Cenar con Sara
Anoche hemos cenado con Sara Montiel en el caf¨¦ El Espejo, del locutor Solchaga, y a Antonio Gala le han puesto a la derecha de la mitol¨®gica, y a m¨ª a la izquierda. Supongo que no quieren significar con esto, los protocolarios, que Antonio Gala es m¨¢s importante o ilustre que yo. El detalle ser¨ªa insolente, por obvio.En todo caso, Sara me dijo hace ya unos a?os, cuando empezaba la movida democr¨¢tica, en vida de Franco, durante una entrevista, que ella era socialista de siempre, lo cual cant¨® much¨ªsimo por aquellos tiempos. Si Sara Montiel sigue siendo una especie de musa manchega, adusta y desaprovechada del PSOE (quiz¨¢ la hayan marginado por hist¨®rica, como a Llopis), quiere decirse que yo ahora estoy a la izquierda de la izquierda, o sea, a la izquierda del socialismo espa?ol, lo cu¨¢l me gusta. Sara Montiel recorri¨® Madrid en carroza, de La Latina al caf¨¦, como en una l¨¢mina novecentista de cuando los senadores ten¨ªan novias tonadilleras y marchosas que sal¨ªan en las cajas de cerillas como ahora salen por esa otra caja de cerillas (sin cerillas) que es la televisi¨®n. Lo cual que por la tarde hab¨ªa estado yo en casa de Ramonc¨ªn, que me hizo una entrevista de una hora para Radio Nacional y me dio de merendar nocilla, qu¨¦ merendilla y llegamos a la conclusi¨®n de que, aqu¨ª, o te pegas la puerta o te lo haces de ¨²nico, porque, la madera est¨¢ ah¨ª, amuermando al personal, y los comandos de mejillones act¨²an libremente por Madrid mientras el oto?o llueve colza sobre el coraz¨®n verleniano y hortera de Madrid. Antonio/Antonia hablan de hacer una funci¨®n juntos, pero tendr¨¢n que ir de prisa, de prisa, porque lo, que no sabe Anto?¨ªsima es que la progres¨ªa cinematogr¨¢fica se est¨¢ montando un revival/remake de aquellos tiempos del cupl¨¦, s¨®lo que con sentido dial¨¦ctico/cr¨ªtico de la Historia de Espa?a, que fue una ¨¦poca en la cual, adem¨¢s de cupl¨¦s, hubo mucha necesidad. A la colza, entonces, se le llamaba ?la cuesti¨®n social?, que es como lo dec¨ªa don Joaqu¨ªn Costa, nuevo patache ideol¨®gico de Ram¨®n Tamames.
Uno ya no sabe muy bien si est¨¢ a la izquierda o a la derecha de Sara, a la izquierda o a la derecha de Gala, si uno es el centro entre ambos o qu¨¦, porque a m¨ª no me sale poner la cara Bogart/Buster Keaton de Calvo Sotelo. A los postres, nos vamos a un div¨¢n rojo, Sara pone su cabeza en mi pecho, yo beso su pelo y luzco una de sus camisetas publicitarias, que, le voy a regalar a alguna muchacha roja, aunque ahora todas llevan la camiseta Lennon/Allende, o la camiseta feminista con el signo ese, las m¨¢s pasadas, y me parece que ya no van a querer ponerse la camiseta iconogr¨¢fica de la socialista hist¨®rica con las manos manchegas llenas de brillantes. Sara est¨¢ bien en Sara y ya est¨¢. Lo que uno no quisiera (y he vuelto mucho sobre el tema estos d¨ªas) es que el socialismo espa?ol, que tiene el futuro en sus manos, como una copa envenenada, se quedase en algo as¨ª como Sara Montiel, en un populismo agropecuario y honrado, ennoblecido por los diamantes dudosos de la suspicacia municipal, m¨¢s la puerta de Puerta.
Serrat viene al festival de la colza, en Vallecas, para el roneo y la protesta, que el otro d¨ªa montaron los vallecanos el carnaval de la muerte neutr¨®nica de Reagan y a los columnistas de porcelana les ha parecido solanesco y de mal gusto, que hay que tener gusto y modales hasta para morirse. La ni?a elegida por Alonso Mill¨¢n para hacer el gran musical ingl¨¦s Annie es ya la portada que busca Juan Tortosa para sus revistas, algo as¨ª como el rostro del futuro o la utop¨ªa con nueve a?itos. Al PSOE, como a Sara, le falta llevarle la contraria a Gala y le sobra el oro alem¨¢n de las pulseras.
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