Sainz de Robles se manifiesta contra las jurisdicciones especiales

Por primera vez dentro del marco del r¨¦gimen de autogobierno de la justicia, inaugurado con la constituci¨®n, en octubre de 1980, del Consejo General del Poder Judicial, se celebr¨® ayer en el sal¨®n de plenos del Tribunal Supremo el acto de apertura del a?o judicial 1981-1982, bajo la presidencia del rey Juan Carlos. El discurso inaugural, que hasta ahora era pronunciado por el ministro de Justicia, del que depend¨ªa el Gobierno y organizaci¨®n de la Administraci¨®n de justicia, fue pronunciado por el presidente del Consejo General del Poder Judicial, Federico Carlos Sainz de Robles, en cuanto m¨¢ximo ¨®rgano de gobierno de la magistratura espa?ola.

Sainz de Robles habl¨® sobre Poder judicial e independencia judicial, y se refiri¨® duramente a las llamadas jurisdicciones especiales, tan numerosas en el anterior r¨¦gimen pol¨ªtico, como ?uno de los m¨¢s sutiles y perversos modos de quebrar la instituci¨®n judicial ?.Con anterioridad, el fiscal general de Estado, Jos¨¦ Mar¨ªa Gil-Albert, hizo algunas consideraciones sobre el contenido de la memoria sobre la actividad judicial y el estado de la delincuencia durante el a?o 1980, remitida hace algunos d¨ªas al Rey y al Gobierno. El fiscal general del Estado resalt¨® de entrada un dato calificado de esperanzador: la regresi¨®n de la delincuencia en el a?o 1980, si bien han aumentado los delitos de naturaleza violenta.

Prevenci¨®n del delito

Seg¨²n el fiscal general del Estado, la cifra total de procesos penales incoados en 1980 se elev¨® a 747.808, con una diferencia en menos respecto del a?o anterior de 12.773. El fiscal general del Estado, que se mostr¨® favorable a la pol¨ªtica de prevenci¨®n del delito, resalt¨® que, entre tanto llega ese mundo mejor en que sea posible erradicar la delincuencia, ?el legislador est¨¢ obligado a perfeccionar la t¨¦cnica jur¨ªdica apropiada para servir los fines inmediatos, en este momento, de la pol¨ªtica criminal?.A continuaci¨®n, el presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Federico Carlos Sainz de Robles, pronunci¨® un discurso en el que dijo que ?la puesta a punto del poder judicial requiere conquistar, palmo a palmo, las posiciones necesarias para que cuanto la Constituci¨®n y su desarrollo conf¨ªan a la justicia sea efectivo y necesario?. El discurso, que llevaba el t¨ªtulo de Poder judicial e independencia judicial (reflexiones para el gobierno aut¨®nomo de la justicia), estuvo fundamentalmente basado en la idea de que es necesario salvaguardar la independencia de los jueces y del derecho. ?Es, y debe ser?, dijo ?sordo, tenaz y sostenido el papel del Consejo General en esta tarea?

?Majestad?, dijo Sainz de Robles?: es muy hermoso para lo jueces que hay¨¢is querido, con vuestra presencia, estimular nuestra lucha por la justicia y que hay¨¢is comprobado que en esa lucha qu es, a la postre, por Espa?a en contrar¨¦is siempre, con serenidad decisi¨®n y sacrificio, a estos hom bres que, con toga o sin ella, han comprendido perfectamente lo que sustancialmente significa que el pueblo espa?ol, por primera vez en su historia, haya llevado a la justicia al rango de poder del Estado?. Sainz de Robles hizo historia del largo camino recorrido por los jueces en los ¨²ltimos lustros, y que culmina con la promulgaci¨®n de la Constituci¨®n de 1978, en cuyo transcurso no han dejado de ?se?alar con un dedo serenamente acusador a los poderes efectivos del Estado d¨®nde se encontraba el l¨ªmite que no pod¨ªan traspasar?.

Jurisdicciones especiales

M¨¢s adelante manifest¨® que ?uno de los m¨¢s sutiles y perversos modos de quebrar la instituci¨®n judicial ha sido el de reducir su competencia natural, sustrayendo a su potestad de juzgar seg¨²n derecho amplios sectores de conflictos, entreg¨¢ndolos a instancias que, ignominiosa, pero cautamente, han producido las denominadas jurisdicciones especiales?. Al ciudadano le es necesario comprobar hoy, sigui¨® diciendo Sainz de Robles, que eljuez, en su independencia, es capaz de dar la respuesta adecuada, oportuna y eficaz, y que esta confianza ?ya no puede ser defraudada?, pese a que la justicia -verdadera meta del poderjudicial- no ser¨¢ nunca conquistada, aunque e esfuerzo por aproximarse a ella sea el m¨¢s hermoso que pueda emprender el hombre.