El mundo despu¨¦s de Sadat
EL 3 de septiembre, Anuar el Sadat iniciaba lo que ¨¦l mismo defini¨® como una purga: el 6 de octubre ha sido asesinado en unas condiciones que permiten suponer, atravesando la muralla de confusi¨®n de las primeras noticias, que se ha podido producir una revoluci¨®n y que ¨¦sta, si triunfa, puede cambiar enteramente la situaci¨®n en Orient¨¦ Pr¨®ximo, que es tanto como decir en el mundo. Reagan mantiene una especial atenci¨®n sobre la zona, en la que se re¨²nen, junto al petr¨®leo, algunos de los revolucionarismos m¨¢s caracterizados del Tercer Mundo -los isl¨¢micos- y una presi¨®n sovi¨¦tica mantenida por los pa¨ªses vicarios, esencialmente Libia.En todo ello estaba la purga de Sadat del 3 de septiembre. Una purga que llen¨® de estupor y consternaci¨®n a los amigos y aliados del propio Sadat, m¨¢s que a sus enemigos, porque el nivel de subversi¨®n y la capacidad de compl¨® del pa¨ªs parec¨ªan muy bajos. Pero el movimiento cr¨ªtico era muy importante. Ven¨ªa de las 40.000 mezquitas del pa¨ªs, de la enorme fuerza de los Hermanos Musulmanes y del Jamal Islam. Con ellos, la represi¨®n hac¨ªa caer tambi¨¦n a los coptos y confinado a su Papa. Los cristianos coptos -se han conformado casi siempre con sobrevivir en un pa¨ªs musulm¨¢n, aunque eran tambi¨¦n cr¨ªticos; casi podr¨ªa decirse que su persecuci¨®n ten¨ªa por objeto equilibrar la de los musulmanes ante la opini¨®n p¨²blica. Se cerraron peri¨®dicos, se encarcelaron periodistas -una costumbre ancestral en cada gran movimiento contrario a las libertades- y se persigui¨® a las organizaciones izquierdistas, que tienen en realidad muy poca fuerza en el pa¨ªs. Unas 1.500 personas ca¨ªan en esta purga; el n¨²mero se ha elevado despu¨¦s a 3.000, seg¨²n las cifras oficiales, y a muchos miles m¨¢s, seg¨²n la oposici¨®n. La intenci¨®n de Sadat era controlar absolutamente el pa¨ªs para apoyar una operaci¨®n de gran envergadura fraguada en Washington: la creaci¨®n de un basti¨®n de defensa conjunta en el que armas y hombres de Estados Unidos estar¨ªan sujetando el tri¨¢ngulo Israel-Arabia Saud¨ª-Egipto. Todo este gran movimiento se puso en marcha con el env¨ªo de armas a Arabia. Y su justificaci¨®n es la presencia rusa en la zona y la necesidad de erradicarla. Sadat lo subrayaba bien cuando, al mismo tiempo que reprim¨ªa a la poblaci¨®n, expulsaba del pa¨ªs al embajador sovi¨¦tico con nada menos que mil funcionarios de su embajada, cifra que explica suficientemente, por otra parte, cu¨¢l era la importancia de la presencia sovi¨¦tica.
Ahora es obvio que ten¨ªa raz¨®n Sadat en sospechar y prevenir cualquier movimiento de resistencia. Pero sus aliados no hab¨ªan pedido una acci¨®n tan dura como la que ¨¦l emprendi¨®. Le consideraban ya un megal¨®mano, casi un paranoico que hab¨ªa empezado el tr¨¢gico camino que emprendi¨® el sha en Ir¨¢n: una represi¨®n hist¨¦rica y una persecuci¨®n de la religi¨®n, bajo la consigna, que ¨¦l emit¨ªa, de "nada de pol¨ªtica en la religi¨®n, nada de religi¨®n en la pol¨ªtica". Consigna pr¨¢cticamente incomprensible para los isl¨¢micos de cualquier secta, que jam¨¢s han dudado que Cor¨¢n y Gobierno sean una misma cosa. Quiz¨¢ este condenado por desconfiado que ha sido Sadat estaba ayudando a poner en marcha el compl¨® que denunciaba; quiz¨¢ la oposici¨®n comprend¨ªa en ese momento que quitar de en medio a Sadat y a su r¨¦gimen era para ella cuesti¨®n de vida o muerte. El hecho de que haya sido un cami¨®n de soldados que desfilaban ante el rais los que le han asesinado indica que atentado y revoluci¨®n -sea cual sea su desarrollo y sus posibilidades- parten del interior, aun si tienen apoyo extranjero.
Los beneficiarios del hecho no son pocos. Para Libia ha sido un regalo venido del cielo -literalmente lo creen as¨ª-; para la URSS, otro. A lo mejor ayudaron con sus preces a que se produjera. Los pa¨ªses moderados o conservadores de la vecindad ¨¢rabe no ten¨ªan gran confianza en Sadat. Tem¨ªan que su histeria y su rudeza complicase la situaci¨®n, como as¨ª ha sido. Sadat no era un hombre de amigos, salvo en Washington y en Israel, y es a los ¨²nicos con intereses en la zona a los que se puede excluir sin vacilaci¨®n de la lista de sospechosos. Muchos otros pa¨ªses pueden haber atizado la revoluci¨®n; pueden armarla y fomentarla ahora.
Si la situaci¨®n no se sujeta, si realrnente estamos ante una revoluci¨®n y esta revoluci¨®n triunfa, todo va a estallar en Oriente Pr¨®ximo. No es imposible una intervenci¨®n de Israel, y no es f¨¢cil predecir si Estados Unidos sujetar¨ªa a Arabia Saud¨ª contra esta intervenci¨®n. No es imposible tampoco una intervenci¨®n libia.
Lo que queda como realidades de la jornada de ayer, en la que muri¨® Sadat -terrorista en su juventud y muerto por un atentado terrorista, despu¨¦s de haber recibido en vida el Premio Nobel de la Paz- es un aumento esencial de la tensi¨®n en el mundo. En pleno rearme, en pleno caos Isl¨¢mico, en, un momento en que parecen imposibles todas las conversaciones de urgencia y de contenci¨®n entre Mosc¨² y Washington, se est¨¢ hoy mucho m¨¢s cerca de la guerra que ayer. Y al decir guerra no hay que pensar s¨®lo en la limitada dentro de la zona.
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