"Pim, pam, pum, fuego", censurada de nuevo
Estaba prevista para hoy la emisi¨®n de la pel¨ªcula de Pedro Olea Pim, pam, pum, fuego, que fue rodada en 1975 con gui¨®n original del propio Olea y de Rafael Azcona. La pel¨ªcula, que fue ya retenida por Televisi¨®n Espa?ola el pasado 9 de septiembre, ha sido de nuevo bloqueada. Tenemos, pues, una muestra del retraso con que Televisi¨®n Espa?ola autoriza lo que en su d¨ªa fue autorizado para una explotaci¨®n comercial en las salas cinematogr¨¢ficas.Puede suponerse que las razones censoras que impiden que hoy los espa?oles tengan acceso a una de las obras m¨¢s curiosas del cine espa?ol de los ¨²ltimos a?os se encuentran en algunas secuencias er¨®ticas que, no obstante, fueron criticadas en su d¨ªa por su escasa originalidad.
El valor fundamental de Pim, pam, pum, fuego reside en la amarga y feroz cr¨®nica de la vida espa?ola de los a?os cuarenta, en la que, seg¨²n la pel¨ªcula y la memoria de los supervivientes, nada era posible sin la intervenci¨®n de los representantes del poder real, es decir, de los traficantes, de los advenedizos y triunfalistas coyunturales.
Pedro Olea supo narrar en clave de melodrama parte de esa realidad que, a juzgar por el ¨¦xito comercial que obtuvo su pel¨ªcula en el momento del estreno, coincid¨ªa con la sensibilidad popular.
A estos logros colaboraron fundamentalmente Fernando Fern¨¢n-G¨®mez, muy en primer lugar, en la caracterizaci¨®n de un personaje repelente que, a pesar de su esquematismo, permit¨ªa unos curiosos ramalazos de ternura, y Concha Velasco, que utiliz¨® para la creaci¨®n de su personaje-v¨ªctima toda su vieja sabidur¨ªa teatral; no fue tan lograda, por el contrario, la intervenci¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Flotats, que regresaba a Espa?a tras sus grandes ¨¦xitos en Par¨ªs: el maquis que interpretaba no fue entendido por el actor ni desarrollado con la misma sensibilidad por los guionistas.
A pesar de las m¨ªnimas cr¨ªticas que la pel¨ªcula pudo recibir en su momento y que, probablemente, recibir¨ªa todav¨ªa hoy, Pim, pam, pum, fuego es uno de los t¨ªtulos b¨¢sicos del cine espa?ol posfranquista, aunque fuera rodado en vida de Franco.
No se entiende bien c¨®mo la televisi¨®n democr¨¢tica, tan criticada estos d¨ªas por un partido que cuenta con el t¨¦rmino democr¨¢tico en sus siglas, no se atreve a proyectar una pel¨ªcula que tanto, importar¨ªa a los espa?oles de hoy. En su lugar no tiene el menor pudor en machacarnos con telefilmes publicitarios o con panfletos oportunistas que a nadie importan. El peque?o esfuerzo que la nueva programaci¨®n televisiva ha hecho por acercarnos a un cine espa?ol de inter¨¦s se ve ahora violentamente truncado con la prohibici¨®n de Pim, pam, pum, fuego. Sin embargo, como es habitual, las pel¨ªculas duran m¨¢s que sus censores, y alg¨²n d¨ªa tendremos ocasi¨®n de disfrutarla en nuestros hogares.
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