3.000 aficionados, compuestos y sin partido, en la Ciudad Deportiva del Madrid
La afici¨®n al f¨²tbol todav¨ªa no est¨¢ de huelga. El anuncio de que el entrenamiento de ayer del Madrid en la Ciudad Deportiva iba a consistir en un partido contra el Castilla reuni¨® all¨ª a no menos de 3.000 aficionados, que se llevaron un monumental chasco cuando el club cambi¨® el programa y decidi¨® que Madrid y Castilla celebraran entrenamientos por separado. Hubo enfado, gritos y hasta alguna protecci¨®n policial para que los jugadores abandonaran el campo.
El anuncio de que ayer habr¨ªa partido entre el Madrid y el Castilla lo facilit¨® a sus lectores el diario deportivo As, y era rigurosamente cierto que en la v¨ªspera el entrenador del Madrid, Boskov, hab¨ªa decidido que se celebrara tal partido para compensar la inactividad a que la huelga somete a sus jugadores, que el mi¨¦rcoles deben jugar en Hungr¨ªa un partido de la Copa de la UEFA. Algunas emisoras de radio recogieron la noticia, y hacia las cinco de la tarde, hora fijada para el partido, unos 3.000 aficionados se hab¨ªan concentrado en las gradas del campo principal de la Ciudad Deportiva. Para m¨¢s complicar las cosas, la entrada no era gratuita, sino para los socios del Madrid, que tienen derecho al libre acceso y circulaci¨®n por la Ciudad Deportiva. Los no socios deben pagar quince pesetas los d¨ªas de entre semana y veinticinco los fines de semana por el derecho a asistir a -los entrenamientos o a partidos de juveniles o infantiles que suelen celebrarse en ese escenario. El inter¨¦s por, ver el previsto Madrid-Castilla agolp¨® frente a las taquillas a numerosos aficionados.
La decisi¨®n de que no se jugara el encuentro no fue de los jugadores ni del entrenador, sino de la directiva, que estim¨® a ¨²ltima hora que tal cosa podr¨ªa interpretarse como un alineamiento del Madrid en contra de la huelga. Las explicaciones que posteriormente se quisieron dar de que lo ¨²nico que hab¨ªa previsto era un entrenamiento no eran ciertas. A los juga dores del Madrid y del Castilla sus t¨¦cnicos les hab¨ªan dicho que iban ¨¢ jugar un partido que estaba concertado con ciertos detalles especiales: el Castilla deb¨ªa moverse como el Tatabanya, pr¨®ximo rival del Madrid en la Copa de la UEFA, y en el Madrid no formar¨ªa Stielike, que, por sanci¨®n oficial no podr¨¢ jugar el partido del pr¨®ximo mi¨¦rcoles. A causa del calor, se hab¨ªa previsto un partido de tres tiempos de veinte minutos.
A la hora de la verdad, los aficionados se encontraron con que a un lado del campo hab¨ªa unas porter¨ªas de balonmano y unas canastas de baloncesto. All¨ª s¨®lo compareci¨® el Madrid (el Castilla se entren¨® en el otro campo de hierba de la Ciudad Deportiva), y sus jugadores se dividieron en dos grupos, parajugar al "futbito" y al baloncesto. La bronca fue fuerte. Complic¨® a¨²n m¨¢s las cosas el hecho de que el p¨²blico all¨ª reunido podr¨ªa dividirse en dos sectores: aficionados ansiosos de ver f¨²tbol y familiares de los jugadores m¨¢s j¨®venes del Madrid o de los del Castilla. Los insultos a los futbolistas, que ninguna culpa ten¨ªan de lo que estaba ocurriendo, creaban situaciones violentas en las gradas.
Al cabo de poco m¨¢s de una hora, el entrenamiento finaliz¨® entre una fuerte bronca. Mientras el informador de As que hab¨ªa publicado ayer la intenci¨®n del Madrid de celebrar el partido recib¨ªa injustos reproches, Boskov, el entrenador, asum¨ªa personalmente la decisi¨®n de que no se llevara a efecto el encuentro. Un grupo de aficionados suficientemente numeroso qued¨® a la puerta de los vestuarios, obligando a algunos jugadores a salir por otro lado y a la fuerza p¨²blica a intervenir para disolver a los descontentos.
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