Escepticismo sobre la capacidad del Gobierno para cumplir los objetivos econ¨®micos de 1982
La falta de una voluntad clara de reducir el d¨¦ficit p¨²blico y el esceptismo sobre el cumplimiento de los objetivos de crecimiento del producto interior bruto y de los precios al consumo, son las primeras objeciones que ha despertado el proyecto de ley de Presupuestos del Estado para 1982 en medios financieros. Medios que reconocen, sin embargo, una mejor presentaci¨®n, m¨¢s ajustada y documentada, en el proyecto de Presupuestos del pr¨®ximo a?o.
El cuadro macroecon¨®mico del proyecto de Presupuestos, que en principio debe reflejar la pol¨ªtica econ¨®mica del pr¨®ximo a?o, se ha elaborado con la inapreciable ventaja sobre a?os anteriores de conocer el crecimiento aproximado de las rentas salariales. De ah¨ª que indirectamente el ANE haya facilitado, sobre el papel, la concreci¨®n de un objetivo de crecimiento econ¨®mico del 3% del producto interior bruto, del 12% de los precios al consumo, del 15 %al 16% en las disponibilidades l¨ªquidas y del 3% al 3,5% en el cr¨¦dito al sector privado. Todo ello con un d¨¦ficit previsto de unos 700.000 millones y una cuantificaci¨®n m¨¢s clara (?m¨¢s realista?, seg¨²n fuentes de Econom¨ªa y Comercio) de las asignaciones a inversiones y al desempleo.El escepticismo sobre el cumplimiento de las previsiones presupuestarias, herencia de lo sucedido en los ¨²ltimos ejercicios, induce a pensar en medios financieros que el d¨¦ficit p¨²blico tendr¨¢ como poco un desbordamiento similar al del presente a?o, con lo que el d¨¦ficit final rondar¨¢ el bill¨®n de pesetas. Y en este caso, seg¨²n estos medios, la Administraci¨®n tendr¨¢ que explicar c¨®mo va a financiarlo y c¨®mo va a hacer compatible tal financiaci¨®n con el crecimiento de disponibilidades l¨ªquidas y del cr¨¦dito al sector privado. Tanto la apelaci¨®n al Banco de Espa?a como la emisi¨®n de deuda a corto detraen recursos a la financiaci¨®n del sector privado y presionan sobre los tipos de inter¨¦s.
La Administraci¨®n, sin embargo, frente a estas acusaciones de ?voluntarismo?, est¨¢ convencida, a la vista de los ¨²ltimos indicadores de coyuntura y de la buena marcha en los ¨²ltimos meses de las exportaciones, que la econom¨ªa espa?ola tiene casi asegurado ya en estos momentos un crecimiento para el pr¨®ximo a?o del 2%. La fuerte inversi¨®n p¨²blica prevista para 1982 y la reanimaci¨®n de la inversi¨®n privada, en funci¨®n de las mayores disponibilidades de cr¨¦dito y de los acuerdos salariales del ANE, contribuir¨¢n a materializar ese 3% de crecimiento del PIB previsto
En medios financieros, que recuerdan que este a?o se va a crecer en torno al 1 % cuando, seg¨²n las previsiones de los Presupuestos del Estado para 1981, deber¨ªamos haber crecido un 2,5%, se apunta tambi¨¦n la posibilidad de que las mayores deducciones fiscales anunciadas para los contribuyentes con mayores cargas familiares queden en agua de borrajas si la inflaci¨®n supera el 12% previsto por el Gobierno.
Un crecimiento inferior al 3%, por otra parte, incidir¨ªa sobre el volumen de ingresos del Estado, e indirectamente agravar¨ªa el d¨¦ficit
Estatalizaci¨®n creciente
La lucha contra la inflaci¨®n, a juicio de estos medios, se relega a un segundo plano, en relaci¨®n con los presupuestos de a?os anteriores. La creaci¨®n de empleo v¨ªa inversiones y la financiaci¨®n del paro, a la vista de las tasas actuales de desempleo, justifican estas prioridades presupuestarlas, reclamadas reiteradamente, por otra parte, por la oposici¨®n socialista en los ¨²ltimos a?os.Fuentes del sector privado, por el contrario, hacen hincapi¨¦ en el fuerte crecimiento del sector p¨²blico en los ¨²ltimos a?os, y hablan en t¨¦rminos exagerados de estatalizaci¨®n creciente de la econom¨ªa.
La eterna discusi¨®n sobre el papel de la iniciativa privada y el sector p¨²blico en la econom¨ªa de nuestro pa¨ªs, acrecentada por la situaci¨®n de crisis y por las altas tasas de paro, vuelve a subyacer a la hora de juzgar -desde distintos intereses y opciones ideol¨®gicas- el proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado para 1982.
Frente a estos problemas, comentan fuentes del sector privado, resulta rid¨ªcula la postura de la CEOE protestando por el destino de ochocientos millones para actividades socioculturales de los sindicatos. El verdadero problema est¨¢ en la financiaci¨®n del d¨¦ficit y en el volumen y precio del dinero que se facilite a las empresas, y ah¨ª s¨ª ser¨ªa comprensible su protesta. Lo que no resulta de recibo, a?adieron estas fuentes, es montar un esc¨¢ndalo por la asignaci¨®n de ochocientos millones en unos presupuestos que se cifran en 3,5 billones de pesetas.
AIgunos expertos del sector privado reconocen a la Administraci¨®n, sin embargo, que, pese a las cifras cada vez m¨¢s abultadas de desviaci¨®n de la realidad sobre lo presupuestado inicialmente, las tasas de ajuste est¨¢n mejorando. Extremo que concuerda con los esfuerzos realizados por Hacienda para mejorar la elaboraci¨®n presupuestaria mediante la introducci¨®n del presupuesto por programas que racionaliza la asignaci¨®n de recursos y la gesti¨®n.
Finalmente, y como en ejercicios anteriores, fuentes del sector privado echan en falta una estimaci¨®n del d¨¦ficit de los entes territoriales y desconf¨ªan del comportamiento presupuestario de los ayuntamientos.
Las previsiones de consumo para 1982 se han reducido en funci¨®n de la contenci¨®n salarial, y la cuantificaci¨®n de p¨¦rdidas en RENFE y en empresas p¨²blicas se ha hecho con unos criterios de transparencia y realismo -seg¨²n la Administraci¨®n- muy superiores a los de ejercicios anteriores. Y l¨®s objetivos presupuestarios -anaden- creemos que en gran medida van a cumplirse.
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