpidamente durante estos veintiocho a?os. Es, en la actualidad, uno de los espadas m¨¢s veteranos del escalaf¨®n. El mismo explica as¨ª su trayectoria: ?Tardes muy buenas y muy malas las he tenido, como todos, pero quiz¨¢ las mejores hayan sido las de Barcelona, de cuyo p¨²blico conservo un grat¨ªsimo recuerdo. El domingo pasado, sin embargo, no se port¨® como yo esperaba. No es que mis faenas fueran buenas -no lo fueron-, pero debi¨® ser m¨¢s comprensivo. Uno del tendido me llam¨® carroza (ya ve usted la guasa, y hay que aguantar), y dec¨ªa que ya no soy capaz de hacer lo que hac¨ªa antes. ?A ver!, le contest¨¦; pero durante veintiocho a?os ustedes lo han pasado conmigo como enanos, y eso merece por lo menos un reconocimiento?.
?En las restantes plazas?, sigue explicando D¨¢maso G¨®mez, ?tuve muchos altibajos; nunca fui un diestro de marcada regularidad. Las dos temporadas siguientes a las de mi alternativa fueron francamente buenas; en 1956, di un baj¨®n del que no sal¨ª hasta la temporada de 1967, y la de 1968 result¨® la mejor de mi carrera profesional. Ese a?o, en septiembre, un toro me parti¨® la clav¨ªcula, en Barcelona, y perd¨ª catorce contratos. Otra tarde importante fue la corrida del Montep¨ªo, el a?o 1973, en Madrid, y considero una proeza lo de 1974, cuando tore¨¦ dos tardes en San Isidro, un toro me parti¨® una mano y, sin recuperarme, quince d¨ªas despu¨¦s volv¨ªa a salir en Las Ventas y le cortaba la oreja a un Miura. El a?o 1978, me somet¨ª a dos operaciones de cart¨ªlagos de una rodilla y me vine abajo, pues perd¨ª mucha forma f¨ªsica. Y, en fin, aqu¨ª estoy otra vez. Me gustar¨ªa que el p¨²blico llenara Las Ventas para ver mi despedida. Esta es una afici¨®n con sello especial, y sin duda la m¨¢s entendida. No cabe duda de que encerrarse en Madrid con seis toros y a los 51 a?os es algo que tiene su m¨¦rito, ?no le parece? Pero considero que es as¨ª como debe despedirse de la profesi¨®n quien, como yo, se siente torero hasta la m¨¦dula?.
La anunciada corrida de San Rom¨¢n para el acontecimiento de esta tarde ha sido rechazada casi en su totalidad en el reconocimiento veterinario. En su lugar se lidiar¨¢n tres toros de Puerto de San Lorenzo, procedencia Parlad¨¦, y tres de Juan Luis y Nicol¨¢s Fraile, procedencia Graciliano P¨¦rez Tabernero.
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