Espa?a puede quedar en manos de las multinacionales a causa del s¨ªndrome t¨®xico
La casi total dependencia espa?ola de las multinacionales de la soja para alimentar a la ganader¨ªa puede consolidarse en el futuro inmediato como consecuencia del envenenamiento masivo por aceite de colza desnaturalizado, importado para uso industrial y distribuido para 1 consumo humano. El fomento y expansi¨®n el cultivo de la colza -competidor de la soja en harina proteica y aceite- ha quedado cr¨ªticamente amenazado por el s¨ªndrome t¨®xico, a pesar de que podr¨ªa haber supuesto la salvaci¨®n de grandes extensiones agr¨ªcolas del Centro, Duero y Ebro y un elemento de independencia futura en el consumo estrat¨¦gico de las harinas proteicas. En la singular batalla mundial entre la soja y la colza, el escandaloso envenenamiento ha dado la puntilla ante la opini¨®n p¨²blica a este ¨²ltimo cultivo por muchos a?os. La soja, en cambio, se consolida y gana posiciones.
El valor de las importaciones espa?olas de grano de soja ha superado los 66.000 millones de pesetas y su repercusi¨®n en nuestra balanza de pagos queda de manifiesto en el cuadro 1. Debido a esta alta dependencia del exterior en materia de harina proteica, as¨ª como al ligero d¨¦ficit existente de aceites procedentes de semillas, el Ministerio de Agricultura situ¨® entre sus objetivos b¨¢sicos el fomento y expansi¨®n de la colza en Espa?a.
En Europa y Canad¨¢ se est¨¢ desarrollando una tendencia semejante para sustituir o comple mentar el binomio soja-maiz (producido b¨¢sicamente en Esta dos Unidos) por el de colza-cebada, que puede producirse en estos pa¨ªses. En un clima como el europeo encajan mejor los cultivos de invierno-primavera (cebada y colza) que los de verano (ma¨ªz y soja).
En lo que se refiere a la cebada, los datos ¨²ltimos son bastante signifiticat¨ªvos ya que en este a?o ha pasado a ocupar casi el 50% de la superficie total destinada a cereales: 3.5 millones de hect¨¢reas en 198 1, frente a 2,7 de trigo, mientras en 1967 se part¨ªa de 1,5 millones de hect¨¢reas de cebada, frente a 4,2 de trigo. La tiran¨ªa de la soja
Seg¨²n fuentes del Ministerio de Agricultura, el cultivo de la colza pod¨ªa haber supuesto para algunas zonas agr¨ªcolas espa?olas del Centro, Duero y Ebro una verdadera revoluci¨®n econ¨®mica semejante a la que supuso hace unos a?os la introducci¨®n del girasol en otras regiones.
La Administraci¨®n ha ¨ªnvestigado ya estas zonas y las condiciones de cultivo y ha estimado que ?la superficie potencial a sembrar de colza en un plazo medio en Espa?a ser¨ªa de 250.000 hect¨¢reas. Esta cifra se considera moderada si tenemos en cuenta que en Francia, en 1980, se cultivaron 400.000 hect¨¢reas de colza, lo que supone un 10% de la superficie dedicada al trigo, y las 250.000 hect¨¢reas supondr¨ªan para Espa?a un 9% de la superficie de tr'190?. ?Partiendo de un rendimiento medio en grano -seg¨²n estimaciones oficiales- de 1.200 kilos por hect¨¢rea, la producci¨®n de semilla de colza se situar¨ªa en 300.000 toneladas, equivalentes a 180.000 de harina proteica y 100.000 de aceite. Con la obtenci¨®n nacional de la harina se disminuir¨ªa -aunque en un porcentaje peque?o- la dependencia enorme exterior de la soja para toda nuestra ganader¨ªa. El Ministerio de Agricultura considera esta reducci¨®n muy importante, sobre todo por razones estrat¨¦pticas. En cualquier momento, la ganader¨ªa espa?ola podr¨ªa verse estrangulada en la situaci¨®n actual si los pa¨ªses productores de soja y ma¨ªz (prlncipalmente Estados Unidos) cerraran el grifo de suministro a Espa?a. De ah¨ª que el Gobierno norteamericano manifieste tanto inter¨¦s en el consumo espa?ol de soja ya sea a trav¨¦s de presiones directas sobre el Gobierno espa?ol para que se favorezca el consumo interior del aceite de soja, contingentado actualmente, o bien mediante protestas oficiales ante el GATT, contra la pol¨ªtica espa?ola de grasas que impide la introducci¨®n de ciertos h¨¢bitos de consumo muy favorables a las exportaciones norteamericanas.
Por otra parte, la aparici¨®n en Espa?a de 100.000 toneladas de aceite de colza supondr¨ªa ?la supresi¨®n de las importaciones de aceites de semillas y la sustituci¨®n de un tonelaje apreciable del aceite de soja?. ?La producci¨®n del aceite de colza?, seg¨²n fuentes oficiales de Agricultura, ?no generar¨ªa ning¨²n problema si tenemos en cuenta adem¨¢s que su calidad desde el punto de vista alimenticio es superior a la del aceite de soja?.
Las estimaciones oficiales de este sue?o agr¨ªcola ahogado por el envenenamiento de aceite de colza desnaturalizado para uso industrial cifran unos ingresos adicionales en el sector de unos 5.600 millones de pesetas por la ocupaci¨®n de tierras en barbecho y de trescientos millones de incremento por sustituci¨®n del trigo, lo que situar¨ªa el beneficio derivado para el sector agr¨ªcola en torno a los 6.000 millones de pesetas al destinar las 250.000 hect¨¢reas al cultivo inofensivo de la colza. El Ministerio de Agricultura, bas¨¢ndose en estas cifras, ha mantenido este a?o la subvenci¨®n al cultivo de la colza de 4.000 pesetas por hect¨¢rea, y prev¨¦ la superficie a sembrar para este a?o pr¨®xima a las 40.000 hect¨¢reas.Ullastres, contra Sol¨ªs
Esta pol¨ªtica de b¨²squeda de independencia en materia de grasas vegetales y de apoyo a las producciones nacionales (principalmente olivo y girasol) se enmarca adem¨¢s dentro de una hist¨®rica y descomunal batalla librada y actualizada permanentemente entre los t¨¦cnicos comerciales de Alberto Ullastres, partidarios del liberalismo frente al proteccionismo, y los ?olivareros altivos? de Domingo Sol¨ªs y compa?¨ªa, atrincherados en la protecci¨®n contra la libertad de importaci¨®n. Ambos bandos, sobrados de razones te¨®ricas y de poderosos grupos de presi¨®n pol¨ªtica, han venido midiendo sus fuerzas desde los a?os veinte. Entre los abanderados de la causa liberal se encuentra, en una buena parte, el ilustre Cuerpo de T¨¦cnicos Comerciales del Estado, atrincherado en el Ministerio de Econom¨ªa y Comercio, defendiendo, no obstante, las murallas arancelarias que dan tanta importancia y lustre a su funci¨®n. Proponen m¨¢s libertad para la econom¨ªa -incluida la agraria- y que gane el mejor. Entre los contrarios se cuentan los agricultores y el ministerio de su nombre. Combaten las tesis liberales argumentando que en ning¨²n lugar del planeta existe la econom¨ªa agraria en libertad y que si se deja la entrada Iibre a la soja, en ocho a?os habr¨¢n desaparecido del mapa de Espa?a todos los olivos, sin posibilidad de recuperaci¨®n, arruinando a 200.000 familias que viven hoy de la aceituna y a unos 500.000 temporeros.
Desde Primo de Riveri (1923) hasta la llegada del Opus Dei al poder en el a?o de la estabilizaci¨®n ( 1959) triunf¨® la pol¨ªtica proteccionista de los olivareros. Desde 1959 hasta el asesinato del presidente del Gobierno, almirante Carrero Blanco ( 1973), triunf¨® la pol¨ªtica liberalizadora propugnada por Alberto Ullastres y sus t¨¦cnicos comerciales. (recu¨¦rdese la eterna pol¨¦mica pol¨ªtico-acad¨¦mica entre m¨¢rgenes comerciales y precio, agr¨ªcolas mantenida y nunca bien cerrada entre los Ministerios de Comercio y Agricultura).
El ex ministro de Industria Gregorio L¨®pez Bravo autoriz¨® la instalaci¨®n de las extractoras de haba de soja y promocion¨® el milagro espa?ol del pollo, y 1974 fue el ¨²ltimo a?o de pol¨ªtica favorable a la soja. En 1975 se produce un cambio dirigido hacia la protecci¨®n del olivar y la centingentaci¨®n del aceite de soja que estaba consolidando posiciones fuertes en el mercado. Desde 1974, el aceite de soja ha pasado de vender en Espa?a 280.000 toneladas a las 90.000 previstas rara esta campa?a. La colza y el envenenamiento por aceite puede alterar dram¨¢ticamente de rumbo la actual pol¨ªtica agraria y de grasas.
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