Manifiesto de Esther Vilar a favor de los viejos
Esther Vilar, mujer contracorriente, que defendi¨® la causa masculina mientras las feministas se desga?itaban por los derechos de la mujer, hace ahora suya una nueva causa, la de los viejos. La autora de Var¨®n domado odia eufemismos como tercera edad, reivindica el t¨¦rmino viejos "porque es hermoso" y con ¨¦l ha titulado el ¨²ltimo libro que promociona en Espa?a: un manual de combate y autodefensa para los mayores de cincuenta a?os, grupo al que la escritora (44) se siente unida.
Esta escritora germano-argentina -"comenc¨¦ a escribir en espa?ol, pero los argentinos han sido los ¨²ltimos en publicar mis libros"dice que no es rica "por no haber ca¨ªdo en una tumba de publicidad", haciendo varones domados y varones pol¨ªgamos como rosquillas. Tambi¨¦n supone que sus bolsillos estar¨ªan m¨¢s llenos si hubiera grabado los discos o firmado las pel¨ªculas que le propusieron con la doma de hombres como tema central. Algo que la Vilar asegura no haber ejercido -ni sufrido- en su vida privada, presidida, seg¨²n ella, por la moderaci¨®n.Reci¨¦n aterrizada en Madrid, donde ayer inici¨® -sorprendida por el fr¨ªo- la semana de promoci¨®n por Espa?a de su manifiesto a favor de los viejos, Esther Vilar encaj¨® deportivamente las preguntas sobre machismo y feminism¨® que le hizo EL PAIS, aun a sab¨ªendas de que la autora prefiere pasar del asunto. "De acuerdo, defiendo al hombre al tiempo que me burlo de ¨¦l. Porque demuestra siempre que es cobarde, que se deja humillar, y mantiene una competit¨ªvidad que le hunde. Mi feminismo es incomprendido, pero s¨®lo muestro una de las muchas caras de la verdad", dijo.
Coment¨® esta feminista sui g¨¦neris que muchos ignoran que ha escrito otras cosas; por ejemplo, sobre econom¨ªa y teatro, que han sido objeto de su quehacer antes de la fama y ha vuelto a retomar actualmente. En el pr¨®ximo mes de octubre, el Theater in Forum, de Viena, estrenar¨¢ su obra Los pr¨ªncipes nuevos, contra la pena de muerte para los terroristas, y en noviembre se representar¨¢ en Bonn otra obra de Esther Vilar, en la que da una r¨¦plica al personaje de Nora en la ibseniana Casa de las mu?ecas. El estreno teatral en Alemania ser¨¢ un punto m¨¢s de reconciliaci¨®n de la Vilar con este pa¨ªs, de donde march¨®, huyendo de las iras feministas, a Suiza -cuyo apartamento all¨ª ha sido incendiado, "pero no por ellas"-, y despu¨¦s a Francia, donde vive.
A su libro Viejos, la escritora no ha dudado en suministrarle fuertes dosis de agresividad: "El lenguaje duro fustiga, hace pensar a la gente, la despierta. Por esta raz¨®n se est¨¢ leyendo en las escuelas austriacas, suizas y alemanas", dice. Esta obra, que llama panfleto, sin ning¨²n reparo -"tambi¨¦n lo fue el manifiesto comunista y mira qu¨¦ valor ha tenido"-, va dedicada a su madre, aunque la dedicatoria no consta en la edici¨®n espa?ola, e igualmente a su hijo -"fue quien primero ley¨® el original"-, de dieciocho a?os, estudiante de fotograf¨ªa que se ha iniciado con la portada del libro m¨¢s reciente de su madre: una novela futurista titulada Nada de Mozart, por favor.
Esther Vilar tiene entre manos otros proyectos literarios sobre ni?os y religi¨®n, que piensa le ocupar¨¢n los pr¨®ximos diez a?os. Para entonces habr¨¢ entrado de lleno en el colectivo que ahora defiende a capa y espada. "Los viejos no necesitan compasi¨®n, pero s¨ª ¨¢nimo", insiste, y comenta lo positivo de movimientos de acci¨®n anciana como el de las panteras grises, surgido en Norteam¨¦rica, donde funcionan, asimismo, unos confortables guetos para la tercera edad que la entrevistada desprecia: "Les hacen tener miedo de su edad y del avance de los j¨®venes". Ella sostiene en su escrito que los j¨®venes -"los que dominan el carro de la producci¨®n, no los escolares"- cortan la energ¨ªa de los mayores: "Nos hab¨¦is robado el contenido de nuestra vida", acusa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.